Dialogo con FRANCISCO ZUMAQUÉ

 

 

 

Francisco Zumaqué compositor nacido en Cereté - Colombia, en 1945.  Terminó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Bogotá en 1971, y por haberse destacado allí como el mejor alumno viajó a París donde estudió además música electrónica y electro-acústica.  En el ámbito internacional mereció las más altas distinciones como “Gran premio de composición Lili Boulanger”, el “Príncipe Rainero de Mónaco”, el “Latinoamericano de Composición” de Río de Janeiro y el “Bodas de Papel del periódico colombiano El Tiempo”, Becado por el gobierno colombiano, continuo sus estudios en Francia, con Nadia Boulanger, Pierre Shaffaer y Michel Philippot.  Su obra ha sido básicamente dirigida para la ejecución por orquestas sinfónicas y de cámara, pero ha hecho incursiones en el campo de la música de la zona andina y de la autóctona del caribe colombiano. Es, además, profesor de composición en el Conservatorio Nacional de Bogotá. 

El maestro Francisco Zumaqué realizó parte de los arreglos musicales del LP de Eddie Palmieri en su reencuentro con Cheo Feliciano para los años 80’s; también participó en el proyecto de un LP para la Fania All Star con la voz de Héctor Lavoe; colaboró con  Alfredito De La Fe y en los dos últimos LP  de Bobby Capó antes de morir.

 

Entrevista realizada por ©Rafael Quintero*

Cedida por su autor para Herencia Latina

 

 

Rafael Quintero: Maestro Zumaqué, ¿Cuál es su historia personal referida a la música?

 

Francisco Zumaqué: Yo nací en la ciudad de Cereté, en una casa hecha de bahareque, de techo de palma y con suelo de tierra, en una cama típica de tijera y lona, y vine al mundo a través de las manos de una partera, por cierto.  Tuve el privilegió de llegar en un momento muy favorable, porque mi padre era muy popular y todos sus amigos decidieron festejar el nacimiento de su primogénito con una rumba que duró tres días, y que, pienso, de alguna manera determinó mi vocación y gusto por la música.

 

RQ: O sea que nació usted en medio de la música.

 

 FZ: Yo vengo de una familia de músicos.  Absolutamente todos los que yo conocí de mi familia eran músicos.  Mi abuelo paterno, el viejo Roque Zumaque, tocaba la guitarra, mi abuelo materno, Gil Blas Gómez, tocaba el bombardino; mi papá era un músico completo que tocaba la guitarra, el saxofón, el bajo, era compositor, arreglista y director de orquesta.  Fue por muchos años el director de la Banda Departamental de Córdoba.  Mi madre también era música.  Eran músicos mis tíos, mis hermanas.  Inclusive uno de mis tíos no sólo es músico sino que es fabricante de guitarras.

 

RO: ¿Cómo recuerda su niñez?

 

FZ: Yo empiezo a crecer en una casa llena de tambores, de flautas y trompetas.  Recuerdo bien cuando me paseaba por entre las congas y las baterías dándole palos a todos esos instrumentos.  En ese tiempo mi papá tenía un trío, y con él me la pasaba escuchando la música de los panchos y los bambucos y pasillos de nuestra música.

 

RQ: ¿Qué instrumento comenzó a tocar usted de verdad?

 

FZ: Yo me incliné dando palo a todo lo que sonara.  Lo hice a escondidas porque mi padre no me dejaba coger los instrumentos, en especial la guitarra.  Y ese fue el instrumento que empecé a tocar con disciplina.  La tocaba a escondida, imitando las observaciones que por largas horas había memorizado acerca de las posiciones de las manos sobre los enseres de la cocina.  Y a los once años arme mí propio combo que llamé Los Macumberitos, porque el grupo de mi padre se llamaba Los Macumberos.

 

RQ: ¿Dónde tomó ese nombre su papá?

 

FZ: Fue que mí papá se inventó un ritmo que venía del mapalé [ritmo negroide de la costa caribe colombiana] y de la cumbia, y lo llamó Macumba, pero ese es también el nombre de un ritual africano del Brasil.

 

RQ: ¿Cómo inicia su formación musical, en especial del porro y de la cumbia?

 

FZ: Yo me formé fundamentalmente a través de mi padre quien también se llamaba Francisco Zumaque.  Posteriormente, cuando tenía 10 u 11 años recibí clases del piano del maestro Tiburcio Romero, un pianista local.  Después comenzó lo que determinaría mi carrera, que fue prestarle atención a los ensayos de la orquesta de mi padre.  Así empecé a meterme en el cuento.  En una ocasión encontré una canción en la radio que me gustó porque era muy popular y la pedían en todos los bailes.  Se llamaba Linda, y era un porro que la orquesta de mi padre no tenía en el repertorio.  A escondida me puse a sacarle la melodía y hacerle los arreglos y cuando los tuve listos se los presenté.  Ellos lo tocaron y sonó.  Para hacerlo yo me averigüé por mi propia cuenta cuál era el truco de escribir la cumbia, sobre todo aquello de saber en dónde es que hay que colocarle el saltito característico que tienen en general toda la música colombiana, incluido el vallenato.  Y una vez descubierto el saltito todo fue sencillo.

 

RQ: ¿Cuál es exactamente ese saltito del que usted habla?

 

FZ: Es una formula rítmica sincopada que es característica del cuarto tiempo y que determina todo en nuestra música.

 

RQ: Es la clave de la música colombiana

 

FZ: Claro, así como hay una clave cubana, también hay una clave colombiana, que esta determinada por la situación del cuarto tiempo.

 

RQ: ¿Por qué no es un poco más explícito en esto de la clave de la música colombiana?

 

FZ: Es una excitación que va sobre el cuarto tiempo y en períodos de dos compases.  Eso es lo que determina la fluidez de nuestra música, y lo que le da su sabor.

 

RQ: ¿Qué hubo en términos de producción musical durante el periodo que estuvo usted en Alemania?

 

FZ: Con una casa alemana llamada Tropical Music hice tres discos orientados hacia el gusto europeo, que combina elementos de música de toda Colombia, del Caribe y de América Latina.  Estos discos de titularon: Baile Caribe Baila, Voces Caribes y Rituales respectivamente.

 

RQ: Pasando a la música netamente bailable, conocemos el excelente trabajo que en el campo de la música salsa realizó usted lado de Eddie Palmieri.  ¿Qué nos puede contar de esa experiencia?

 

FZ: Ese disco marca un punto muy importante en mi vida, porque fue un trabajo de muy buena calidad en el que realicé tres temas con el maestro Palmieri.  Esos temas fueron: Ven, Ven, No me hagas sufrir y página de mujer, tema que como se sabe luego plagiaría Gloria Estefan, especialmente en el coro de su tema Oye mi canto.

 

RQ: De esas tres canciones, Ven, Ven me parece fascinante ¿Qué mezclas quiso usted introducir en esa pequeña gran obra de la música popular?

 

FZ: Bueno de ese tema te quiero contar una anécdota muy especial.  Cuando escribí el tema y realicé la grabación sentí que para mí esa era la canción, porque es un tema con una fuerza maravillosa.  Así que por eso fue colocado en el primer surco del LP; apareciendo de esa manera en la primera edición.  Curiosamente el gusto de la gente, o de los locutores de la radio, inclinaron las preferencias por Página de mujer, pasando a ser ese tema del primer surco en las ediciones posteriores.  Otra cosa que te quiero contar es que el tema No me hagas sufrir ha sonado en varias películas, por ejemplo, en la versión de Sin aliento en la que actúa Richard Gere.

RQ: Pasando a la música netamente bailable, conocemos el excelente trabajo que en el campo de la música salsa realizó usted al lado de Eddie Palmieri.  ¿Qué nos puede contar de esa experiencia?

 

FZ: Ese disco marca un punto muy importante en mi vida, porque fue un trabajo de muy buena calidad en el que realicé tres temas con el maestro Palmieri.  Esos temas fueron: Ven, Ven, No me hagas sufrir y página de mujer, tema que como se sabe luego plagiaría Gloria Estefan, especialmente en el coro de su tema Oye mi canto.

 

RQ: De esas tres canciones, Ven, Ven me parece fascinante ¿Qué mezclas quiso usted introducir en esa pequeña gran obra de la música popular?

 

FZ: Bueno de ese tema te quiero contar una anécdota muy especial.  Cuando escribí el tema y realicé la grabación sentí que para mí esa era la canción, porque es un tema con una fuerza maravillosa.  Así que por eso fue colocado en el primer surco del LP; apareciendo de esa manera en la primera edición.  Curiosamente el gusto de la gente, o de los locutores de la radio, inclinaron las preferencias por Página de mujer, pasando a ser ese tema del primer surco en las ediciones posteriores.  Otra cosa que te quiero contar es que el tema No me hagas sufrir ha sonado en varias películas, por ejemplo, en la versión de Sin aliento en la que actúa Richard Gere.

RQ: ¿Qué tipo de música quiso usted hacer en Ven, Ven, con ese juego de trombones y explosiones melódicas que posee la canción?

FZ: En mi espíritu siempre están presentes y se conjugan en una forma natural, el jazz, el porro, la cumbia, el berejú, la juga, la música sinfónica, Stravinsky, Bela Bartok.  Todo junto.  Para mí no hay discriminación y todo me llega al tiempo.  Ese juego de trombones aflora por algún ritmo, o tal vez por algún elemento melódico, y ahí los voy tomando a mi manera.

RQ: Maestro Zumaque, detengámonos en Ven, Ven, ¿Qué influencias especiales están presentes en esa maravillosa pieza musical?

 

FZ: Yo creo que allí hay muchas influencias de los grandes jazzistas americanos de mediados de siglo.  En la orquestación campea de alguna manera la fuerza y el virtuosismo de la orquesta del legendario Stan Kenton.

 

RQ: ¿Cómo fue su relación con el maestro Eddie Palmieri?

 

FZ: Bueno, Alfredo de La Fe fue el culpable de mi relación con Palmieri.  Yo había hecho un trabajo con Alfredo, el primero que él hizo como solista en Nueva York, donde tuve el placer de ser el arreglista de buena parte de ese trabajo titulado Alfredo, y que posteriormente fue nominado a un Grammy.  Una vez fue terminado ese trabajo, él se lo dio a conocer a Palmieri, ante lo cual se interesó por conocerme y me invito a uno de sus ensayos.  Yo fui, y viéndolo cómo ensayaba, lo reté.  Le dije: “Te reto a que seas capaz de tocar la música mía, mis arreglos.  Unamos nuestra creatividad y capacidad de músicos para hacer algo juntos”.

El acepto de inmediato y me respondió: “Sí claro, te espero mañana”.

 

Al día siguiente estábamos en un estudio de Manhattan, trabajando en un piano la música, los arreglos, todo.  Fue una experiencia maravillosa porque Palmieri es un músico extraordinario, con una capacidad intuitiva sorprendente y una independencia en las manos como no conozco en nadie.

 

RQ: Él tiene una manera de hundir el teclado que le imprime una sensación vibrante a cada nota.  Tiene una mano energizada.

 

FZ: Sí, sí, es algo sin igual.  Es un gran músico.

 

RQ: ¿La experiencia con Eddie le abrió otras puertas en la salsa en Nueva York?

 

FZ: Bueno, parte de allí, surgieron nuevas cosas.  Grabé con La Fania All Stars y Héctor Lavoe una pieza titulada Semilla de Amor, dirigida por Johnny Pacheco.  Luego, con el maestro Bobby Capó grabé los últimos dos álbumes que él hizo antes de morir, dirigidos y escritos por mí.

 

RQ: ¿Se acuerda de los nombres?

 

FZ: Uno se llama No soy Piedra.  El otro no lo recuerdo, pero una de sus canciones se titula La Copa.  Son todas en el estilo típico de Bobby Capó, con una música muy bella y unos resultados maravillosos.

 

RQ: ¿Qué recuerdos tiene de Lavoe y de esa grabación con la Fania?

 

FZ: Es un recuerdo un tanto dramático.  Para la grabación fueron a buscar a Lavoe a un hospital y lo trajeron con sumo cuidado, sentándolo frente al micrófono.  Pacheco tenía que estarle dictando las frases, las improvisaciones, tal como él quería que fueran, y Lavoe realizó el trabajo maravillosamente bien.  Una vez terminado, Pacheco, como un padre amoroso, lo tomó de nuevo en su silla y lo llevó a descansar al hospital.  Se le veía bastante mal.
RQ: ¿Y cómo conoció a Alfredo de La Fe?

 

FZ: Él me buscó por recomendación de Eddie Martínez [expianista de Ray Barreto].  Alfredito le había ofrecido inicialmente el trabajo que yo le hice a Palmieri, y éste le dijo que “le gustaría que lo hiciera Francisco Zumaque, porque lo que te va hacer va ser algo increíble, pues sólo él sabe lo que está haciendo”.  Esto fue antes de que Alfredito se viniera a vivir a Colombia.

 

RQ: ¿Maestro, la música colombiana de la Costa Caribe que ha sido codificada en un formato popular bailable, ha tenido varias formas de presentarse.  Una de ellas la que entregaron Pacho Galán y Lucho Bermúdez, y otra la conocida en Colombia como raspa o cumbia “monga”, que ha sido la de mayor éxito internacional.  ¿Usted cree que exista la posibilidad de hacer una nueva música bailable de la Costa Caribe colombiana, con el alcance que han tenido las anteriores?

 

FZ: Bueno, yo he venido trabajando dentro de esta intención.  Espera nuevas propuestas mías en este sentido, porque ya estamos próximos a lanzarlas.

 

RQ: Maestro su colega Eddie Martínez dijo alguna vez que la cumbia era muy compleja.  Igual lo ha dicho el maestro Chucho Valdés.  ¿Qué piensa usted de estas apreciaciones?

 

FZ: De las músicas populares de Latinoamericanas, la cumbia es una de las más complejas.  Lo que pasó fue que hubo una vulgarización de la cumbia, se le hizo una presentación fácil, fue simplificada, esquematizada, de allí salió la cumbia raspa o “monga”, que es la esquematización más extrema que ha tenido la cumbia, pero que es la menos musical.  Seguramente la más bailable, pero es la negación de su expresión en la forma de la negación de sus tambores, que tiene una riqueza musical extraordinaria. 

 

RQ: En síntesis ¿En dónde está la complejidad de la cumbia?

 

FZ: De pronto la complejidad de la cumbia tú no la notas porque estamos acostumbrados a oírla.  La cumbia tiene muchos toques, ella no es solo pim pim pim de llamador, sino todos los otros toques que van en el tambor hembra.  Tal vez lo que parezca simple la fórmula del llamador que se limita al pim pim pim a contratiempo, pero en el tambor hembra confluye elaboraciones aleatorias de tipo improvisativo  muy complejas, conducidas hacia el objeto de encontrar la excitación del cuarto tiempo.  Hay cumbias autóctonas que tienen en sus melodías una manera específica de elaboración y una forma nada sencilla de hacer fluir la melodía.  Hay que estudiarlas a fondo para apreciar el valor intrínseco y enorme de estos elementos.

 

*Rafael Quintero. Ingeniero Mecánico de profesión, nacido en la ciudad de Cali-Colombia, ha sido profesor de varias universidades colombianas y del Colegio Tecnológico Nacional SENA, además ejerce como cronista salsero en varios medios de comunicación de su país.

 

Esta entrevista se publicó en la Revista de Investigación, Arte y Cultura  Víacuarenta, No 410, en Colombia.

 

 

 

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