FRANCISCO “BUSH” BUCKLEY

(marzo 17, 1940 - abril 16, 2018)

Francisco Bush Buckley, febrero 4, 2006
Foto de Eric González

 

NOTA: Partes de este escrito aparecieron publicadas en el diario La Prensa de Panamá, en el artículo “Hasta Luego, Maestro Bush”, edición del 24 de mayo, 2018.

 


Coño, se fue Bush. Y no me pude despedir. Esto lo escribo con profunda tristeza y decepción. No poderle decir el último adiós a un amigo entrañable, de verdad duele y decepciona.

El que dice ser salsero de la mata o de verdad, aquel que se interesa no sólo en bailar, sino también en estar al tanto del talento musical y su legado, debe saber inmediatamente quién es o fue Francisco Buckley, mejor conocido como Bush, y por sus orquestas Bush y sus Magníficos y Bush y su Nuevo Sonido. Sus éxitos internacionales, “La Chola Caderona” y “Mariana Soba”, son obligatorios en cualquier colección. Ni hablar de tantos otros temas que quedan en nuestros corazones: Humanidad, 9 de enero (de Rubén Blades), Mi Gallo Pinto, Viva Panamá, El Reloj de Pastora, Él era más Feo que Yo, Vive tu Vida, Soy tu Dueño, Happy Mambo, Manuela Aranda, Pueblo Nuevo, Pegadita de los Hombres, Guaguancó del Solar, Con Maña se Rompe, Traicionera, Déjame, y tantos otros. Es importante mencionar, además, que fue con Bush y sus Magníficos, entre otros, que un joven Rubén Blades comenzaba a abrirse paso en el ambiente salsero panameño, llegando incluso a grabar un LP en Panamá con el propio Bush, bajo la producción del legendario Francisco Morris Sperlman -- Pancho Cristal --, cinta que Cristal se llevó presuntamente a Nueva York y misteriosamente desapareció.

Si hubo una orquesta en Panamá que se vio de “tú a tú” con aquellas que venían de Nueva York y Puerto Rico, fue la de Bush. El propio Bush una vez me dijo que los músicos de la Sonora Ponceña se arrimaban a la tarima para ver su orquesta tocar. ¡Y que orquesta! Busquen y re-escuchen sus discos y verán. Descubrirán un riquísimo tesoro musical. ¡Ah!, y no hay que olvidar las joyas discográficas que Bush grabó junto al acordeonista Osvaldo Ayala, uniendo la salsa y el folklore popular de Panamá. También hay que recordar que Bush y Dumas Torrijos (q.e.p.d) crearon el sello discográfico Época, dándole voz a otros talentos de su tierra. Lo que hizo este gran patriota panameño y master percusionista queda allí, pero allí en la historia.

Aunque había visto a Bush y su orquesta en algunas presentaciones durante los setentas, no fue hasta 2001, cuando pude entrevistarlo, que conocí al maestro en persona. Desde entonces – y esto lo digo con mucho orgullo – nos hicimos buenos amigos, y era una obligación deliciosa y placentera visitarlo cada vez que iba de paseo al terruño. Marcela Tasón, su inigualable compañera, siempre nos sorprendía a mí, mi esposa e hija (y Caco, Alex, u otro que se unían al grupo), con una majestuosa cena. Man, Bush no se podía quejar de su comida – Marcela lo tenía bien alimentado. Marcela y Bush eran los mejores anfitriones que puede uno desear. En ocasión, uno de sus hijos – Andy, Popo o Francisco – nos hacían el honor de unirse al banquete. Esta demás decir, que todos son músicos de calibre -- Andy (pianista) y Popo y Francisco (percusionistas). Muy especial para mí fue poder contar con la asistencia de Bush y Marcela para el bautizo de mi hija Alexandra Cecilia. ¡Tremendo caché, carajo! Muy especial, también, fue que cuando entrevisté a Bush por primera vez, lo hice en la casa que compartía con su exesposa Elida Valdivieso de Buckley, artífice, en parte, del fenomenal picante D’Elidas, el cual tiene fama internacional, y del cual Bush generosamente me regaló una caja, cuyos frascos llegaron sanitos y salvos a los Estados Unidos. Como dije, Bush no se podía quejar de su comida.

Pero Francisco “Bush” Buckley no solo fue músico. Ya en las postrimerías de su vida, el hombre se dedicó a las letras y publicó el importantísimo libro “La Salsa en Panamá y algo más”, fuente obligatoria de consulta para todo aquel que desee conocer aspectos de la música popular panameña. El año pasado, durante mi vista a Panamá, al llamarlo por teléfono para decirle que estaba de visita en el istmo y que quería verlos, me dijo que tenía problemas de salud, y que me iba a avisar cuando estaba mejor para poder juntarnos. Me dijo que estaba escribiendo otro libro y que quería que leyera algo de lo que tenía escrito. Tristemente, la reunión nunca se dio, pues el tiempo pasó rápidamente, y Bush aparentemente no se repuso en su totalidad. En ese momento pensé que lo que mi querido amigo estaba sufriendo era uno de esos “achaques de viejos”, de esos que nos dan a los que pasamos los cincuenta. Pensé que era algo pasajero. Pero no fue así; ya Bush iba, lentamente, de salida.

Temprano en la mañana el 16 de abril de 2108, se fue Bush. Y no pude compartir otros tiempos amenos con mi hermano, al cual extraño desde ya. Tarde en mi existencia lo conocí y enriqueció mi vida. Puedo contar con una mano los músicos a los que he entrevistado y que han permanecido en mi vida de una manera u otra. Bush, orgullosa y humilmente puedo decir, es uno de ellos. Mis viajes a Panamá han perdido parte del entusiasmo. Panamá ha perdido un hijo meritorio, uno que de verdad dejó una huella en nuestra historia. Latinoamérica perdió a un patriota. La salsa perdió a un maestro.

Hasta la vista, mi hermano. Ya te veo poniendo a los ángeles a rumbear con el “ay que soba y soba, ay que soba y soba”.

Dios te bendiga, Bush.

Eric E. González, Los Ángeles, California – abril 17, 2018


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