THE CESTA ALL STARS
Por. Luigi De Lellis Musicólogo y Productor Colaborador de Herencia Latina. Reacciones a: mgocorp@cantv.net Fotos de Martín Cohen En una tarde de primavera del año '63 repicó el teléfono en el “pequeño bunker” del conocido productor discográfico neoyorkino Al Santiago. De inmediato atendió Roy Ramírez, ingeniero de sonido y hombre de confianza de Al. - Hello! - Hey Roy, Where’s Al? ( Hey, ¿Dónde está Al? ) – era la voz de Charlie Palmieri - What? (¿Qué?) – replicó Roy. -Roy, Do you know where is Al? ( Roy, ¿Sabes dónde está Al? ) – insistió Charlie. -Al is looking for his new Partner! (Al está buscando a su nuevo socio)– le respondió Roy. Difíciles circunstancias personales y económicas comprometían la empresa discográfica que, hasta ese momento había gerenciado el ocurrente Al Santiago. Es entonces, cuando su socio y co-productor Joe Quijano, reconocido vocalista y director de orquesta, asume el liderazgo ejecutivo del proyecto. A partir de esa fecha, la llave encargada de producir y dirigir las rumbas informales del Latin Jam Session en Nueva York, sería Joe Quijano y Charlie Palmieri respectivamente. En ese entonces, todavía la moda musical era la Pachanga, ritmo popular en el formato de charangas cubanas, que posteriormente en Nueva York fue adoptado con extraordinario éxito. En este sentido, los conjuntos, orquestas e inclusive las grandes bandas, asumieron el nuevo ritmo con el objeto de renovarse y desde luego mantenerse en la preferencia del público. Por otra parte, la espectacular muestra de sesiones libres o descargas resultaba de especial interés, sobre todo para el público oyente. La descarga en Jam, siempre se había tratado como una propuesta que iba más allá del baile o del simple comercio. Aquello estaba muy lejos de ser, lo que yo he denominado “bagatela sonora”. El Jam Session o ejecución libre e improvisada es un recurso de íntima expresión musical, donde el artista deja fluir su talento, creatividad, maestría y solvencia con inusitada plenitud. De ese modo, los chicos de Nueva York, dirigidos por el Big Daddy Charlie Palmieri y Joe Quijano, presentarían su “Allegre” concierto a comienzos de la década del 60, en un especial encuentro que se conocería con el nombre de Cesta All Stars. Todo se había preparado para aquella improvisada reunión en el Penthouse del Nola Studios, ubicado en la calle 57 y Broadway. Francisco Bastar “Kako”, sería el encargado de buscar, citar y organizar al plantel de músicos. Joe Quijano se remonta a la fecha y visiblemente emocionado refiere “...aquella sesión se desarrolló con una intensidad mayor a la acostumbrada. La razón era, que cada uno de los músicos asistentes, tenía largas horas de vuelo y grabaciones a sus espaldas; admito que me encontraba frente a verdaderos verdugos musicales. Todos dieron muestra de seguridad, naturalidad e impecable ejecución. Sin duda, se trataba de los mejores en el ambiente...” ¡ Listos pa’ que arranquen ! apuntaba Roy Ramírez, mientras afinaba detalles con Charlie Palmieri y Joe Quijano. Sin formalidades, ni esquelas, ni pentagrama. Aquella rumba se encendería de arriba abajo con los Soneros de Cesta, donde no hizo falta papel; aludiendo a la sabrosa descarga-mambo del compositor cubano Reinaldo Hierrezuelo. Así comenzó la primera gran “controversia” entre soneros nacidos en el barrio de Nueva York: Jimmy Sabater, Willie Torres y Joe Quijano, escoltados por el recio coro de Yayo el Indio, Victor Velásquez y José “Cheo” Feliciano. La atmósfera musical se fue haciendo densa cuando Charlie Palmieri en el piano, Louie Ramírez en el vibráfono, José “Chombo” Silva en el Saxo Tenor, Bobby Rodríguez en el bajo, más la alta, enigmática y desgarbada figura de Barry Rogers -el trombón majadero de Nueva York-, atinaban las versiones de El Rinconcito y un clásico universal en tiempo de mambo, que sólo se la pudo imaginar el impredecible Al Santiago: La Quinta de Beethoven ¿ Quién lo diría ? Para esta sesión, Barry Rogers se trajo su Tres – instrumento típico del oriente cubano-, con el que le dio un nuevo color a esa amalgama de melodía, única de Cesta All Stars. El Bolerazo “Delirio” de César Portillo De la Luz, es el número más representativo de aquella reunión. Estoy convencido que se trata de una de las más hermosas versiones que jamás he oido. Allí participaron tan sólo 5 grandes protagonistas: En primer lugar, Charlie Palmieri, quien entre acordes y sabias pinceladas en el teclado, recreó el «Mood» propicio para la elegante y profunda interpretación en Inglés, del Big Crooner Willie Torres. La sensual y aterciopelada voz del joven José “Cheo” Feliciano, alcanzó un discurso en Español del mencionado bolero, que a mi juicio, hasta el día de hoy, es insuperable. Luego, la sobriedad del saxo de “Chombo”, quien despidió sus acostumbradas líneas de intenso sentimiento, con las que logró un antológico «solo». Y Bobby Rodríguez, toda una leyenda del bajo, de quien hay que destacar ese estilo profundo de ejecución, que sirvió de base a la interpretación de este conocido Bolero. Paradójicamente, esta obra discográfica permanecería en silencio durante 15 años. En el año de 1978, Joe Quijano le otorgó la licencia de grabación al sello Coco Records, en la persona de Harvey Averne, músico y productor, quien seducido por el éxito y Boom publicitario del movimiento Fania, lanzó oficialmente al mercado aquel curioso encuentro de Las Estrellas de Cesta. Un detalle desconocido por el público en general –incluyendo a los eruditos en la materia-, es que Coco Records, sin autorización de Joe Quijano, alteró la grabación original. Hicieron de aquella obra, un laboratorio de ruido y pésimo sonido, en un afán por presentar una All Stars “en vivo”, con gritos, silbidos y aplausos, que desfiguraron en gran medida la sesión original. Afortunadamente hoy, cuando se cumplen 40 años de aquel histórico encuentro, el público tiene acceso a la grabación original de Cesta Records, tal y como se desarrolló en el otrora Nola Studios en 1963. Para Joe Quijano es un compromiso cumplido y a la vez un merecido tributo a quienes formaron parte de la Cesta All Stars. Charlie Palmieri se reservó el derecho de escribir en sus notas para ese disco “...Como pudieron escuchar, nosotros pasamos buenos momentos musicales en esta sesión y sinceramente espero que nuestro mensaje llegue hasta ustedes. Así que disfrútenlo con la misma libertad que tuve al compartir con los mejores músicos del escenario latino de Nueva York, de quienes me siento orgulloso de haberlos dirigido”. Es apenas lógico que esta histórica obra del Jazz afrocubano, hoy día despierte interés en los aficionados al género. En primer lugar, porque en esta legendaria sesión participaron reconocidas figuras que contribuyeron a darle fisonomía al elemento musical cubano en los Estados Unidos. En segundo lugar, porque debido a manejos que se escapan al desarrollo de una producción discográfica normal, este documento fue lanzado al mercado en condiciones inusitadas. Es conocido, que en algunas producciones organizadas por Al Santiago, eventualmente surgía un “gazapo” o entuerto histórico. Y esto, en realidad obedece, al modo como Al acostumbraba a llevar su “negocio” Cuando se indaga la vida de Al Santiago en detalle, más allá de su faceta como “heroico” productor discográfico, nos encontramos con un hombre que sorteó contradicciones personales que afectaron su vida y patrimonio musical.
Al Santiago el Fundador de La Alegre Records y productor del
primer éxito de Johnny Pacheco En las sesiones de Descargas Cubanas, que se hicieron famosas desde La Habana, en el segundo lustro de la década de los 50’s, se logró organizar a destacados músicos del ambiente, bajo una propuesta libre y en su más íntima expresión. En principio, eran reuniones informales sin carácter comercial. No era necesario “papel”. Tan sólo se daban cita los músicos en el viejo estudio de la Panart, entre Campanario y San Miguel # 110, y allí, entre tragos y camaradería, se encendía la rumba hasta el amanecer.
Un dato curioso y rara vez mencionado, es que estas sesiones fueron grabadas de modo furtivo. Poco tiempo después fueron lanzadas al mercado, alcanzando un rotundo éxito entre los músicos y entendidos en la materia. José “Chombo” Silva, genial saxofonista cubano, quien tuvo el privilegio de participar en aquellas grabaciones – tanto en las descargas cubanas como en las de Alegre y Cesta –, recuerda que en una ocasión, mientras caminaba por una calle del Harlem, pasó frente a una discotienda donde escuchó la versión de Perfidia. Chombo se acercó, y asombrado observó en la vitrina, la carátula del disco «Cuban Jam Session, Vol.1» del sello Panart, en cuya fotografía aparecían él y Emiliano Peñalver.
Al Santiago también pertenecía a ese grupo de amantes del Jazz afrocubano. Él confesaba que cuando oyó por primera vez aquella obra conducida por Julio Gutiérrez, quedó impactado. Inclusive, cuando Al viaja a Puerto Rico en 1959, su único y gran equipaje de mano, era el disco de las «Descargas Cubanas en Jam» De allí surge su afán por repetir la historia con los chicos de Nueva York. Al, sabía que contaba con todas las condiciones. Y sólo a él se le hubiese ocurrido desarrollar tal empresa. Ni siquiera su tío, Bartolo Álvarez, conocido director de banda en Nueva York, tenía fe en aquel proyecto. A mediados de los 50’s, Al Santiago, quien venía regentando su «Casa Alegre» en el 852 de la Westchester Av. en el Bronx, se dedicó a realizar discretas producciones musicales. Y fue a partir del año 1961, cuando comenzó a grabar las conocidas sesiones de Las Estrellas Alegre. Proyecto donde fue crucial la intervención de Kako y Charlie Palmieri. Al Santiago produciría 4 discos de larga duración en los dos años siguientes (1961-1963). Para Al Santiago, la música era su pasatiempo. Nunca se tomó nada tan en serio, más que el carácter emocional y sentimental aplicado a su obra; en contraste con las ganancias económicas que ésta le hubiese generado.
Para el momento en que Al Santiago lanzó al mercado su tercera producción de Las Estrellas Alegre: “Lost & Found”, estaba virtualmente arruinado. Su carácter dispendioso y depresivo difícilmente soportaría los compromisos económicos y financieros que había contraído. Máxime, si él mismo había propiciado deliberadamente, la ruptura y separación con su más importante artista, y mejor vendedor que alguna vez tuvo el sello Alegre, me refiero a Johnny Pacheco. Así comenzaría la debacle de Al Santiago. Aquel momento difícil lo abrumó, a tal punto, que afectó su estabilidad emocional. Sólo sus familiares y más cercanos amigos, sabían que Al padecía de frecuentes trastornos maníaco-depresivos. Su salud mental se vio realmente comprometida, lo que obligaría su inmediata reclusión. Aquella fue una hora muy crítica para él y su familia. De hecho, Al Santiago nunca lograría sobreponerse del todo. Ante esta eventualidad, Joe Quijano, asumió la producción ejecutiva y conducción del proyecto en su totalidad. Más adelante Joe afinaría detalles, y aquellas sesiones se conocerían bajo el nombre de: Cesta All Stars. Entre tanto, Joe Quijano había organizado su conjunto típico desde 1957, inspirado en el estilo de dos exitosas y reconocidas agrupaciones cubanas: Conjunto Sonora Matancera y Orquesta Aragón. A la sazón de la guaracha, el cha-cha-cha, el mambo y la pachanga, Quijano logró afianzar su rico y cadencioso conjunto. El timbre de trompeta y flauta al unísono, marcó el nuevo sonido. Charlie Palmieri sería el pianista y arreglista oficial del Conjunto Cachana en sus inicios. Cuando Joe Quijano asumió el liderazgo de Las Estrellas Cesta, estaba disfrutando en pleno, de sus “quince minutos” de gloria, como artista latino de Nueva York. El Conjunto Cachana se encontraba entre las más cotizadas agrupaciones latinas de la ciudad. Joe Quijano tenía compromisos de producciones en lanzamiento, inclusive proyectando a otros artistas. De modo que las sesiones de Cesta All Stars no eran la prioridad inmediata. Y en consecuencia, la obra se mantuvo inédita, en una reserva que paradójicamente tardaría 15 años. Es importante destacar la intervención de Francisco Angel Bastar “Kako”, en estas legendarias sesiones de Cesta All Stars. Su misión fue buscar, citar y comprometer, a cada uno de los personajes que asistieron en estas sesiones. Kako, además de haber sido un genial ejecutante de la paila sabrosa, callejera y fogona, fue uno de los más carismáticos músicos en el ambiente latino de Nueva York.
A la izq. Kako en los timbales, en la parte de atrás, Bobby Rodríguez, en el bajo; Charlie Palmieri, en el piano; Johnny “Dandy” Rodríguez, en las congas y en la extrema izq. de Kako está Al Santiago. NYC, 1974, probablemente en una sección de la Cesta All Stars. La Foto de la der. Patato y Kako. Ambas fotos son de ©Martín Cohen. Un dato que dejo suelto, para quienes deseen documentarse bien, acerca del fenómeno musical cubano en Nueva York, es que las sesiones de Las Estrellas Cesta fueron grabadas en el año 1963. Y resulta curioso que en el tema «No hace falta papel», Cheo Feliciano inspira: “...si tiene un cacharro ‘e Salsa, estruja el papel...” Aquí se aprecia otra prueba contundente de cómo la palabra Salsa ya era utilizada mucho antes del boom publicitario y musical Fania; época de donde algunos pretenden atribuirse la paternidad exclusiva de la polémica palabrita. Cheo Feliciano fue uno de los principales soneros que participó en estas primeras sesiones libres y en descargas, grabadas en la ciudad de Nueva York, a comienzos de los 60’s. Ciertamente, en el mismo tema «No hace falta papel», que ha identificado durante 40 años a Cesta All Stars, Feliciano también hizo un par de inspiraciones alegóricas a Las Estrellas Alegre: “...si tiene clave y si es alegre lo goza muy bien... con Las Estrellas Alegre se pierde el papel...” Recordemos, que tal y como he apuntado anteriormente, se trata de una producción en la que participó el mismo plantel de músicos de las anteriores sesiones “Alegre”. Literalmente la producción habría sido el disco “Alegre” vol. 5 que jamás salió, y que según Al Santiago, Kako habría extraviado en el subway. Ya todos sabemos que no fue así. La historia es otra. Y no es la que Al pretendió insinuar. En el desarrollo de esta legendaria sesión, aparece un “Palo” que se titula «Soneros en una Cesta. Allí, intervino el “Tribilín Salchicha” (Jimmy Sabater) en calidad de vocalista invitado. Sabater, abrió el número señalando: “...que lo que están oyendo es la All Stars Cesta... Yo me siento dichoso porque mi pana Quijano me ha invitado a cantar con la Cesta...” Vale agregar, que en este número se destacaron en un “soneo controversial”, Joe Quijano y Jimmy Sabater.
El timbalero Orlando Marín. NYC 1974 en plena época de la CESTA. Foto de ©Martín Cohen Orlando Marín apunta, con respecto a su experiencia en estas sesiones de las Descargas Cesta, que él – en su orquesta – estaba acostumbrado a una rutina formal de ensayos previos, partitura en mano, etc. Y resulta, que en esta ocasión no había repertorio “preconcebido”, ni arreglos, ni papel... Los chicos estaban listos para encender la descarga como en un encuentro casual. Tal y como se realizaba en el Tritons. Orlando agrega, que las sesiones se ejecutaron con tal naturalidad y libertad, que ni siquiera se contaban los compases. Éstas, básicamente, se resumían en temas clásicos articulados ad libitum. En determinado momento, cuando menos se lo esperaban, Al Santiago señalaba a cualquiera para que arrancara a “sonear”. Era música fluyendo libre y vigorosamente. Charlie Palmieri escribió en sus notas para el disco Cesta All Stars: “Sinceramente, creo que nuestro principal factor de éxito, fue lo impredecible de nuestras sesiones”.
Orlando Marín muestra dos álbumes donde participó, el de la Cesta All Stars y la Alegre All Stars. En su casa de Queens, NYC. Fotos de ©Israel Sánchez Coll Sucede que llevar este material al disco de vinilo (35 min. Aprox.) era una comprometedora tarea. Inevitablemente, Al Santiago y Roy Ramírez, editaban parte del material. Explica Joe Quijano, que en algunos casos los “intros” se alargaban demasiado, producto de la misma improvisación. Entonces se procuraba acortarlos para poderlos publicar. En una ocasión, Louie Ramírez le sugirió a Charlie la idea de memorizar el intro y la coda (inicio y final) de los temas. De ese modo la sesión se desarrollaría con mayor dinámica y seguridad. Al y Charlie fueron parcialmente receptivos, y con reservas admitieron acordar de memoria algunas estructuras. Se trataba de ideas que surgían en el mismo instante. Y así, eran transmitidas entre sí y articuladas en una sola toma. El propósito era evitar posteriores “cortes” de la obra. Esta decisión jamás alteró el carácter espontáneo de la ejecución en Jam Session. Para esta sesión, Kako no había invitado formalmente al destacado trompetista Puchi Boulong (miembro de la Orquesta de Tito Puente en aquel momento) Su presencia en esta grabación sería tan casual como las sesiones mismas. Esa noche Puchi Boulong llevó a uno de los chicos, en su auto, desde el Palladium hasta el edificio del Nola Studios. Al Santiago se percató de su presencia y lo invitó a participar en las sesiones de Cesta. Puchi Boulong se preguntaba ¿Y dónde están los papeles?... El sabio Chombo, a un lado, le dio algunas indicaciones con su saxofón en mano... y arranquen que no hace falta papel... De este modo, Pedro Puchi Boulong, también estampó su nombre en las antológicas sesiones de Las Estrellas Cesta.
Charlie Palmieri, el gigante de las blancas y las negras tocando en el Palladium para 1969. La Foto es de ©Martín Cohen. “Charlie Palmieri es el mejor piano de estudio que un artista de nuestro género puede desear...” Así define Joe Quijano, a su entrañable amigo: El Gigante de las blancas y las negras. Charlie fue pieza maestra en cada una de estas sesiones de Las Estrellas Alegre y Cesta. Es sorprendente cuánta riqueza, genio y talento, se aprecia en el Piano de Charlie. Es quizás, una de las referencias neoyorkinas más acreditadas en la interpretación y ejecución del Piano Cubano. Como diría Machito: “Charlie era todo un Pianero”. De la obra de Las Estrellas Cesta, quiero destacar, principalmente, la intervención de Charlie en el Bolerazo «Delirio» Es extraordinaria la sobriedad que él le imprimió a este conocido tema de César Portillo de la Luz. Sin duda, Charlie Palmieri hizo alarde de una impecable maestría en el piano. En la grabación original del sello Cesta Records, se disfruta claramente de ese sonido puro, sin artificios técnicos. Estoy convencido que Willie Torres y José “Cheo” Feliciano, hicieron de aquel «Delirio» una versión insuperable. Esa “toma” se logró, justo en el momento, en que Cheo se perfilaba como joven revelación del bolero en Nueva York. Sus temas “Como ríen” y “Aunque tú”, ya eran muestra de su excepcional talento como intérprete y compositor. El propio Cheo Feliciano, en reiteradas ocasiones, nos ha relatado como aquel “éxito” impactó en su vida personal. Inclusive nos ha confesado con que fragilidad se convirtió en drogadicto. Aquella época no fue fácil para Cheo. Así quisiera dejar rodar la imaginación de ustedes, apreciados lectores, hasta aquellas condiciones, cuando Cheo grabó «Delirio» con Las Estrellas Cesta. A pesar del clima frío de aquella noche, Cheo se presentó al estudio vistiendo una franelilla (camiseta). Y al momento de interpretar su parte del bolero, se acostó en el suelo -al lado del piano de Charlie-, y en esa posición, con micrófono en mano, desarrolló todo aquel profundo y “Delirante” discurso. Insisto, esta versión de «Delirio» es única. Toda la obra discográfica Cesta All Stars, ya está disponible en el mercado. Tal y como fue grabada en aquellas antológicas sesiones del Nola Studios, en la ciudad de Nueva York. Y conserva su sonido y repertorio originales. Es un merecido tributo a los músicos y productores de Las Estrellas Cesta, en su 40 aniversario. Gracias maestro Joe Quijano.
El ya mítico cantante y timbalero Jimmy Sabater, integrante de Cesta All Stars en NYC 1970. Foto de Martín Cohen
Johnny “Dandy” Rodríguez, el icono Yayo El Indio (ambos integrantes de la Cesta All Stars) y Adalberto Santiago. NYC 1973. A la der. La poderosa tumbadora de Frankie Malabe, en 1973, integrante de la Cesta. Fotos de ©Martín Cohen.
Irv Greebaum Ingeniero de Grabación de la CESTA ALL STARS. Foto de ©Martín Cohen.
Cesta All Stars. Álbum Alterado por la COCO RECORDS Salsa Festival Cortesía David Cantrell
Director Musical Charlie Palmieri. Cheo Feliciano, Joe Quijano, Yayo El Indio, Jimmy Sabater, Víctor Velásquez, Changuito Montalvo, Willie Torres y Dioris Valladares, Voces; Víctor Paz, Trompeta; Pedro "Puchi" Boulong, Trompeta; Roy Roman, Trompeta; José "Chombo" Silva, Saxofón; Mario Rivera, Saxofón; Charlie Palmieri, Piano y Organo; Charlie Fox, Piano; Bobby Rodríguez, Bajo; Baltasar Kako, Timbales; Louie Ramírez Vibráfono y Percusión; Johnny "Dandy" Rodríguez, Congas y bongos; Willie Rosario, Timbales y bongos; Orlando Marín, Timbales; Frankie Malabe, Conga y tumbadoras; Pedro Perdomo Conga y Percusión; Barry Rogers, Joe Wohletz y Joe Rodríguez, Trombones. Productor Al Santiago, Joe Quijano y Charlie Palmieri; Irv Greebaum Ingeniero de Grabación, Al Brown, Productor. Agosto/Sept. de 2004. Diagramó: Israel Sánchez-Coll
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