La Magia Musical de Cachao

 

 

 

Por: ©Raúl Fernández

Escritor Invitado.

Versión al español de Alfredo Marcos

Editor de la Revista Huellas de la Universidad

del Norte en Barranquilla - Colombia.

Tomado de la Revista La Canción Popular 2004.

Revista de la Asociación Puertorriqueña de

Coleccionistas de Música Popular.

 

 

          A principios de 1995 un CD grabado por Israel López Cachao recibió el codiciado premio Grammy en la categoría Tropical latina.  En junio del mismo año este bajista recibió el premio National Heritage Fellowship (beca de la herencia nacional) de la National Endowment for the Arts (Fundación Nacional para las Artes).  Más tarde, en ese mes, fue presentado en el Playboy Jazz Festival en el Hollywood Bowl de California.  La creciente notoriedad de este músico fue seguida muy de cerca por el documental ampliamente aclamado sobre la vida musical de Cachao.  Como su ritmo no hay dos, producido por el actor Andy García, y por conciertos en la Biblioteca del Congreso y apariciones en festivales de los Estados Unidos y Europa.

 

          Hace aún muy pocos años el nombre de Cachao era virtualmente desconocido hasta para la mayoría de sus colegas cubanos expatriados en los Estados Unidos.  A través de los años ochenta había trabajado en una relativa oscuridad tocando en bodas y fiestas de la comunidad hispana del Sur de la Florida.  Hasta cierto punto, sería apropiado describir este surgimiento repentino de su aún relativa popularidad como basado en esa especie de interés pasajero en las novedades que hemos acrecentado en las expectativas del negocio de la música, y ver su éxito reciente como la combinación fortuita de una astuta promoción al momento del crecimiento del mercado de la música latina en los Estados Unidos.  Sin embargo, personalmente podría argüir que la creciente audiencia para la música de Cachao va más allá de las eventualidades del mercado o de la avidez por las novedades efímeras.  Dadas las íntimas relaciones políticas y económicas entre la superpotencia norteamericana y su pequeña isla vecina, no sería una sorpresa que las distintas corrientes musicales de ambos países se hayan a menudo entrelazado.  La música de Cachao es esencialmente para las historias separadas, paralelas y aún intersectadas de la música híbrida de Cuba y sus países vecinos.

 

          La música de origen cubano ha gozado de diversos períodos de popularidad en el escenario musical de los EE.UU a través de los años.  En los años 90s los galardonados discos de música “tropical latina” de Linda Ronstadt y Gloria Estefan llevaron a la cima el entusiasmo consumidor.  A principios de los años 80s el bomm de la salsa aportó el reconocimiento a la música que en Nueva York hizo Rubén Blades.  A finales de los 40s la locura del mambo liderada por Pérez Prado y otros, dejó una marca importante en las formas del jazz y la música popular bailable de los Estados Unidos.

 

          Nacido en La Habana en 1918 en una familia de músicos, Cachao creció en el pueblo de Guanabacoa, lugar de nacimiento de Ernesto Lecuona (compositor de “Siboney”) y un centro de tradiciones musicales afrocubanas.  Durante una larga carrera profesional, su trabajo ha sido identificado con varios géneros: el danzón, el mambo, el complejo de la salsa y más recientemente con la resurrección de una variedad de ritmos de origen cubano.  Hacia el final de los años cincuenta las ideas musicales, las innovaciones y realizaciones de Israel López Cacho jugaron un significativo, si bien en gran parte desconocido papel, en el desarrollo musical pan-latinoamericano.

 

          De la Habanera al Danzón  

  

          De Todos los estilos latinos, las relaciones entre el danzón y la música de los EE.UU. son quizás las menos conocidas.  El danzón, un baile por parejas, se derivó de la anterior contradanza europea. Esta última, una danza de figuras de principios de siglo XIX europeo, inspiró a compositores del arte de musical occidental, notablemente Mozart.  En las manos de expertos músicos de La Habana de mediados de Siglo diecinueve en su mayoría negros libres y mulatos el estilo adquirió la calidad rítmica melódica pegajosa.  La variación llegó a ser conocida como “danza  a la habanera” o simplemente “habanera” y se extendió rápidamente.  Causó furor en la España de los años del 1950 y se cuenta que el emperador Maximiliano de México pidió a la banda que interpretara la habanera, “La paloma”, antes de ser ejecutado por un pelotón de  fusilamiento.  El francés Biset se apropió libremente de una habanera popular para el tema de su Carmen.  En el sur de España se desarrolló como el “tanguillo granadino”.  Hacia finales del siglo se mezcló con la milonga en la región del Río de la Plata y condujo al desarrollo del Tango argentino.  En los Estados Unidos, el compositor y pianista Luís Moreau Gottschalk  utilizó el tiempo característico de la habanera también llamado tiempo de tango en algunas composiciones.  La habanera llegó a ser parte de la tradición musical de Nueva Orleans, una de las varias ciudades de los EE.UU que reclaman la herencia caribe (otras, Miami y Brooklyn).  Años después su síncopa característica sería oída en las tempranas melodías de jazz por W.C. Handy (“Saint Louis Blues”) y Jelly Roll Morton.  Esté último se refirió a la habanera cuando estableció que todo el jazz tenía un particular “tinte latino”.  En Cuba la habanera continuó evolucionando.  La incorporación en ella de otros ritmos afro-caribeños influyó al danzón, una danza por parejas, que denominó el baile de sociedad durante varias décadas.  El padre de Cachao, Pedro López, su hermano mayor Oreste, su hermana Carolia y el propio Cachao fueron importantes intérpretes e innovadores de este género durante el primer tercio de este siglo. Su padre tocó danzones y danzonetes de estilo ortodoxo con la orquesta de Neno González. Su hermano mayor Oreste (Macho) fue un brillante multi-instrumentista e innovador, tocaba el piano, el cello y el bajo.  Y fue uno de los primeros en introducir la trompeta en la música popular bailable cubana cuando tocaba con el Septeto Apolo en los años 20s.  Su hermana Carolia fue la autora de varios danzones populares que incluyen el famoso “Isora Club”.  Compositores prolíficos, Cachao y su hermano Oreste escribirían cerca de 3,000 danzones para varias orquestas cubanas en un periodo de algo más de veinte años.  Durante sus días de auge, el danzón no dejó su marca en los Estados Unidos, sin embargo, algunos importantes danzoneros sí lo hicieron.  Cuando la notable "charanga de danzón" de Antonio María Romeo llegó a grabar a Nueva York en 1927, el clarinetista de la banda Mario Buaza, estaba tan impresionado con la escena de jazz en esa metrópoli en ese entonces en la cima de la explosión cultural conocida como el Renacimiento de Harlem que regresó tres años más tarde para quedarse y unirse al mundo del jazz.  La melodía de Cachao para el danzón “Chanchullo” según fuera arreglada primero por Tito Puente y más tarde por Santana, llegaría a ser un enorme éxito popular en los EE.UU. en los años 70s con el titulo de “Oye cómo va”.

 

          El Son y el Mambo

 

        Desde el principio de los años 20s las bandas de danzón enfrentaron en los salones de baile cubanos la competencia de los conjuntos, que interpretaban un género de danza caliente de la parte este de la isla: el son afro-cubano.  Esta nueva forma fue eventualmente traída a los Estados Unidos, donde conduciría a la “furia de la rumba” de los años 30s (lo que llamaron rumba en los Estados Unidos era realmente sones cubanos).

 

          Como joven músico trabajador. Cachao tocó toda suerte de música. Había hecho su debut con la filarmónica de La Habana en 1930 y  a la vez, había llegado a estar profundamente interesado en los estilos del son popular desde muy temprana edad.  Cuando tenía seis años, se había unido a un grupo infantil de soneros en el que tocaba los bongoes.  Otro miembro del grupo, Roberto Faz, seguiría adelante hasta convertirse en un aventajado sonero con el Conjunto Casino en los años 40s y 50s.  Por su parte Cachao siguió tocando percusión bajo la dirección del maestro Ignacio de Villa (Bola de Nieve) y trabajando en las salas de cine musicalizando películas mudas.  En los años 30s tocó sucesivamente con numerosas charangas de danzón y seguiría trabajando con destacados exponentes del son.  En 1935 lo encontramos grabando avisos de radio con Antonio Machín y en 1936, mientras tocaba danzones en la academia de baile Sport Antillano, estableció relaciones con Arsenio Rodríguez, quien entonces tocaba el tres para el sexteto Bellamar, que alternaba sus faenas con la charanga de Cachao.  Bajo la influencia del son a finales de los años 30s, Cachao, su hermano Oreste y el director de su banda Antonio Arcaño efectuaron juntos numerosas innovaciones que transformaron completamente el danzón.  Además de los bajos rítmicos  más libres y los tumbaos desarrollados por Cachao, la flauta llevaba la melodía e improvisaba sobre los guajeos sincopados del violín.  Hubo otros cambios: el timbalero añadió cencerros a su conjunto y eventualmente se incluiría un tambor conga.  Estas innovaciones tomadas en conjunto fueron llamadas el danzón de nuevo ritmo.  Y salieron a flote en varias piezas en un período de varios años, si bien la que llegó a ser legendaria se titulaba  “Mambo” (1938).  La revolución en el danzón no produjo un impacto inmediato ni un vivo interés en danzas nuevas ni alcanzó los altos escalones de la “sociedad” de Cuba.  Sí alcanzó una gran popularidad entre la clase media y trabajadora de las sociedades mestizas y negras.  Aproximadamente diez años más tarde uno de sus contemporáneos, Damaso Pérez Prado, empleando una instrumentación diferente y una aproximación más ligera e intensa utilizó las innovaciones tempranas para lanzar su propio estilo del mambo como una danza internacional.  La música de Pérez Prado llegó a ser inmensamente popular en México y en los Estados Unidos.  En Nueva York, las agrupaciones de jazz afrocubano de Machito con Mario Bauzá y de Tito Rodríguez con otras orquestas proporcionaron su propia versión del nuevo estilo que condujo a la mambomanía que invadió a Estados Unidos a principios de los años 50s.  Según señalará el Dr. Anthony Brown, curador de música americana del Smithsonian Institution:  “. . . el impacto del mambo (de Cachao) en la música americana es profundo como ninguna cosa [que] se haya desarrollado en estas orillas de América.  El mambo se expandió rápidamente a lo ancho del mundo y llegó a ser un componente obligatorio en las competencias de los salones de baile en todo el mundo".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta es la foto que salió en la portada del Lp Panart 2092.  Cachao en el bajo, Gustavo Tamayo en el güiro, El Negro Vivar en la trompeta, Yeyo Iglesias, bongó; Guillermo en la batería y Tata Güines en la tumbadora.  Foto de Cristobal Díaz Ayala.

 

          Del Baile a las Descargas

 

          Israel López Cachao continuó su carrera como obrero de la música trabajando tanto con orquestas populares como con la Sinfónica de La Habana y con compañías de ópera. Hasta 1949 trabajó establemente con la orquesta charanga Arcaño y sus Maravillas, una de las bandas estelares de baile en la altamente competitiva escena de La Habana en los años 40s.  También se unió a músicos extranjeros de visita en compromisos ocasionales de grabación o en sesiones de descarga.  El jazz se había popularizado en Cuba a partir de los años 10s, siendo quizás el género de baile más popular a finales de los años 20s.  En 1949 grabó numerosos aires bailables tropicales con el pianista puertorriqueño radicado en Nueva York, Noro Morales y llegó a ser buen amigo del bajista Milt Hinton, que visitó Cuba varias veces con la orquesta de Cab Calloway en los años 50s y 60s.  Hubo ocasiones en que ambos disfrutaron la descarga junto a un pianista.

 

          Los grupos musicales cubanos habían estado viajando por el Caribe desde los finales de los años 30s.  La demanda del mercado por el estilo cubano había sido alimentada por la irrigación de las grabaciones, los públicos de países como Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Panamá y otros se habían familiarizado con el sonido del trío Matamoros, Isaac Oviedo, Casino de la Playa y, especialmente, con la Sonora Matancera.  Fue con la Charanga de Fajardo que Cachao viajó por primera vez y llevó su sonido fuera de su isla nativa a los carnavales de Venezuela en 1954 y 1957.  Por otro lado, tocaba con la Filarmónica de La Habana en la que trabajó durante varios años bajo la batuta del director Eric Kleibe y otros distinguidos directores invitados, como Sir Thomas Beecham, Von Karajan, Stravinsky, Héctor Villalobos y Antal Doraty.  Estaba con la Filarmónica cuando se ofrecieron conciertos que presentaban a Heifetz, Rubintein e Isaac Stern.  Con la ópera trabajó en las décadas del 40 y 50 figuras como Ezio Pinza, Mario del Mónaco y Renata Tebaldi.  También se unió a las bandas de espectáculos que acompañaban a los cantantes de tango argentino, Libertad Lamarque y Hugo del Carril.  A mediados de los 50s, Cachao haría otra significativa contribución al desarrollo de la música popular de su país y produciría un efecto importante en los estilos de los países vecinos incluyendo los Estados Unidos.  En 1957 Cachao reunió varios eminentes músicos de La Habana y grabó las memorables “Descargas en miniatura” (también llamadas “Cuban Jam Session in Miniatura).

 

 

Israel Cachao López con Francisco Aguabella en el Miami Film Festival el 13 de febrero de 1996. Foto de Pedro Portal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

          La música afrocubana ofrece una amplia oportunidad para largas e interesantes improvisaciones. Pero las restricciones del mercado han dejado grabadas piezas en los acostumbrados 2 a 3 minutos de duración.  Desde principios del 50s músicos cubanos fueron reclutados para “descargas” (jam sessions) y aunque los comentaristas se refieren a las sesiones de 1957 como la mezcla que hicieron Cachao del jazz con la música cubana, no hay realmente evidencia para esta conclusión. El mismo Cachao ha dejado establecido que él no tenía en mente el jazz cuando se programan las sesiones.  Ciertamente se puede decir que por primera vez la música cubana más candente se tocaba de una manera menos diseñada para la danza (aunque es posible bailar algunas de las piezas) que para ser escuchada.  Dejando el danzón completamente oculto en esta grabación.  Cachao utilizó nuevos tumbaos en el bajo basados en el son y en las rumbas folclóricas cubanas y poniendo el acento en el ritmo, interpretó solos de congas, bongoes y timbales.  Algunos e los aires ejemplificaban el papel de la flauta criolla, el tres y la trompeta en la música moderna cubana y los “coros” vocales característicos del son y de la rumba fueron añadidos con buen gusto.  Cachao tocó el bajo acústico y el piano en una de las piezas.  De forma deliberada los estilos de los instrumentos en una agrupación cubana fueron concebidos como títulos de las piezas: “Trombón Criollo”, “Estudio en Trompeta” y “Guajeos de Saxos”.  La grabación fue una clínica de estilos interpretativos de una agrupación cubana ya que contó con destacados intérpretes de cada instrumento.  Los nuevos tumbaos de Cachao llegarían a ser de rigor en subsecuentes descargas.  Durante semanas todo el mundo en La Habana (y en Nueva York donde los músicos seguían con interés los estilos cubanos) dejaba correr completo el disco de “descarga”.  Con sus grabaciones de 1957 y algunas otras que le siguieron, Cachao transformó la música cubana tanto cómo Duke Ellington había cambiado el jazz de esencialmente una danza a un estilo más abstracto como para público oyente.  Así  pues, Cachao ha efectuado al menos dos revoluciones en la música cubana: las bases para una nueva danza (el mambo) y la transformación de las formas de la danza cubana para dejar lugar a una aproximación clásica para ser escuchada.

 

 

Charlie Palmieri en el piano e Israel López Cachao en el bajo.  Foto de Mikki Willis

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

          SALSA

 

           En 1962 Cachao dejó Cuba y se pasó la mayor parte de ese año y de 1963 en España.  Tocó en varios sitios en Madrid y en la placentera mediterránea Alicante.  Coincidencialmente, durante ese período tuvo ocasión de tocar brevemente con la orquesta de Pérez Prado, que estaba de visita.  En 1963 se estableció en Nueva York y durante los años siguientes tocaría y grabaría con casi todos los grandes grupos musicales latinos de la ciudad: Tito Rodríguez, Machito, Pacheco, Fania All Stars, Charlie Palmieri, para nombrar algunos. Estuvo con la banda de Tito Rodríguez en el periodo de 1964 – 1966 cuando el grupo se encontraba en la cima como la mejor orquesta de baile al estilo cubano en ese momento.  Con Tito Rodríguez viajó a la Argentina, donde tocaron en Buenos Aires, Rosario y en Mar de Plata.  Este fue un período muy importante cuando la juventud latina de los E. U., ni deseosa ni capaz de identificarse con los ídolos más fuertes de la música popular (por ej., Los Beatles) buscó sus raíces en el reino de los sonidos afrocaribes.  Fue este un período de transformación cultural, de rebeldía social, de apertura a nuevas ideas y Cachao estuvo en el lugar indicado.  Fue uno de los ídolos que muchos músicos jóvenes tomaron como ejemplo e inspiración.  A principio de los 70s los músicos en Nueva York tenían el conocimiento histórico y musical que los condujo al «Boom de la Salsa».  Dos de las grabaciones de Cachao durante su permanencia en Nueva York llegaron a ser legendarias [hoy clásicas].  La primera fue parte de un trabajo de grupo: las memorables Tico Descargas at Live the Village Gate en 1966 [producidas por Pancho Cristal], que resultó en un triple elepé [también participó en Tico - Alegre All Stars Recorded Live At Carnegie Hall en 1974, producida por Joe Caín].  Cachao tocó en la mayoría de las piezas y se presentó en emocionantes solos con otro gran bajista, una figura de vieja data en la Orquesta de Machito; Bobby Rodríguez.  La segunda grabación, Patato y Totico (1968), presentó a Cachao en el bajo, Arsenio Rodríguez  en el tres y todo un elenco de estrellas de percusionistas cubanos dirigidos por Carlos “Patato” Valdés, quien interpretó varios estilos del tambor afrocubano.  Durante este período, Cachao se juntó ocasionalmente con otros tres grandes músicos: Tito Puente, Miguelito Valdés y Charlie Palmieri, el cuarteto realizó numerosas descargas  en miniatura en varios locales de Nueva Jersey.  Desafortunadamente no hay grabaciones disponibles de esas raras sesiones.  La deuda y la admiración de los músicos latinos por el maestro Israel López Cachao ha sido ampliamente reconocidas.  En 1976, el coleccionista de música y productor puertorriqueño Rene López organizó un concierto especial en honor de Cachao en el Avery Fisher Hall de Nueva York.  Los grandes músicos de la tradición afro-cubana participaron en una noche de danzones, mambos y descargas organizadas en dos segmentos bastante parecida al concierto que Andy García organizaría más de quince años después.  Como resultado, se produjeron dos álbumes, pero disponiendo de escasos recursos para promoción y distribución, y largamente ignorado por la comunidad cubano – americana de Miami, este tributo permaneció mucho tiempo en la sombra.  A principios de los 70s Cachao se estableció en Las Vegas donde pudo contar con un empleo estable y buena paga.  Tocaba cualquier clase de música imaginable en el Cesar’s Palace, la MGM, el Sahara y el Tropicana; conoció y tocó con el legendario bajista Al McKibbon, y con Xavier Cugat; tocó el (baby) bajo y la guitarra (fender) además de su amado bajo acústico y hasta tuvo tiempo para trabajar en  otro elepé antológico, Ekue Ritmos Cubanos, producido por Louis Bellson y Walfredo de los Reyes.  Este tour de force de percusión afrocubana contaba con Francisco Aguabella, Luís Conte, Alex Acuña, Walfredo de los Reyes, Louis Bellson, Cat Anderson, Lew Tabackin, Claire Fischer, Emil Richards, Manolo Badrena, Paquito Hechavarría, Alejandro Vivar y John B. Williams.  Cachao tocó tanto el bajo acústico como el piano eléctrico.

 

 

 

 

       

          Cachao se retiro a Miami a principio de los 80s.  En una comunidad cubana con poco interés en la música afro-cubana, excepto para el falso oficio ceremonial a la cantante Celia Cruz, vivió durante cerca de diez años en la oscuridad tocando en bodas y fiestas familiares, en secciones de descargas ocasionales, y durante un tiempo con la banda local de música cubana de Hansel y Raúl.  Con éstos viajó al Festival de música del Caribe de Cartagena de Indias, Colombia en 1985 y sacó una grabación de descargas, pero en general el nivel de su actividad musical llegó casi a cero.  Las cosas empezaron a mejorar en 1989.  Ese año Cachao viajó a San Francisco para participar en el Festival la Cumbre de la Conga (Conga Summit), que presentaba a Daniel Ponce, Patato Valdés, Francisco Aguadilla y otros. En este evento, su viejo fanático el actor Andy García contacto a Cachao para efectuar un concierto especial en Miami.  Este fue el principio de un período de renovada, y por primera vez, amplia notoriedad.  En esta época Cachao interpretó y compuso melodías para Mi Tierra de Gloria Estefan así como para Forty Years of Cuban Jam Sessions de Paquito D’ Rivera, publicado en 1993.  El concierto auspiciado por Andy García fue un éxito feliz.  A su vez, condujo a la producción del documental “Como su ritmo no hay dos”, a giras por Estados Unidos y Europa, y a la grabación ganadora de premios: Master Sessions en 1994.

 

 

 

 

       

 

          Mezcla Mágica

 

          En un artículo sobre Cachao publicado en un periódico de Caracas, el profesor Roberto Hernández de la Universidad Central de Venezuela se refiere en estos términos: La del Caribe es una cultura superior, no pienso discutirlo y menos con personas de culturas inferiores. Al principio fue el Mediterráneo, el Mare Nostrum, donde confluyeron ubérrimos árabes, asiáticos, celtas, escitas, fenicios, germánicos, godos, helenos, iberios, judíos, ostrogodos, romanos, vándalos, vazcos, visigodos.  Ahora es el Mare Nostrum, el Caribe, con africanos, con araucanos, aztecas, caribes y toda la gente del planeta que se nos adhirió, porque esto es mejor, porque ninguna raza es superior, porque todas se están mezclando en el magna único de la humanidad”.

 

Personalmente añadiría que a través de figuras como Israel López esa cultura fluyó más allá de la cuenca del Caribe, como nunca antes, para influir profundamente, y echar raíces, hasta en los Estados Unidos. 

 

 

El saxofonista  Rafael "Tata" Palau, Israel "Cachao" López y el pianista Alfredo Rodríguez.   Durante el ensayo para el concierto Los Originales celebrado en The James L. Knight Center para  junio del 2001.  Foto de Carl Juste.

 

 

          Humildemente y altamente agraciado intérprete y compositor, Cachao ha tocado y grabado con más de 240 orquesta y grupos en su larga carrera profesional pasando del tango y la ópera al ballet y al jazz.  Enciclopedia viviente de las formas tradicionales del Caribe, está receptivo a las nuevas tendencias de los estilos populares, (disfruta el caudal rítmico del Vallenato colombiano), mientras señala a los primeros intérpretes cubanos que anticiparon estilos modernos del “rap”.  El amplio reconocimiento que su trabajo ha recibido en Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico, Colombia y Venezuela lo tiene bien merecido.  Las contribuciones musicales de Cachao son también un aporte a una nueva indigenización de las formas musicales incompatibles con las fórmulas artificiales que apuntan a una pureza conceptual ilusoria.  La música de Cachao representa una mezcla de lo clásico, lo popular y lo folclórico, de lo europeo y lo africano, de bailar y escuchar.  Él tomó lo existente, híbrido excitante, de la tradición musical cubana la cual había desarrollado sus instrumentos, nomenclatura y lenguajes y le añadió nuevos elementos, expandió su visión y la propagó más allá del Caribe.  Si la música es, en palabras de José Martí, “el alma del pueblo”, a través de la música de Cachao podemos escuchar el alma de los pueblos de Cuba, el Caribe y de los Estados Unidos.

 

Nota:

Este texto fue publicado originalmente en el número de agosto de 1995 de la Revista Huellas de la Universidad del Norte en Barranquilla - Colombia y lo transcribió Israel Sánchez-Coll para Herencia Latina

 

Derechos Reservados de Autor

Herencia Latina

 

Edición noviembre de 2004