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La Orquesta de Rafael Muñoz
Por: José E. Ayoroa Santaliz Rafael Muñoz Medina nació en Quebradillas el 5 de septiembre de 1900. Inició su carrera artística con una orquesta de su pueblo llamada Los Cuervos de la Noche, que creó y dirigió el Dr. Pedro H. Hernández Vales, dentista de profesión y músico por vocación, durante el primer lustro de la década de los veinte. En aquella orquesta, Muñoz tocaba la flauta. Con el paso de los años también tocó a intervalos el contrabajo y la trompeta, instrumentos que no dominaba con igual maestría que la flauta. Muñoz se fue a San Juan alrededor de 1926, y cursó dos años de estudios en farmacología, pero las privaciones económicas de aquellos años próximos a la gran depresión económica no le permitieron continuar y terminar sus estudios universitarios. En 1926, epicentro histórico de la gran catástrofe económica, comenzó a tocar en los bailecitos como miembro de The Red Hot Papas, un junte intermitente de músicos, uno de ellos llamados “vente – tú” musicales, de vida efímera, que amenizó durante algún tiempo por distintos pueblos de la Isla. Luego pasó al conjunto Midnight Serenaders, que dirigía el profesor Augusto Rodríguez, famoso director de Orquestas y creador de la célebre masa coral de la Universidad de Puerto Rico. También tocaba como complemento musical de lo que se proyectaba en pantalla en las películas mudas en el Cine Rialto, en el Viejo San Juan. Para ese tiempo conoció a la que luego fue su esposa, Carmen Rodríguez, hermana de Augusto Rodríguez. A partir de la inauguración de El Escambrón Beach Club (1932), ocupó la tarima la Orquesta del Escambrón capitaneada por el director Miguel Ángel “Don Rivero” Rivera, oriundo del barrio La Cantera de Ponce. En 1934 hubo un rompimiento entre el director de la orquesta y la gerencia de El Escambrón, por lo que don Rivero abandonó la orquesta y entró a dirigirla Rafael Muñoz, quien en ese entonces tenía 34 años de edad.
En 1934 la orquesta estaba formada por el violinista Jorge Luis Acevedo, el guitarrista y violinista Luis Cardona Bonano, los trombonistas Jorge López y Arcadio “Cutín” Ruiz, el trombonista juanadino Samuel Rivera, los saxofonistas Rubén Rivera, José “Pepito” Torres Silva, Pedro Viñolo y José María “Jossy” Enríquez y Juan Prats, baterista. El piano lo tocaba Rafael Font (quien venía de la orquesta Midnight Serenaders, de Augusto Rodríguez) y el dominicano Rafael “Petitón” Guzmán. El maestro Muñoz ejecutaba el contrabajo y el cantante original era el bayamonés Deogradias Vélez. Cuando Vélez abandonó la orquesta entró como nuevo cantante un compueblano suyo, Félix “Pilón” Castrillón. Luego fue José Luis Moneró “El Principe de la Canción Antillana”, y en sucesión, en distintos años y distintas épocas, cantaron con la orquesta de Muñoz durante algún tiempo, Víctor Luis Miranda (quien grabó el clásico Olvídame, de Roberto Cole), Ernesto Mantilla, Johnny Rodríguez, Tonny Sánchez y el ponceño Vitín Garay. Andando el tiempo, también fueron cantantes de la orquesta en distintas etapas o épocas, Al López, el también ponceño Harry Figueroa (quien también cantó con la orquesta ponceña Melody Boys), Rafael “Ralph Dick” Rovira, y luego, el hijo del director, Raffie Muñoz, quien era un magnífico cantante. A la Orquesta de Rafael Muñoz se le denominaba, indistintamente, como la “Orquesta de Los Maestros - Directores”, la “Orquesta de Los Compositores” y la “Orquesta de Los Arreglistas”, y era todo ello aún más. Curiosamente, Muñoz le ofreció su primera oportunidad como compositora a dos adolescentes que entonces cursaban sus estudios de escuela superior: Ivonne Lastra, hoy día Doctora en Microbiología e hija del famoso abogado Alfonso Lastra Chárriez (Claro de luna) y Sylvia Rexach (Matriz de amo y Dí, corazón Midnight Serenaders, está última grabada por la orquesta en tiempo de bolero-son). Igualmente curioso es el número de integrantes de la orquesta de Muñoz que, el abandonar el grupo, crearon sus propias orquestas: César Concepción, Peito Torres Silva, Muguelito Miranda, Noro Morales, Paquito López Vidal, Rafael Elvira, su hermano Pablo Elvira, Rafael González Peña, Pete Rivera, Frank Madera, Rafael Font, Luis Ángel Cardona Bonano, Rafael “Petitón” Guzmán, Juan Prats, Jorge López Gray y José Luis Moneró. Entre los tantos maestros de música que compusieron arreglos musicales para esta orquesta, puede mencionarse como muestra a Rafael González Peña, Pete Rivera, Samuel Rivera, Rafael Elvira, Pablo Elvira, Rafael “Petitón” Guzmán, Paquito López Vidal, Miguelito Miranda, Moncho Usera, Roberto Cole y el propio maestro Rafael Muñoz. Más aún, el Boletín Oficial del Club de Admiradores de la Música del Ayer, de Juana Díaz, en su edición correspondiente a marzo de 1983, señala que cuando Rafael “El Jibaro” Hernández se encontraba residiendo en México: “. . .desde el hermano país le envió al profesor Muñoz una pieza musical suya completa con todos sus arreglos. Esa pieza resultó en un hit musical en la voz de José Luis Moneró. . .se trata del bolero titulado Inconsolable”. En definitiva, la Orquesta de Rafael Muñoz como tal ocupó la tarima de El Escambrón Beach Club desde el 1934 (cuando se fue don Rivero) hasta 1942, cuando pasó al hotel Condado Beach Club. Luego pasó a la tarima del hotel Normandie, hasta 1944. En ese año, en pleno apogeo de la fama y la calidad musical de su orquesta, a Rafael Muñoz se le presentó un problema personal que lo urgió a irse a Nueva York, y no regresó hasta varios años después. Rafael Muñoz y su orquesta merecen éste y todo reconocimiento que eles haga, no sólo por las cualidades de sus músicos y la magia de sus letras, sino por su armonía instrumental y la ternura de sus voces. Merecen éste y todo homenaje, muy especialmente por los amores que estimularon y se acunaron al arrullo de sus cadencias musicales a través de sus grabaciones. Por la dicha que regalaron y aún prodigan a tantos hombres y mujeres. La nación que es capaz de generar de su entraña a compositores, arreglistas, músicos y cantantes de esta calidad, tiene una cultura nacional vigorosa, robusta, recia. Al conmemorar a la orquesta del maestro Rafael Muñoz, se reverencia en ella nuestra identidad nacional, lo que somos, lo que nos define, lo que nos singulariza, la patria en su quinta esencia. Edición de una conferencia dictada el domingo 6 de mayo de 2001, en el Anfiteatro de la Universidad Interamericana, Recinto de Ponce, en ocasión del Decimoquinto aniversario de la Asociación Puertorriqueña de Coleccionistas de Música Popular.
Herencia Latina
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