ENTREVISTA A RUBÉN BLADES

“Mientras los latinos en EE UU no nos unamos, en vez de manos seremos dedos”

El músico vuelve a grabar canciones suyas, emprende una gira que le traerá a España en julio y arremete contra Trump y Maduro

 

Madrid 

 

No ha sido una reflexión consciente, pero en Caminando, Rubén Blades (Ciudad de Panamá, 1948) ha ido mirando mucho al pasado y menos al futuro. Al rey de la salsa le ha salido un disco electrizante, pero nostálgico. De lo primero tiene la culpa esa poderosa big band, liderada por Roberto Delgado, con que lo ha grabado y junto a quien emprende gira. De lo segundo, lo años... No quiere decir todo esto que el autor de Pedro Navaja, referente de la música latina urbi et orbi, se haya vuelto un melancólico. Más bien mira al mundo con la misma intensidad de antes. Sigue su carrera como actor —graba ahora episodios de la serie Fear the Walking Dead—, afronta una gira que le traerá el 17 de julio por Madrid en las Noches del Botánico y otras cuatro ciudades españolas hasta el 22 de julio, pero, sobre todo, no rehúye preguntas sobre temas candentes en los que se moja a fondo acerca de Trump, Venezuela o esas hipotecas que antaño firmaban los músicos de su generación con las discográficas y que les hacían pagar cara su libertad. Ahora anda a la greña con Nicolás Maduro, que le atacó en uno de esos shows fasciotelevisivos en los que amenaza a gente.

 

Pregunta. ¿Qué le ha pasado con Nicolás Maduro? La ha tomado con usted.

 

Respuesta. En Venezuela la intransigencia del gobierno de Maduro está llevando a su país hacia el despeñadero de la violencia. Ojalá recapacite, por el bien de su pueblo. Me he preocupado sobre la situación de caos, pero también de cómo la población desconfía de algunos sectores de la oposición por el miedo a que les conduzca a situaciones de corrupción como las del pasado. Le sugiero a quien quiera realmente entender mi posición sobre Venezuela que ingrese a mi pagina web para que lea mi respuesta y, ademas, todos los artículos que desde el 2014 he redactado sobre la situación que vive el país. La presente situación reafirma la necesidad de nuevas elecciones, cuya integridad se confirme a través de la supervisión imparcial de observadores e instituciones internacionales de entero crédito.

 

P. Este disco huele a nostalgia. ¿Es una senda buscada?

 

R. Estoy en el proceso de volver a grabar algunos de mis temas ya que las casas disqueras con las que tuve contratos son las dueñas de los másteres de mis discos. Es injusto que empresas como Sony, Elektra o Universal, aunque recuperen la inversión en cada lanzamiento, sigan siendo sus dueños. Es como si fueras a un banco, te dan un préstamo pero la entidad sigue siendo dueña de tu casa. Una multinacional que no canta, ni arregla, no escribe partituras, no compone ni toca un instrumento termina como propietaria y el músico creador, que se joda. No es cuestión de volver al pasado. Al contrario. Voy hacia el futuro porque recobro mi música y la puedo administrar en vida para dejar como herencia cuando muera. Pienso regrabar todo por eso.

 

P. ¿Con big band? El sonido ensancha de una manera asombrosa los temas.

 

R. He trabajado con Roberto Delgado, un arreglista que se veía limitado por la composición original de su orquesta. Decidimos ampliar la gama de la sonoridad para darle el espacio necesario y expandir la creatividad. ¿El resultado? A mi juicio, joyas como Ara-Yue y Adonde.

 

P. O Nadie sabe, El pasado no perdona, Como un huracán, que más ahora, vueltas a grabar, dan cuenta de esa nostalgia que antes le mencionaba y usted niega…

 

R. En realidad noté eso después de acabados los temas. Lo que ocurre es que son ejemplos de salsa bailable y eso fue lo que escogí. Aquello que me pareció más representativo de la salsa de los setenta. Uno se arrepiente de cosas, seguro, pero este disco no es un mea culpa.

 

P. Hay canciones –El pescador y Antadilla- inspiradas en la pesca y el mar. ¿A qué clase de público quiere echarle el anzuelo a estas alturas?

 

R. Estos temas tienen que ver con mi disco Maestra vida. Hay canciones que debo escribir en esa línea. Estoy trabajando en ello, empatando con la narrativa ahora mismo.

 

P. Anda rodando Fear the walking dead y se nos puede ocurrir una metáfora política: la llegada de Trump ha resucitado en cierta medida la vieja estrategia de Nixon, Kissinger o Reagan respecto a América Latina como el patio trasero de EE UU. ¿Cómo lo ve?

 

R. Eso nunca ha variado. Sólo se ha manifestado con distintos matices. Pero hoy, las realidades son distintas en cuanto a las consecuencias de malas decisiones políticas. Los conflictos se han globalizado y no hay enemigo chiquito. Los tigres de papel ya no existen. Además, las condiciones económicas del mal llamado neoliberalismo requieren de alianzas y mercados para prosperar.

 

P. ¿En qué medida Trump ha envenenado el ambiente entre los latinos de Estados Unidos y, en qué medida, la necesidad de afrontarlo, ha regenerado ese mismo espectro?

 

R. Sólo el tiempo puede responder preguntas que no entiende la razón. ¿Por qué una gran parte de las mujeres prefirieron votar por un mentiroso, misógino, charlatán e ignorante y no por Hillary Clinton? En cuanto a los latinos en Estados Unidos, lo he dicho mil veces: mientras no actuemos allá como manos, seguiremos siendo dedos.

 

P. En 2015, confesaba a EL PAÍS que preparaba su carrera presidencial en Panamá para 2019. ¿Lo mantiene?

 

R. No confesé eso, simplemente, lo indiqué como una posibilidad. No existe una certeza. Sería absurdo e irresponsable declararme candidato sin haber preparado asuntos de importancia como la preparación de una propuesta viable. A mediano y largo plazo, hoy tengo más pasado que futuro y debo estar listo para enfrentar las consecuencias de esa realidad. También para establecer responsablemente las prioridades.

 

P. O sea, que se lo va preparando con cautela… Y en ese caso, la de este verano, ¿sería su última gira?

 

R. De salsa, sí. Quizás haga representaciones esporádicas en un futuro, pero no lo aseguro. Debo dedicar tiempo a muchas cosas. Ahora me encuentro priorizando direcciones.

 

P. ¿Anda el continente necesitado de algunos referentes morales?

 

R. El mayor liderazgo o referente moral, como dices, debe surgir de nuestro entorno inmediato. Para mí, lo fueron mi abuela y mi madre. Mi padre, el barrio y los maestros.

 

 

 

RESUCITAR LAS BIG BAND

La aparición de Caminando resulta un sentido y auténtico homenaje a ese Caribe que labró la identidad de Nueva York con un rostro poderosamente latino. De todos ellos, Rubén Blades fue un heredero que colocó la salsa en una división comprometida y global. Pero en este último disco, queda un sentido homenaje a las raíces de su propia razón de ser y a ese mestizaje que los grandes músicos caribeños supieron hacer con el swing genuinamente norteño de las Big Band. “Siempre admiré ese sonido”, confiesa Blades. “Desde Stan Keaton y los hermanos Jimmy y Tommy Dorsey a Glenn Miller, por una parte, mientras de la otra entraban Machito y los afrocubanos, con Mario Bauza, Tito Puente, Tito Rodríguez, Cuco Peña, Willie Rosario…”. Y aquellas orquestas cubanas como Casino la Playa, que se fundían en un todo junto a La Riverside, Nelson Riddle, Count Basie, Wynton Marsalis o la Lincoln Jazz Center Orch… “Me resulta verdaderamente excitante escuchar la fuerza de una Big Band. Desde hace tiempo, por razones económicas, han desaparecido prácticamente. Ya quedan pocas en Nueva York, que yo sepa: la de O’Farril, la que a veces se reúne con Johnny Rodríguez en el Bronx y la de Wynton. Hasta ahí”.