Conversando con Roberto McCausland Dieppa

Por. Israel Sánchez-Coll

Roberto McCausland Dieppa

El encuentro con el músico colombo-americano de raíces clásicas el Sr. Roberto McCausland Dieppa, se efectuó en la ciudad de Nueva York para el verano del 2019. El lugar que se eligió fue el Dimenna Center for classical Music, un mundo adecuado para ensayos y grabaciones clásicas así como también para artistas del mundo de la música moderna, entre otros: Renée Fleming, Susan Graham, Itzhak Perlman, Emanuel Ax, Joshua Bell, Valery Gergiev, James Taylor y Gordon Matthew Thomas Sumner mejor conocido como Sting. Su ubicación está en el vecindario Hell’s Kitchen del Midtown del condado de Manhattan; en efecto, un mundo refinado para entrevistar a una persona de modales refinados. El Sr. Roberto ha mutado dentro de diversas vertientes desde Rock, su formación clásica y el jazz. Nuestro objetivo fue dialogar sobre sus proyectos caribeños, que él ha venido plasmando en sus nuevos trabajos entre ellos Caribe al Mundo. Esta entrevista reafirma el mundo abierto de Herencia latina como un lugar adecuado para proyectos enmarcados en el mundo caribeño y antillano.

¿Roberto, te iniciaste en la música moderna antes de explorar en la música clásica?

Me inicié en la música clásica por mi abuelo, él era una persona de una profunda formación clásica, en efecto, Beethoven era su personaje favorito. (1) Desde muy niño escuchaba y aprendí de varias composiciones y sus compositores, ejemplo: Liszt, Ravel, Bartók. Como tengo oído absoluto desde niño, tocaba el piano e interpretaba las piezas que el abuelo le gustaba oír de manera simple y juvenil. Consecuentemente aprendí de todo su entorno. (1) Por mi buena disciplina y compañía, el abuelo me llevaba a trabajar en sus fábricas; tuve el contacto con sus trabajadores quienes seguían la música popular, y me permitió conocer la cultura y la música del Caribe. Imagínate, Barranquilla es una ciudad muy musical, el menú del día era salsa, porros y merecumbés, cumbias y merengues excepcionales de Pacho Galán, Lucho Bermúdez, y música vallenata del compositor Rafael Escalona. Anacaona de Cheo Feliciano fue una de mis favoritas. Por otro lado, mi padre que había sido educado en Nueva York, su música predilecta era el jazz. Barranquilla siempre ha tenido atracción por el jazz, tanto que las grandes orquestas como las de Pacho Galán y Lucho Bermúdez se acercaron a esa música hermosa y agilizaron la evolución local al jazz por medio de sus “Big Bands”. Yo digo que me formé en esas tres disciplinas, eran para mí siempre concurrente. Tengo un grato recuerdo que mi abuelo fue una persona muy apegado al arte; en su casa le visitaban Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Meira del Mar, y formó buena amistad con Yehudi Menuhin, quien estuvo en su casa, y muchos de los artistas clésicos de su época. De todos ellos aprendí. García Márquez escribió sobre el abuelo Carlos Dieppa en sus crónicas del periódico el Espectador de Bogotá. (1).

¿Cómo usted llega al Rock?

Permíteme explicarte cómo llegué al Rock. De toda esa base clásica, un día mi padre se presentó en mi casa con un álbum de los Beatles y otro de Little Richard, que obviamente, ya eran tres años antiguos, lo colocó y me gustó. Fue algo como refrescante que entró rápido a mi sistema.

Mancini Orchestra

Usted fue director de los Mancini’s Band y Mancini´s Orquestra – Sinfonia Latina ̶ una banda que para mi opinión se acercaba mucho a las ideas de Chicago ̶, debido a que ustedes usaban instrumentos de metal como trombones y saxofones, una rica combinación con lo eléctrico que las bandas locales de música moderna no usaban. Esta banda se comportaba como una big band, a diferencia de los cuartetos y quintetos que ya tenían presencia en la ciudad. ¿Usted considera que Mancini’s Band - Orchestra band fue más ecléctica que una banda de Rock pura?

El padre de los Mancini´s fue una vez a casa y me invitó a unirme a sus hijos, que ya habían formado una banda incipiente o más bien en estado seminal. Nosotros comenzamos como un cuarteto, luego ampliamos a un quinteto, fuimos muy originales. Debido a que nuestras piezas eran de creación propia, composiciones nuestras, aunque también ejecutamos música de otros artistas contemporáneos. Pese a que colaboré con otras bandas acepté la propuesta de la familia Mancini. Lo que ocurrió fue que los conjuntos que existían en la ciudad su acercamiento hacia el público lo hacían en el idioma inglés, entonces su relevancia social fue menor, sus canciones eran estándares de bandas norteamericanas, canciones de moda. Entonces el entorno era complejo, porque para aquel tiempo pocas personas hablaban o dominaban el inglés, ahora todo es diferente, hay un mayor dominio por ese idioma. O sea, imagínate el impacto hacia los chicos o chicas cuando escucharan a una banda local interpretar por ejemplo el éxito de Chicago, Saturday In The Park o de Jimmy Hendrix, Red House, no entendían, escuchaban y con cierta reservación aplaudían, gritaban todo bajo el influjo de la radio local que las programaba. Yo reflexionaba entorno a esto y les decía a mis compañeros que nuestra propuesta para la juventud debía de ser en nuestro propio idioma. Me acerqué a Bruno Mancini y le señalé que teníamos que entrar con nuevos horizontes musicales, no limitarnos a lo que estaban tocando las bandas locales, y le expresé que debíamos acercarnos y tender puentes con la música autóctona, con la música del Caribe. Imagine, fuimos pensando en la creación de sinfonía latina como una pieza o propuesta de vanguardia con tonalidades clásicas fusionadas con elementos de nuestra música autóctona, salsa, rock y jazz, y además algo muy imaginativo, poemas cantados en español. Yo creo que la pieza fue con una idea más “avantguard”, de vanguardia, más que experimental. Su contenido fueron ocho temas con fuerte tendencia a lo dramático inspirados en las diferencias de la música caribe y mediterránea, en héroes de la Guerra Civil Española, en el héroe mexicano Don Emiliano Zapata, y en unos sueños de la madre de mi primera novia contemporánea, con el mensaje de despertar la comunidad a compartir, y ayudarnos usando el raciocinio y coraje.
Sinfonia Latina

¿Entonces Mancini’s Band, fue el salto hacia una banda contemporánea?

Mancini´s Band fue el comienzo de una escuela de composición y creatividad. Tocamos música de los Beatles, Clapton, Santana, Credence Clearwater, y muchos más, jazz-Rock, piezas originales. Mi función en la banda fue siempre de compositor. Con el Fender-Rhodes a la mano, desarrollamos rock-jazz- salsa y funk- de alta intensidad. De dirigir la banda original pase a Mancini´s Orchestra – Sinfonía Latina, con la experiencia y misión de movernos en el ámbito rock-salsa-guajeo-jazz y la alta estructura clásica heredada de toda mi infancia. Igual conocía la música de las orquesta del maestro Pacho Galán y del maestro Lucho Bermúdez. Ambas bien disciplinadas, con un soberbio sonido. El aporte del señor Leo Borrero fue especial. El tocaba trombón en esos tiempos. Logramos crear un sonido original. Generalmente, los metales tocan en harmonía cerrada, o cercana, del trombón bajo, por decir, a las trompetas y cómo creamos sonidos abiertos en contra del ritmo con el bajo, asemejando el sonido de las bandas de calle, con el bajo y la percusión en conversación rítmica. El sentido de la danza con ritmos rock y jazz, permutaciones de mi ciudad natal Barranquilla.

Giancarlo Mancini, gran percusionista de alta intensidad, facilitaba la energía del grupo —era bastante incesante e intensa y el público le encantaba por la energía que emitíamos al ejecutar. Tanto que las piezas nuevas con bastante disonancia las aceptaban libremente o “sans souci”, como dicen los franceses, y las bailaban sobre las sillas.

Cuando ampliamos la percusión para Mancini´s Orquestra – Sinfonía Latina, la organicé meticulosamente paralela al bajo y las cadenzas. Parece increíble pero trabajamos sin parar; nos divididos en grupos por espacio de nueve meses.

Por otro lado, Bruno es un guitarrista melódico —de un toque perfecto con gran similitud a la ópera italiana, si puedo expresarlo en términos clásicos. Con su Fender, el sonido emitido asimilaba la voz humana.

Todos los compañeros eran perfectos para lo que hacíamos. De las relaciones que solo existen cuando son las personas exactas. En los metales estaban los hermanos Barros; al “Chiqui” le exigí dar el máximo posible y así lo hicieron —ejecutaron largos pasajes de trompeta, durísimo al labio. Todavía soy intenso en mi trabajo, creo que eso no se deja de ser….

Tu respuesta, sí, desarrollamos un nuevo sonido, una nueva expresión, sui generis de Barranquilla por su multicultura y el Caribe. Ecléctico, Big Band, rock, jazz, salsa, en la parte del coro en español un cruce llanero, flamenco, rock con algo de filosofía griega en poesía. Si te pones a pensar, una locura. Pero resultó.

¿Luego de su etapa con los Mancini’s Band, Mancini´s Orchestra- Sinfonia Latina qué caminos y ámbitos usted tomó?

Cuando presentamos a Sinfonía Latina, era entonces mi último año que yo iba a permanecer en Barranquilla, Colombia. Tenía dentro de mis proyectos seguir estudiando música clásica y crecer en el mundo musical. Me encantaba la Grecia Clásica desde niño —las columnas dóricas siempre me llamaban la atención. Ya vez porque Thales de Mileto en Sinfonía Latina. (1)

En estos tiempos estaríamos aún juntos, pero en aquellos tiempos la comunicación era un poco frágil; ellos tenían que seguir con su banda y tuvieron su éxito pero yo tenía mis proyectos, debía seguir estudiando. Mancini´s Orchestra reorganizó al Mancini´s Band y el número de músicos pasó a cinco. Posteriormente a ellos también les tocó salir del país a estudiar. Hoy de Sinfonía Latina-Mancini´s Orchestra salieron profesionales en diversas carreras. Profesores de música, medicina, músicos profesionales, los hermanos Barros (ambos con excelentes “ensambles” en Miami), otros fueron reclutados en bandas como las de Joe Arroyo y el Grupo Niche, y otros formaron eventualmente sus propios grupos. Uno terminó en el grupo de Carlos Santana, toda esa semilla de Sinfonía Latina-Mancini’s Orchestra- Sinfonía Latina se regó por el mundo. La temática y el sentido de vanguardia de nosotros estaban muy por encima del nivel musical de otras bandas locales, nacionales y de la región. Parece increíble que una serie de jóvenes como nosotros llegamos al nivel que alcanzamos. Fue a pulso y pulmón por así decirlo, mucho sudor en la frente, pensando siempre en el Caribe. Pero lo hicimos y salió fantástico, espectacular. En Colombia tuvimos muchas invitaciones para presentaciones en todas las principales ciudades y existen reseñas periodísticas en los periódicos locales.

Personalmente considero que Sinfonía Latina fue absorbente y totalmente nos empujó a los límites musicales y filosóficos. Para crecer más aún, quise extender el conocimiento de las diferentes artes, la música y orquesta clásica, el piano que me ha tratado fantásticamente bien; la composición y mi pasión personal por la música de Franz Liszt, y Bela Bartok, adjunto con la era que termina con Gustav Mahler-Richard Strauss. Por otro lado, los acentos de la música húngara son similares a mucho de la idiomática musical caribeña.

¿Su viaje a los Estados Unidos fue pensando en nutrirse de música clásica antes que seguir en la música moderna?

Mis estudios musicales y clásicos fueron incrementándose. Ambos ocuparon casi todo mi tiempo; la idea era estar listo para continuar expandiendo en el género Clásico-Caribe. Estudie composición, piano, dirección. Me expandí en lo clásico y también en literatura greco—romana, me encantaba ese periodo histórico, humano. Luego me dediqué a la música de cámara, en efecto, entiéndase de grupos reducidos donde se tocaba piano, violín, violoncello, una orquesta pequeña, y por lo tanto, con posibilidades de ejecutar música dentro de salas pequeñas. Lo que fue un pasaporte para estar por diez años en Europa, Asia y los EE.UU. Me fue muy bien, gané muchos premios (1). Entre otros alterné con un puñado de músicos clásicos: la pianista Faye Rowell (Kessler), el pianista y maestro Edwin Gershefski (protegido de Tobias Matthay y Arthur Schnabel), Stan Pethel y Ross Magoulas, un gran instructor de voces y ópera. Es una dicha de estar entrenado en todos los campos (1).

De la música de cámara pasé a hacer solos. Obviamente hago de todo, luego de haberme sentido satisfecho, regresé a la dirección y composiciones, mi especialidad clásico-Caribe, muy ligado a las raíces africanas, al mediterráneo. Me encanta la cultura del Caribe, es muy especial. El Caribe es muy elegante y gentil.
Israel y Roberto

¿Tienes actualmente una agrupación que este, cerca del jazz, o de una salsa estilo Eddie Palmieri, cuando le abrió las puertas a Francisco Zumaque en su ya famoso álbum blanco?

El trabajo que yo hago son piezas para piano relacionadas con el Caribe y Latinoamérica de manera que se puedan tocar en conciertos, cámara y no son fáciles; también hago para solistas, cuartetos, quintetos, grupos de jazz, para grupos de tríos y hasta 17 personas. La mayoría de los que estamos en jazz tenemos raíces clásicas pero inferimos en música nuestra. Abrir caminos para la música del Caribe en las grandes salas y con las grandes orquestas es imperativo. Sí estaré ejecutando más jazz y música contemporánea durante los próximos años, incluyendo tríos, cuartetos y más. Ahora tenemos que empezar nuestra labor de difusión.

Hay un grupo de San Francisco, California, que está a tono con la música africana. Se llama Kronos Quartet y es un grupo que ha recogido música de muchas partes y lo ha integrado al formato clásico; por otra parte, está Phillip Glass. ¿Estás allí en medio de ellos?

Sí los conozco y son muy buenos, excepto que yo soy más radical (se ríe ) e intenso, o más de avanzada, en el sentido de que cuando tú escuchas mis piezas caribes te impulsa a bailarlas, tienes el baile que es integral. Mi expresión es mucho más fuerte, soy muy abierto a nuestras raíces y también experimento con la salsa. Yo me alejo de la música para escuchar cuando mis piezas son del Caribe, porque le quita ese ambiente rítmico. Tomemos Piazzola sus tangos y milongas son precisos y también los puedes bailar (se ríe), con tu mujer, son expresiones clásicas a la vez. Yo trato de preservar nuestra música y llevarla a la sala de conciertos.

Me asalta una inquietud. Recuerdas a Yes Relayer con sus famosas piezas, entre otras The Gates of Delium, y a Rick Wakeman en Journey to the Center of the Earth, basada en la obra de Julio Verne y acompañado por la Orquesta Filarmónica de Londres, piezas que se pueden considerar “avant-guard”, o de vanguardia, que fusionaban el rock con lo clásico. Me da la impresión que tus pasos están allí cerca de este terreno, es como si te hubieras adentrado en esos trabajos y luego saltas con tu formación a lo Caribe. ¿Puedo especular así?

Correcto, tu idea es correcta, excepto que continúo con todos los géneros a la vez. La parte Caribe es la que exploro ahora. Correcto, esa es una música de avanzada, mi música tiene ritmo, ¡no te puedes quedar sentado! El sentido de la danza es importante en el Caribe. Igual que en el tango.
Israel y Roberto segunda vez

De nuestras anteriores comunicaciones tú me habías enviado un trabajo fotográfico para un CD próximo a salir. Yo había escogido una imagen tuya en la orilla de una playa. Ese proyecto ya lo sacaste o aún le faltan algunas piezas; tenía la impresión que era un trabajo orientado al jazz.

Ese trabajo está aún en el estudio. Son poesías, son poesías de amor de diferentes puntos de vista. Lo hemos estado trabajando concurrentemente, esperamos terminarlo, en efecto, me han solicitado para tantas cosas, pero debo terminarlo. Apenas que acabe esta temporada de septiembre 2019 a mayo 2020 yo espero dedicarme a ese trabajo. Creo que es un trabajo con la mira a ser especialmente sensible y seductivo. Uno de mis mejores amigos de la infancia, Gianfranco Gerosa está colaborando conmigo, algo que hace el proyecto aún más especial.

Estás en Nueva York, una ciudad donde se ha caracterizado por realizar todo tipo de música y en donde lo experimental siempre ha ocupado una parte primordial en su espectro cultural. Por ejemplo, en lo nuestro, recordemos el estallido de la salsa ya al final de los años 60s y luego siguiendo su curso al comienzos de los 70s. ¿Has tenido el ofrecimiento o contacto para un tipo de proyecto con alguna orquesta local que hace salsa y desea acercarse a esa parte clásica o de vanguardia?

¡Por supuesto! Pero estamos involucrados en proyectos con fuerte base latina. Próximamente llegará el momento de salir y dejar al público saber nuestras iniciativas. Me encanta la pregunta, porque tenemos mucho que aportar musicalmente a la nueva vanguardia del jazz y Caribe. ¡Tengan el oído y los ojos abiertos a lo que viene!

Sinfonía Latina, al comienzo, en su etapa seminal, la tenías pensada de una manera, pero con el trascurrir del tiempo, tú te encuentras en una ciudad donde la música latina está muy desarrollada. ¿Tienes proyectada realizarla o de montarla con músicos nuevos y de otros que fueron parte de esa big band llamada Mancini’s Orchestra? Recuerda, los músicos nuevos le dan ese aire de frescura al proyecto.

Déjame, te aclaro. Sinfonía Latina como fue en el 1976, fue una obra compleja y de vanguardia; demoré mucho tiempo en hacerla. Reformar o rehacer Sinfonía Latina sería un proyecto monumental (se ríe), pero es una cuestión mayor, hay que reunir 17 músicos con muchas características, cantantes de salsa, personal clásico, gente del ambiente rock, no es fácil tocar en ese estilo tan diverso, además contar que deben tener la energía para poder tocar todas esas ocho piezas. Lo otro es que he desarrollado algunos movimientos que pueden tocarse. Esa obra tiene un concepto social, que estimularía a los jóvenes a tocar música de vanguardia. Sinfonía Latina está allí esperando, en cualquier momento puede tomar forma y cuerpo para este tiempo.

Lo que hacemos ahora es más Caribe con los músicos de la ciudad. Tenemos proyectadas muchas grabaciones. Una se llama Caribe, y es un proyecto de nueve piezas de cámara en sí, hermoso, guajeos, danzas, merengues, lo clásico es ya estructura pero su contenido y corazón es Caribe. Todas están estructuradas para bailar hasta en ballet. Todas tienen clave, su lenguaje sincrético, sexual y secreto, y la danza, imprescindible.

¿Dentro del mundo del jazz latino o el jazz afrocubano qué pianista le llama la atención y le gusta escuchar?

Yo admiro a todos, en especial a Gonzalo Rubalcaba, Eddie Palmieri y Michel Camilo, aunque cada uno tiene su estilo particular. No soy de las personas que escojo porque el uno toca mejor que el otro, para mí todos tienen mucho que aportar. Escucho, aprendo, todos están bien, todos son bienvenidos. Escuchándolos crecemos. Todo jazz tiene raíces caribes y toques franceses de gran importancia y seducción.

Volviendo al jazz latino, usted ha actuado con grandes figuras de la música clásica. ¿Qué puede mencionar en futuro compartir música con Michael Camilo o el mismo Gonzalo Rubalcaba, Paquito de Rivera, Al Dimeola o Eddie Palmieri?

Y volviendo al tema del jazz y el jazz latino, me encantaría hacer música con estos grandes colegas, sobre todo algo totalmente único expandiendo los horizontes musicales y trayendo nueva audiencia.

La música del Caribe es muy amplia. ¿Qué ritmos o movimientos estás concentrado?

Toda la música Caribe tiene clave, en sus bajos son obvios; en Rapsodia azul, de George Gershwin, uno escucha la clave a veces tenue pero allí está. Y ese es el todo y lo tenemos, se replica en el tango.

¿O sea, en tus proyectos lo clásico está al servicio de la música del Caribe pero no lo inverso?

Correcto (se ríe), en realidad sí. Cuando presentamos al público Sinfonía Latina hay mucho de eso, la gente recuerdo salió explotada y en estado de shock. Y eso es lo bueno, producir en el espectador un estado de admiración y que salga del espectáculo con algo extraordinario, nuevo y diferente.

¿Tienes en tus proyectos regresar a Colombia con Sinfonía Latina?

Bueno, con Sinfonía Latina puede que presente uno de los movimientos. Pero otra obra no creo, fue un trabajo hondo y especialmente intenso, complejo, complicado y filosófico como era la época. Tengo planeado un tour por Latinoamérica ejecutando jazz y musica más contemporánea, sin dejar al lado la música clásica.

¿No le da temor ser un incomprendido, que los músicos y compositores clásicos que lo han conocido de pronto lo vean y escuchen involucrado en proyectos vernáculos y populares?

Para nada. Hago lo que creo y siento, lo que me manda mis inquietudes.

¿Dónde considera que ha encontrado su mejor público?

Caramba…en muchas partes en Japón, España, Australia, Suiza, Budapest, Londres, y aquí mismo… Así es difícil decir cuál que es mejor público. Latinoamérica y el Caribe, Colombia, son espectaculares.

Gracias Robert.

Gracias a ti, Israel.
Caribe al Mundo CD Cover

Notas Roberto McCausland desea enviar un saludo de gratitud a Valerie B. and The Orquestra of St. Luke´s NYC. ¡A él siempre lo tratan como un Rey! Dieppa-Ostrogskich-G.G.Márquez.

Sinfonia Latina Historical Bibliographic Archive. https://sinfonialatinahistoricalbibliographicalarchive.wordpress.com/2019/09/04/sinfonia-latina-historical-bibliographic-archive/10/