Bobby Sanabria en el Funeral de Puntilla-Herencia Latina

Aunque asistir a un funeral es un momento triste. Por su naturaleza, es un lugar donde uno puede reflexionar y brindarle poderosamente honores al que parte. Además en los funerales uno se reencuentra con viejos amigos, colegas y se conecta con personas con quienes puede estar encontrándose por primera vez.

Así también fue el funeral de Puntilla la noche del 14 de agosto, en la Casa Funeraria Montero ubicada en el Boogie Down Bronx; el condado, que por su naturaleza, es la casa grande de muchos que en la comunidad profesan la Santería. Esa noche estuvieron con gran fortaleza espiritual y para rendirle un último homenaje a uno de los maestros del tambor, los señores: René López, Andy González, Anthony Carrillo, David Oquendo, Olufemi, Doc Gibbs, Skip “Brinquito’ Burney, Félix Sanabria y su queridísima esposa; Rolando Ramos (Conguero de la Orquesta Broadway), el tamborero Eddie Rodríguez, Michelle Rosewoman —quien esta en el proceso de hacerse Ocha como un Yawo—, Milton Cardona, Akpwon Emilio Barreto, la hermana de Puntilla, los dos hijos de Puntilla y varios miembros de su familia además de amigos y personas allegadas.

Una de las tantas cosas que se destacaron en esa noche, fueron varias personas que realizando un coro a capella cantaba algunas de las canciones de alabanza favoritas de Puntilla —de la tradición arará. Skip Burney lideraba un grupo que finalmente entró haciendo palmadas que seguían apropiadamente las cadencias de los Batá. Esta fue una de las muchas e importantes contribuciones de Puntilla. En efecto, él enseñaba un variado repertorio de estas canciones las cuales no se escuchan aquí en los Estados ni en la comunidad en general; pero las mismas han llegado a formar parte de un repertorio estándar en cualquier ceremonia o ritual que se les requiera.

Poco después, se trajeron cajones y se interpretaron una serie de rumbas ofrecidas al espíritu de Puntilla. Estas rumbas nos hicieron recordar aquellos días, cuando los tambores africanos fueron omnipresentes en el público de todos los lugares de la ciudad de Nueva York.

Marta Moreno Vega ha afirmado una gran verdad, «Nueva York es la ciudad africana secreta, oculta.» Y en medio de ella Puntilla fue su vórtice.

"Puntilla" era considerado, tanto en su país como en América, un maestro en los diferentes estilos de la música cubana. Antes de instalarse en Nueva York, Ríos fue profesor de percusión en la Escuela Nacional Artística de Cuba entre 1971 y 1978. Actuó en las salas más famosas de La Habana, como el Tropicana y el Hotel Havana Riviera. En Nueva York se convirtió en maestro y mentor de gran número de músicos importantes del momento.