Al Santiago: hombre legendario del mundo
de la música latina
1932-1996
Al Santiago dialoga con Charlie Palmieri
Cortesía de David Cantrell
Autor: Max Salazar
Versión al español de Ian Seda
Miembro Fundador de Herencia Latina
Tomado de la Revista Latin Beat
Marzo 1997
Si llego a vivir hasta los cien años estoy seguro que en mi vida nunca habré conocido a una persona que quisiera tanto a la música, la vida y a su familia como Al Santiago. Todo el clan Santiago estaba orientado hacia la música. Todo el mundo en la familia, en algún momento u otro, trabajó en un área relacionada con la música. Dos de sus cuatro hijos fueron llamados Melody y Chef. Los otros son Orchid y Duane, este último siendo la viva imagen de su padre cuando joven.
A comienzos de 1952, luego de servir cuatro años como paracaidista en el ejército de Estados Unidos, me casé y mi esposa y yo encontramos un apartamento cerca de la esquina de la Calle 140 con la Avenida Brook en la parte sur del Bronx. Allí pronto descubrí La Casa Latina del Bronx, ubicada en el 217 de la Avenida Brook, cerca de la Calle 135. Para este tiempo había muchos no hispanos en el área. Fue aquí que conocí a Al Santiago, quien fue el primero en hablarme sobre que era lo que pasaba tras bastidores en el ambiente musical Nuyorkino. Es a través de Al que aprendí los nombres de los solistas y acompañantes de las grabaciones. Queriendo conocer más, compraba las nuevas grabaciones y lo visitaba cada semana para estar expuesto a las nuevas noticias del ambiente. Recuerdo a Al mencionando el problema de quién obtendría el «top billing» entre Tito Puente y Tito Rodríguez.; sobre Patato Valdés abandonando a Cuba para unirse a la orquesta de Machito; que Al Levy conocido como Alfredito, le había abierto puertas a orquestas de música latina en estancias judías para vacacionar, con su enfoque a lo Puente en los mambos. Había información, nuevas publicaciones y un cupón con cada nueva compra que me permitía obtener una grabación gratis con cada diez cupones. Luego en un día de 1955 todo terminó cuando me dijo que estaba mudando la tienda para que un proyecto de viviendas fuese construido en ese preciso lugar.
La tienda de música Casalegre abrió en el 852 de la Avenida Westchester en el Bronx, y fue un éxito instantáneo. Al año siguiente fundó la compañía de grabación Alegre Records y comenzó su búsqueda para descubrir y grabar el nuevo talento. En 1961 su primera grabación, Pacheco y su Charanga, se convirtió en un tremendo éxito en ventas que luego pasaría a financiar la siguiente grabación, Jazz Espagnole. Luego siguieron los años dorados de Alegre con los exitazos de Johnny Pacheco, Charlie Palmieri, Eddie Palmieri, Orlando Marín, Willie Rosario, Louis Ramírez, Kako Vladimir y las Estrellas Alegre. El vocalista Willie Torres, el trombonista Barry Rodgers y el saxofonista tenor José Chombo Silva, quienes ascendieron a estatus de estrellas. Cuando el contrato de Pacheco terminó en 1963, éste paso a formar la compañía de grabación Fania con el abogado Jerry Massucci. Fue luego de la salida de Pacheco que Al comenzó a enfrentar los problemas financieros que lo obligaron a vender el sello en 1966.
Santiago continuó siendo parte de la industria musical como productor para la combinación Tico-Alegre y proyectos de la Fania que incluían a Celia Cruz, Tito Puente, Tito Rodríguez, Pete Rodríguez, Chico O’Farrill, Orquesta Broadway, El Sexteto la Playa, Willie Colón y Mongo Santamaría. Al conquistó otras montañas pero las que le brindaban mayor placer eran los créditos colegiales adquiridos como educador musical bilingüe, sicólogo y educador en la facilidad juvenil del Bronx Spofrord. El lunes 17 de junio de 1996, Al y las Estrellas Alegre se reunieron y abrumaron de los patronos brasileños con un viaje mental hacia los éxitos de antaño. Las Estrellas estaban compuestas por los vocalistas Willie Torres y Rudy Calzado, Oscar Hernández en el piano, Joe Santiago en el bajo, Papo Pekín en las congas, John «Dando» Rodríguez en el bongó y guiro, los saxofonistas Mauricio Smith y Bobby «La Compañía» Rodríguez, Jimmy Bosch en el trombón, los trompetistas Bomberito Zarzuela y Puchi Boulong y Orlando Marín en el coro y timbales.
Una de las últimas presentaciones de Al en público fue el domingo 14 de julio de 1996 en el juego de «stickball» de la vieja guardia en el este de Harlem. Yo vi una línea de personas esperando para saludarlo. El dio apretones de manos, sonreía y abrazaba a todo el mundo. Era un momento de emociones incontrolables. Al Santiago era querido y respetado. Semanas después me llamó de un hospital y me dijo que tenía problemas con su corazón. Por los próximos cuatro meses su condición deterioró. El lunes 9 de diciembre murió de complicaciones por diabetes y problemas con el corazón y el miércoles 11 de diciembre unas cuantas de las luminarias de la música latina ignoraron la helada lluvia y guiaron sus autos hasta la Funeraria George Davis en New Rochelle para decirle adiós a un hombre que por los pasados treinta años era conocido como «el enemigo del silencio».
Edición diciembre 2006 - enero 2007
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Herencia Latina
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