Falleció el Maestro Rafael Fello Bacallao Hernández

CienFuegos, Cuba 1935  -  Caracas, Venezuela 2005

El querido cantante, compositor y estelar bailador Rafael “Felo” Bacallao Hernández, quien por 34 años fuera principal atracción de la sexagenaria Orquesta Aragón ha fallecido en la ciudad de Caracas, Venezuela.

Nacido en Cienfuegos, el 9 de febrero de 1935,  Felo Bacallao, como le recuerdan todos los cubanos, comenzó a cantar muy joven con el guitarrista Rafael Molina (autor de "Como gota de Rocío"). A los 13 años integró el trío Arizona. Se presentó en La Corte Suprema del Arte en 1949. Se inició en la orquesta del flautista, también cienfueguero, Efraín Loyola. A principios de los años cincuenta (enero de 1959) se estableció en La Habana y pasó a formar parte de la Orquesta Fajardo y sus Estrellas. El 7 de febrero de 1959 ingresó en la Aragón, orquesta insignia de la música cubana, popular y bailable, y con ellos se mantuvo a lo largo de los momentos más estelares de esa agrupación. Durante tres décadas, su voz se sumó a la del cantante José Antonio “Pepe” Olmos, para integrar el dúo de vocalistas que sellaron un timbre único en lo mejor del repertorio de los aragones. En 1993 decidió retirarse de los medios artísticos y pasó a radicar en Venezuela. Falleció el 13 de mayo de 2005

La jiribilla

Espejo de lo cubano
Bladimir Zamora Céspedes • La Habana

Cuando la Orquesta Aragón se fundó en Cienfuegos allá por 1939, allí mismo había nacido unos cuatro años antes Rafael Bacallao Hernández, un nueve de febrero.  Tendría que pasar mucho tiempo para que esta charanga se hiciera popular en los salones del centro de la Isla y un poco más para que tocara tierra de la capital del país, con aquel slogan de “la que llegó y triunfó”, pero todavía en esos altos años de la década del 50 del siglo pasado, Bacallao no tenía que ver con la agrupación fundada por Orestes Aragón y muy poco después   comandada hasta la gloria por Rafael Lay Apesteguía.

Bacallao fue como tantos otros músicos que han alimentado nuestro gozo, o nos han acompañado en las sufrideras del hombre común, un magnífico artista popular. De esos a quienes nadie les sigue los primeros pasos, porque no imaginan que ese muchacho de a pie habría de  convertirse en un vector de la alegría multitudinaria.

Lo que se sabe a ciencia cierta es que fue cantante de la orquesta de Efraín Loyola y a principios del 59 viene a La Habana y entra a formar parte de una de las orquestas de Fajardo, hasta que este decide residenciarse en EE.UU. Ya a esas alturas, Rafael Lay se ha dado cuenta de que Bacallao no es solo un buen cantante, para unirse a Pepe Olmo, sino que además es un flamante bailador de chachachá y de cuantos géneros le pongan por delante.

Lo que sigue es una brillante historia que duró 34 años, en los cuales la Orquesta Aragón se convirtió en una institución modélica, según  el criterio esgrimido por los especialistas. Pero a mi juicio, un poco más importante que eso, es saberla, reconocerla, como una orquesta de la familia cubana toda. Fueron muchas generaciones de cubanos quienes se juntaron en un baile popular con la Aragón, o escucharon haciendo los demás usos de la vida dominguera, el programa de Radio Progreso, tutelado por Ramón Álvarez Viejo, o tuvieron la suerte reiterada de ver la clásica charanga en la televisión. No puedo decir ahora mismo que la pieza única de esa maquinaria entrañable fuera Rafael Bacallao, pero ahora que llega la noticia de su muerte en la Caracas fraterna, todo el remolino de asombros que me copa los sentidos, me lo ponen a él al frente de la orquesta, casi levitando sobre el sonido de oro de la flauta de Richard Egues. Gente de la más apretada familia, modo de ser, espejo de lo cubano.