Viaje a Francia sin regreso

 

 
 

En el último año de la Segunda Guerra Mundial, la desaparición del afamado músico Glenn Miller cuando iba desde Inglaterra a divertir a las tropas estacionadas en Europa conmovió a sus admiradores. Desde hace cuatro décadas, el misterio sigue sin resolverse.

 

 

Tomado de la Revista Reader's Digest

Secretos y Misterio de la Historia

 

El 15 de diciembre de 1944, el mayor Glenn Miller abordó un avión monomotor Norseman en una pista militar cerca de Bedford, unos 60 km al norte de Londres. Tenía programado un concierto para Navidad, con su famosa Orquesta de la Fuerza Aérea del Ejército de E.U.A, para las fuerzas aliadas estacionadas en el París liberado. A último momento, Miller pidió un cambio de órdenes para llegar a Francia antes que su orquesta. Un encuentro casual en un club de oficiales, la noche anterior, le permitió conseguir un asiento en el pequeño avión que, desafiando al clima lluvioso y nublado, cruzaría el Canal de la Mancha.

 

Volar siempre inquietaba a Miller, quien expresó sus dudas acerca del avión. El otro pasajero, el coronel Norman Baesell, le recordó que Lindbergh cruzó el Atlántico en un avión monomotor y que ellos sólo viajaban a París. "Oye, ¿dónde diablos están los paracaídas?", preguntó Miller. "¿Qué importa, Miller? ¿Quieres vivir por siempre?", le respondió el coronel en broma. Poco después, el Norseman despegó en la densa niebla y desapareció para siempre.

Sólo después del 24 de diciembre cuando se notificó a la esposa de Miller, en Nueva Jersey se anunció que el famoso músico había desaparecido. Preocupado por problemas mucho mayores en esta fase decisiva de la guerra en Europa, el alto mando de EUA supuso que el avión cayó al Canal de la Mancha cuando sus alas se congelaron o su motor falló. La tragedia nunca fue investigada.

 

Los amigos y admiradores del popular músico del swing no aceptaron la explicación oficial. Comenzaron a circular descabellados rumores: el avión de Miller fue derribado por los alemanes y el músico, desfigurado, estaba escondido en algún hospital; había muerto en una pelea en algún cabaret parisino; el coronel Baesell, involucrado con el mercado negro, mató a Miller y al piloto y aterrizó en Francia; el alto mando eliminó a Miller, considerado espía alemán. A pesar de lo absurdo de estas historias, la desaparición nunca fue explicada y hasta hoy en día perduran las leyendas acerca del músico que cautivó a millones con sus suaves ritmos.

 

Glen Miller en la cúspide

 

El éxito le llegó a Glenn Miller en 1939, a los 35 años de edad. Luego de fracasar en la universidad, se unió en 1924 a la orquesta de Ben Pollack como trombonista y arreglista. Luego tocó con famosas bandas de los veintes y los treintas, como las de Tommy y Jimmy Dorsey, Red Nichols, Smith Ballew y Benny Goodman, el "rey del swing", quien consideraba a Glenn Miller "un músico entregado".

 

Este hombre joven, esbelto y de aspecto serio, con sus lentes sin montura, aportó un meticuloso perfeccionismo a la composición musical, al desarrollar un sonido característico: aterciopelado, suave, dúctil e independiente de los solistas. Al fracasar con su primera orquesta propia, Miller formó otra en 1938 y al siguiente año tuvo conciertos abarrotados en el casino de Glen Island, Nueva York, y en el salón Meadowbrook de Cedar Grove, Nueva Jersey.

 

En el otoño de 1939, la nueva orquesta de Glenn Miller llegó a la radio nacional y poco después los jóvenes del país bailaban ceñidamente al ritmo de éxitos como "In the Mood", "Pennsylvania 65000", "Tuxedo Junction", "String of Pearls" y la canción tema de Miller, "Moonlight Serenade". En 1940, sus utilidades llegaron a los 800 mil dólares y al año siguiente su orquesta hizo la primera de dos apariciones cinematográficas en Sun Valley Serenade, protagonizada por Sonja Henie. El tema del filme, "Chattanooga Choo Choo", de Miller, vendió un millón de discos y le ganó un disco de oro de la RCA Víctor. Modesto en lo que respecta a su éxito, una vez dijo: "Es inspirador ver desde el escenario las cabezas de 7,000 personas que se mueven al compás, especialmente si se ganan 600 dólares por cada mil asistentes." Al preguntársele si quería ser el nuevo "rey del swing, contestó: "Prefiero la reputación de tener una de las mejores bandas. Versatilidad, más que nada, es lo que quiero lograr."

 

El swing va a la guerra

 

Ocho meses después del ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, Glenn Miller dejó su exitosa carrera para enrolarse como voluntario en el ejército; en el otoño de 1942 obtuvo el rango de capitán. Buscó otros músicos enrolados en el ejército y formó la Orquesta de la Fuerza Aérea, que al año siguiente tocó para los cadetes que se entrenaban en la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut. Pero cuando introdujo el swing en las marchas militares, un oficial le recordó que la música de John Phillip Sousa había sido suficientemente buena en la Primera Guerra Mundial. "¿Usted aún vuela en los aviones de la guerra pasada?", le preguntó Miller. El militar aceptó el swing.

 

 

 

En sus giras, la AAF Band (así conocida por sus siglas en inglés) colectó millones de dólares para los bonos de guerra, pero aun así Miller sintió que no hacía lo suficiente. En junio de 1944, se le aprobó una gira a Inglaterra para tocar ante las tropas. En los siguientes cinco meses y medio, la banda dio 71 conciertos. Un general comentó que subían la moral de las tropas "casi como si recibieran carta de casa". Los conciertos se transmitieron por la red de las fuerzas aliadas a las tropas estacionadas en Inglaterra y Europa. Pero en la BBC de Londres los programas terminaron rápidamente, cuando un director pidió que la orquesta tocara a un volumen constante, ya que los escuchas de áreas remotas no podían oír la música suave. Pero Miller también se ganó algunos admiradores "civiles". Cuando se presentó ante la reina de Inglaterra, supo que las princesas Isabel y Margarita oían sus programas noche a noche.

En diciembre recibió la orden de presentarse en Francia. Pasó casi en vela la noche del 14, discutiendo con un amigo sus planes de formar una banda en la posguerra y luego retirarse a un rancho que había comprado en California.

Un hombre desahuciado

"Glenn Miller no murió en un accidente aéreo, sino de cáncer pulmonar en un hospital." Con esta sorprendente declaración, el hermano menor del músico, Herb Miller, rompió en 1983 un silencio de casi 40 años. Ciertamente Miller abordó el Norseman el 15 de diciembre de 1944, en un aeródromo de las afueras de Londres. Pero cuando el avión aterrizó, media hora más tarde, fue llevado a un hospital militar donde murió al día siguiente. Herb Miller había apoyado la historia acerca del accidente pues su hermano quería morir como héroe y no "en una simple cama".

Herb Miller quiso probar su aparentemente falsa versión con una carta enviada en el verano de 1944 por el muy fumador músico: "Estoy totalmente extenuado, aunque procuro comer bien. Tengo problemas para respirar. Creo que estoy muy enfermo."

Como no hubo ningún accidente, argumentó Herb Miller, no hubo necesidad de investigarlo. Más aún, el informe meteorológico del 15 de diciembre registró una temperatura de 5°C, que no era suficiente para congelar las alas del avión. Tanto el piloto del Norseman como el otro pasajero, el coronel Baesell, murieron más tarde en batalla. Su hermano posiblemente fue sepultado en una de tantas tumbas colectivas en algún cementerio militar en Gran Bretaña.

Esta versión también parece apoyarse en el hecho de que en sus últimos meses de vida, Glenn Miller parecía deprimido, irritable y exhausto, y sufría lo que él describió como repetidos ataques de sinusitis. Según Don Haynes, oficial ejecutivo de Miller y administrador de la AAF Band, el músico había perdido mucho peso y sus uniformes hechos a la medida "no le quedaban bien en lo absoluto: sencillamente le colgaban". George Voutsas, director de sus programas en la radio militar, recordó una discusión nocturna acerca de proyectos para la posguerra. "No sé por qué pierdo el tiempo haciendo planes", suspiró Miller. "Sabes, George, tengo el terrible presentimiento de que ustedes se irán a casa sin mí..."

Hacia la verdad

La versión de Herb Miller sobre la muerte de su hermano no ha sido corroborada por el ejército de EUA, pero ex pilotos ingleses han dado una ex¬plicación más plausible de la desaparición del célebre músico. Un filme de hace 30 años sugirió la revelación.

En 1955, James Stewart y June Allyson actua¬ron como Glenn Miller y su esposa en la película The Glenn Miller Story. Al verla, Fred Shaw, un antiguo piloto de la Real Fuerza Aérea, trató de presentar su propia teoría del destino del Norseman ante la prensa, pero fue rechazado. No fue sino hasta 1984 que Shaw, que para entonces residía en Sudáfrica, volvió a ver el filme. Esta vez consiguió publicar su versión.

El 15 de diciembre de 1944, Shaw estaba a bordo de un bombardero que regresaba de una incursión abortada contra Alemania. Cerca de la costa sur inglesa, el bombardero soltó su carga, incluyendo una bomba de dos toneladas conocida como "galletita", que explotó a varios metros sobre el mar. Cuando Shaw se asomó para ver la explosión, vio un Norseman volando más abajo. Un momento después, el artillero de babor le dijo por el intercomunicador: "¿Viste caer ese avión?" Shaw explicó que las ondas de choque de la explosión pudieron haber derribado al pequeño avión.

En Inglaterra, un miembro de la Sociedad de apreciadores de Glenn Miller puso un anuncio en el órgano de difusión de la fuerza aérea pidiendo información que corroborara la versión de Shaw. El piloto del bombardero, Víctor Gregory, respondió al anuncio.

Aunque él no había visto nada, Gregory confirmó en su declaración que Shaw vio un Norseman volando más abajo y que el artillero, ya fallecido, lo vio caer al mar. Como la misión se había abortado, no se rindió informe y Gregory nunca mencionó el incidente a sus superiores. "No quiero que se me considere insensible o cínico, pero al saber que un avión caía, yo habría dicho que no tenía por qué estar ahí... lo olvidaría." Su único interés era regresar a la base sano y salvo luego de la incursión.

La versión de Shaw llevó a una investigación del Departamento de Historia Aérea del Ministerio Británico de Defensa. Hasta entonces, la Real Fuerza Aérea consideraba la desaparición de Miller como un asunto que sólo concernía a EUA. Pero el Norseman despegó de una pista inglesa con ruta hacia Francia, aunque no se archivó su plan de vuelo. La investigación concluyó que el Norseman pudo cruzarse con los bombarderos o estar a kilómetros de distancia.

 

 

 

La melodía sigue

Tal vez nunca se llegue a conocer la verdadera historia sobre la desaparición de Glenn Miller y, después de tantos años, tal vez ya no importe en realidad. Lo que sí es relevante sin lugar a duda es su música.

El 17 de enero de 1946, tras cinco meses del fin de la guerra y 13 meses después de la desaparición del Norseman, la Orquesta de Glenn Miller, dirigida por Tex Beneke, debutó con éxito en el teatro Capitol de Nueva York. Por cinco años siguió atrayendo al público con las melodías de la era del swing. Luego, el éxito de The Glenn Miller Story desembocó, en 1956, en la reedición de sus grabaciones y en una nueva Orquesta de Glenn Miller. Lo que más gustó a sus integrantes fue tocar, en plena década de 1970, ante un público demasiado joven para haber oído a Glenn Miller en persona, pero que deseaba oír el suave sonido de su música.

 

 

 

 

Pasión por el vuelo

Poco antes de que Glenn Miller desapareciera en un avión militar, otra celebridad murió en un accidente inexplicado. El 31 de julio de 1944, el escritor y piloto francés Antoine de SaintExupéry desapareció en un ordinario vuelo de reconocimiento sobre el Mediterráneo. No se sabe si el desafortunado accidente se debió a fallas mecánicas del avión o si éste fue derribado.

Nacido en 1900, SaintExupéry obtuvo su licencia de piloto durante su servicio en las fuerzas aéreas francesas a principios de la década de 1920. Como piloto comercial, ayudó a abrir rutas de correo al norte de África, el Atlántico sur y Sudamérica. En 1939 reingresó a la fuerza aérea a pesar de haber tenido accidentes y, al caer Francia al año siguiente, ofreció sus servicios a las fuerzas libres francesas en el norte de África.

 

 

 

 

 

En una serie de novelas, ensayos y diarios, SaintExupéry narra apasionadamente sus aventuras aéreas. Escribió acerca de experiencias casi místicas que lo unían a los pilotos que arriesgaban su vida en esta profesión. Aunque él consideraba Viento, arena y estrellas, de 1939, como su mejor libro, es más popular El principito.

Hermosamente ilustrado por el autor mismo, este cuento clásico trata de "la más extraordinaria y pequeña persona" de un planeta distante con la que el autor se topa tras un aterrizaje forzoso en el desierto. Descrito como una bella fábula infantil para adultos, El principito recuerda al lector máximas tan probadas como: "Dar es siempre mejor que recibir."

 

 

 

 

 

 

 

 

Divirtiendo a las tropas

Glenn Miller estaba justificadamente orgulloso de sus contribuciones a la guerra; sentía que su orquesta llevaba a los soldados un toque casero. El mejor sonido que surgía de sus conciertos era "el que emitían miles de reclutas que reaccionaban con un grito feliz, ensordecedor y casi histérico luego de cada melodía".

 

 

El Estado Mayor de EUA dio mucha importancia a mantener la moral alta y alistó a estrellas de teatro, cine y radio para divertir tanto a las tropas que se entrenaban en EUA como a las emplazadas en Europa. Una de las estrellas más populares era Marlene Dietrich, de origen alemán, que apropiadamente actuó en el filme Follow the Boys. África del Norte fue el punto inicial de una gira que la llevó por los campamentos de muchos países europeos.

 

La sensual Marlene Ditrich posa provocativamente con soldados aliados.

 

 

Ante aclamaciones y aplausos, aparecía en escena con un ceñido uniforme que revelaba sus famosas piernas y cautivaba a los soldados cuando cantaba con voz aterciopelada canciones como See What the Boys in the Back Room Will Have. Nunca pidió trato especial y frecuentemente compartió las raciones de las tropas. Vulgares rumores de que subía la moral de los soldados "subiéndose las faldas" fueron acallados cuando se supo de su dedicación a los esfuerzos de la guerra.

 

También Alemania reconoció la importancia de la música y el entretenimiento para mantener la moral. Desde octubre de 1939 ?apenas un mes después de estallar la guerra? los alemanes transmitieron un programa llamado "Complacencias para los que están en el frente". Además de radiar peticiones de los soldados, también enviaba saludos y mensajes de sus familias.

 

Un popular tema de la Segunda Guerra Mundial pasó del Eje a los Aliados. "Lili Marlene", la canción de Lale Andersen acerca de un soldado que se despide de su novia a la puerta de un cuartel, fue posteriormente considerada como desmoralizadora por el Tercer Reich y la prohibió en 1942. Entonces se hizo muy popular entre las tropas de EUA en su versión en inglés.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Promovido al rango de mayor al llegar a Inglaterra, Glenn Miller dirige la AAP Band ante un público militar.

 

 

Este artículo fue transcrito del original por Israel Sánchez Coll para Herencia Latina.

 

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Edición de fin de año, Diciembre 2012 - Enero 2013

Herencia Latina