Al Santiago: un gran renovador de la

discografía latina en NYC

 

 

 

 

Caricatura elaborada por Izzy Sanabria, para el álbum de la Alegre All Stars.

 

 

Presentación

 

Por ©Luigi De Lellis

Colaborador de  Herencia Latina

Caracas - Venezuela

 

Desde el momento en que se comienza a sentir afinidad con los ritmos cubanos, interpretados y producidos en USA, surge de pronto ante nosotros, una vorágine fonográfica increíble. Y en medio de esa documentación —llena de músicos, propuestas y estilos— van apareciendo determinados personajes. En ocasiones, estos personajes, se hacen tan reiterados como ocurrentes; y en otras, tan ocurrentes como necesarios. Desde mi punto de vista, AL Santiago es uno de ellos.

 

Hasta hoy, se ha conocido muy poco de AL Santiago; de su condición como productor artístico musical (A&R), y genial conducción de talentos, para la industria discográfica latina en NYC, durante la década de los 60’s.

 

Por lo general, el mayor éxito atribuido a AL, se refiere a las ocurrentes sesiones de Las Estrellas Alegre. Pero es que haberse permitido reunir, a un notable grupo de brillantes músicos locales, con la informal idea de recrear las célebres “Descargas Cubanas” del sello Panart; además de una osadía, ha representado la más importante propuesta renovadora en beneficio del artista latino en NYC. Al menos, en lo que concierne al género del Jazz afrocubano.

 

Poco tiempo después, el espectáculo y la industria discográfica latinas, fijarían nuevos parámetros y comportamientos. Esto demuestra, como AL Santiago fue un visionario originador de situaciones y cosas. Pero lamentablemente, a él no le correspondería cosechar el fruto de esa renovadora idea. Serían otros los encargados de continuar aquel ciclo, que por cierto, reportaría extraordinarios dividendos: un gran movimiento musical latino, de comienzos de los 70’s, conocido bajo el nombre de “Salsa”.

 

Aún se podría reflexionar más sobre la vida y obra de AL Santiago. Sin embargo, siempre resulta más interesante apreciar la opinión de quien lo conoció. Es por ello, que a continuación,  invito a leer las anécdotas y reflexiones, que gentilmente nos ha ofrecido  Joe Quijano —legendario músico y mejor amigo de Herencia Latina—, con la intención de brindarnos una inédita semblanza de AL, como justa reivindicación a su vida y obra.

 

 

Memorias de Al Santiago

 

Caricatura elaborada por Izzy Sanabria, para el álbum de la Alegre All Stars.

 

 

Por  ©Joe Quijano

Escrito inédito

 

 

 

Conocí a AL Santiago en 1957. Fue cuando comencé a ensayar en el Club Tritons, ubicado en la parte alta del Teatro Loews Spooner, en la calle 163 y Southern Blvd. Antes yo acostumbraba a ensayar en los restaurantes “Alhambra” o “Danubio Azul”, ubicados en las avenidas Longwood y Westchester.

 

En esa época, AL estaba comenzando sus actividades con su sello discográfico “Alegre”, en un local ubicado en el 852 de la avenida Westchester en el  Bronx. La discotienda “Casa Alegre” (Casalegre Music Shop) quedaba cerca de la esquina de la avenida Prospect. Recuerdo que el sitio tendría unos 15 mts x 20 mts, incluyendo un sótano. Tenía un buen grupo de jóvenes vendedores detrás del mostrador. Entre ellos, estaba el gran compositor Mike Amadeo; los otros chicos eran Harold Collazo, Joe Guzmán y Tommy Escobar (con quien más tarde me asocié para grabar “Mr. Pachanga n' Changa” para el sello Teejay). Los padres de AL también trabajaban en la tienda. Su papá —Don Alfredo Santiago— era músico y manejaba la administración de la “Casa Alegre”.

 

 

Yo también trabajaba como vendedor encargado, en la sección de música latina, para la discotienda Sam Goodys, ubicada entre la 9na avenida y calle 56 en Manhattan. Yo Vivía a unas 20 cuadras de la “Casa Alegre”, en la calle Kelly y 163 street; y acostumbraba a comprar mis primeros discos del sello Puchito (78 rpm) de Chappotín, el Conjunto Modelo, La Sonora Matancera y La Orquesta Aragón.

 

Recuerdo que AL se sentaba en el fondo de la tienda. Ahí tenía una máquina de escribir y unos audífonos, que le servían para elaborar un registro fonográfico, en fichas de 3”x4”, de toda la discografía que había en la tienda; y en cuya información se apreciaba el nombre del sello, artista, ritmo, número y fecha de grabación.

 

 

Dos vistas del Teatro Loews Spooner, en la calle 163 y Southern Blvd. en la ciudad de Nueva York.

Allí funcionó en la parte alta The Trintons Club, celebre sitio donde se generó el ritmo la  Pachanga.

Fotos cortesía de Kencta/Ken Roe

 

Todo aquel organizado catálogo de fichas, reposaba en una caja marrón; de modo, que ante la solicitud de cualquier disco,  los  vendedores  podían  chequearlo  en  el  fichero dispuesto en orden alfabético, encontrarlo inmediatamente y venderlo por un dólar.

 

Yo andaba detrás de AL, con el propósito de que grabara mi Conjunto Cachana. Pero a él no le gustaba mi estilo de cantar. AL insistía, en que yo me destacaba mejor como productor artístico discográfico (A&R), que como cantante. Hoy pienso que él estaba en lo cierto. Sin embargo, yo me mantuve cantando y produciendo discos (LP) para los sellos Teejay, Spanoramic, RCA, CBS y  MGM.

 

Recuerdo que cuando grabé “La Pachanga se baila así”, para la CBS, visité la tienda de AL y le puse el disco… se le cayó la mandíbula del asombro, je je je!  En aquel momento, AL había lanzado el primer gran disco de Johnny Pacheco, donde aparece  “El güiro de Macorina”; y así comenzaría a ganar dinero a cántaros.

 

Repentinamente, el sello Alegre comenzó a generar dinero del grande. Pero no por mucho tiempo. Sólo grabó cerca de tres años continuos a algunos artistas; especialmente las sesiones de Las Estrellas Alegre.

 

Luego, AL Santiago, confrontó difíciles circunstancias personales que lo lanzaron a una espiral de autodestrucción. Mudó su oficina para el Southern Blvd. Y a menudo se paseaba con el disco de “Las Descargas Cubanas” (del sello Panart) debajo del brazo. Comenzó a lucir una excéntrica gorra, cuya forma era como un frijol y tenía una pequeña hélice en la corona (observen las caricaturas elaboradas por Izzy Sanabria, para las carátulas de Las Estrellas Alegre, donde aparece AL luciendo aquella “gorrita”).

 

Años después, cuando ya había acabado la gloria de la “Casa Alegre”, pasé caminando por la avenida Westchester, cerca de la esquina de la avenida Prospect, y observé que había ocurrido un incendio. El fuego había destruido totalmente las tiendas del frente: la licorería, la barbería, la frutería. . . ya no existían. Y a poca distancia de la plataforma elevada de la estación del Metro, me encontré a la antigua “Casa Alegre”, en un  abandonado espacio a la intemperie. Sin techo y en cenizas. Con alguna dificultad pude entrar. Examiné en medio de los escombros y el barro. Y asombrado descubrí algunas húmedas y sucias fichas 3”x4”, arruinadas y dispersas en el suelo. Agarré una, que aún permanecía algo legible. Apenas alcancé a leer: “Vayan Vallende – Sonora Matancera... Seeco Records 78 RPM # ... Sung by Celia Cruz ... Rhythm... Fast Rumba ... Comments ... Good Bongo solo. 1963. Recorder... Salesman, Jack Brami.

 

Avenida Westchester en esquina con la avenida Prospect,

donde funciona la estación del Metro.

Ciudad de Nueva York.

Fotos cortesía de Kencta/Ken Roe

 

Pasarían algunos años para volverme a encontrar a mi viejo amigo, AL Santiago. Sería, tal vez en 1982, en un día cualquiera, cuando nos tropezamos. Observé que tenía mala apariencia personal; sin dentadura y con una actitud retraída. No era ni la sombra del AL que yo había conocido en los años 60’s. No obstante, muy lúcidamente me reiteró lo buen productor artístico discográfico (A&R) que yo había sido; de cómo admiraba el éxito que yo había alcanzado; y de la oportunidad que perdió al no grabar mi Conjunto Cachana.

 

Confieso que me sentí muy mal después de aquel eventual y corto encuentro. ¡Dios bendiga a AL Santiago!  Siempre pienso que su rechazo me sirvió de aliento para estimular mi ambición y alcanzar mi propósito como productor en los sellos Teejay, Spanoramic, RCA, CBS, MGM; e incluso, fundar mi propio sello Cesta Records.

 

Para el momento en que AL sufría aquel delirio de locura, nos dejaba en su experiencia como productor un excelente material discográfico como un eterno legado musical: Las Estrellas Alegre.

 

Kako fue quien se encargó de organizar la mejor banda de Descargas de NYC. Recuerdo cuando Kako venía a los bailes y nos decía: “Vente tú”. Eran las 3 de la mañana, y no sabíamos si AL iba a pagarnos. Sin embargo, él siempre tenía algunos billetes arrugados en su bolsillo, y nos daba unos $40 ó $50… dinero para la gasolina… y a las 12 del mediodía, je je je!  Pero el sólo hecho, de haber sido parte de aquellas descargas, y de haber compartido con aquellos grandes músicos, es de un valor inestimable para mí.

 

Quiero resaltar, especialmente, las intervenciones del gran pianista de siempre, Charlie Palmieri, y del pailero Francisco “Kako” Bastard.

 

Ellos, probablemente, están en el cielo esperando por nosotros para comenzar el ensayo a las 3 de la mañana. 

 

Joe Quijano.

 

De no ser por su enfermedad mental, AL Santiago hubiese sido el más exitoso productor discográfico latino y “nuyorican” de todos los tiempos. Seguramente toda la gloria no se hubiese concentrado en manos de un “gringo” conocido como Jerry Massucci y su imperio Fania.

 

Me alegro de haber conservado ocho números de aquellas sesiones, que adquirí de AL, y que hoy se conocen como: Las Estrellas Cesta (Cesta All Stars). Esta grabación original (1963), está disponible con ñapa incluida. Se trata del tema “Mis recuerdos de Barranquilla”, en donde intento imitar al gran sonero de Colombia, Joe Arroyo.

 

¡Qué viva la memoria de AL Santiago!

 

 

***Nota especial***

 

 

Caricatura elaborada por Izzy Sanabria, para los álbumes de la Cesta All Stars.

 

 

Quiero ofrecer mi más sincero reconocimiento a AL Santiago.

 

En la portada, que Izzy Sanabria dedicó a Las estrellas Cesta (Cesta All Stars), en la carátula del disco “Salsa Máxima”  (Cesta Records #29000), está la imagen de AL Santiago, y tiene un parecido al célebre director de cine, Alfred Hitchcock. 

 

 

Hay una anécdota, de la que Charlie Palmieri y yo nos reíamos con admiración. Sucede que AL ya estaba “felizmente chiflado”. A todas luces, él juraba que era Napoleón Bonaparte (observen nuevamente la figurita de AL -con un sombrerito napoleónico- en las caricaturas elaboradas por Izzy para las carátulas de Las Estrellas Alegre). Hubo un momento, en que los signos de demencia en AL se hicieron tan evidentes, que su padre logró convencerlo que debía acudir a la Sala Psiquiátrica del Rikers Island en el Bronx.

 

 

Caricatura elaborada por Izzy Sanabria

 

Una vez que ambos llegaron al lugar, bajaron al sótano del manicomio, donde los recibió el individuo encargado de la sala (un hombre alto y de raza negra), que seguidamente preguntó:

 

-       Y ¿Qué anda mal con su hijo?

 

-       ¡Él piensa que es Napoleón! – respondió Don Alfredo.

 

De inmediato el “negro” se levantó enojado y violentamente gritó:

 

-¡Maldición! ¿Y no podría ser George Washington por esta noche? ¡Es que ya tengo a tres “Napoleones” aquí abajo!  Y me tienen loco diciendo: yo soy Napoleón, yo soy Napoleón, yo soy Napoleón…

 

En medio de aquella pena, Don Alfredo regresó a casa con AL, donde eventualmente recuperaría su salud.

 

 Texto original “Memorias de AL Santiago” escrito por Joe Quijano en idioma Inglés. Traducido y adaptado al Español por Luigi De Lellis y encomendado a Herencia Latina para publicarse en el Homenaje a Al Santiago.

 

 

   

 Al Santiago visto por Joe Quijano

Caricatura elaborada por Joe Quijano

Especial para Herencia Latina

 

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