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El cantante
Víctima de su entorno
El cantante y actor Marc Anthony (izquierda), quien interpreta a Héctor Lavoe, logra imprimirle dramatismo a su caracterización del salsero ponceño, que se enfoca en su difícil vida.
Por ©Juanma Fernández-París
Decir que el título más apropiado para “El cantante”, largometraje de Picturehouse que comienza a exhibirse en la Isla, es “La esposa del cantante”, no es necesariamente una crítica cínica de las limitaciones de este filme, sino una aclaración de su contexto dramático.
Aunque el afiche promocional del filme asegura ser inspirado en la vida de Héctor Lavoe, desde el primer encuadre del filme queda claro que ésta va a ser filtrada a través de las anécdotas de su esposa. Este giro particular permite que Jennifer López, que interpreta a su esposa Nilda (mejor conocida como “Puchi”) dé la mejor interpretación de su carrera. Sin embargo, resulta desafortunado que el libreto del filme se quede en la superficie de lo que fue el entorno de la vida de Lavoe y el desarrollo del género musical de la salsa.
No hay duda de que León Ichaso quiso dirigir un filme que celebrara la música de su protagonista a la misma vez que mostraba los demonios que acapararon su vida personal. El problema resulta ser un libreto que no tiene espacio para explorar el alma compleja de su protagonista y una dirección que se aferra demasiado a la estética cinematográfica que Ichaso utilizó en “Piñero”.
El disco de la banda sonora de la película “El cantante”, que ya está disponible en las tiendas, figura al tope de varias listas de la revista Billboard, según informó la agencia Creative Link.
El filme comienza con una entrevista a Puchi (López) en 2002. Asumiendo el formato de docudrama, la trama del filme brinca de las observaciones de Puchi a diferentes etapas de la vida de Héctor Lavoe (Marc Anthony). El libreto presenta la trayectoria del protagonista desde un cantante joven en las plazas de la Isla, cuando en Ponce se le conocía como Héctor Juan Pérez, hasta convertirse en la estrella más grande de la Fania All Stars.
El problema del libreto no es que presente la adicción que consumió la vida de Lavoe y sus fallos como esposo y padre. La debilidad del guión reside en no crear el espacio para poder explorar todas las dimensiones de su vida.
Su infancia, su relación problemática con su padre y, aún más importante, su relación con su talento y su música son sacrificados para que su romance con Puchi y el deterioro de su adicción dominen la pantalla. Esto es grave en un filme de casi dos horas, que peca de conectar los eventos cruciales con un exceso de montajes musicales.
Es difícil de precisar si esto es resultado de la vanidad de López, quien hace su debut como productora, o si simplemente es un tropiezo de los guionistas en busca de llevar a la pantalla todo lo que implique drama y conflicto.
Independientemente de esto, el verdadero valor del filme reside en las interpretaciones de Marc Anthony y Jennifer López. El voltaje dinámico que trae la actriz a este rol es evidencia contundente de que, con la excepción de “Selena” y “Out of Sight”, Hollywood ha desperdiciado su talento.
En el caso de Marc Anthony, quien siempre ha tenido buen desempeño dramático como actor, el que su personaje quede relegado a dos dimensiones no limita el impacto de su caracterización.
Esto, junto con el retrato que ofrece el filme del momento en que el mundo entero fue seducido por la salsa, es lo mejor que ofrece esta producción.
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