HENRY FIOL: Un Salsero Diferente

 

 

 

 

 

 

 

Por Eduardo Marceles Daconte

Del periódico EL PUENTE. Publicado en diciembre de 1997

 

 

       Henry Fiol es un salsero diferente y elegante. Lo invito para que conversemos sobre su vida y su música y termina invitándonos a comer con Dario Cano, artista visual y musicólogo colombiano, quien ha concertado la cita en mi casa del East Village.  La primera sorpresa es que somos vecinos en un barrio caracterizado por su tradición combativa y artística. Después de responder a mis inquietudes, salimos para un restaurante en Chinatown donde ordenamos sopa de wontón, chow mein de camarones y mei fun de pollo con almendras al estilo Sichuán.  Mientras comemos a manteles inundados por la vocinglería aguda de los comensales chinos, seguimos dialogando sobre su experiencia en el mundo artístico.

 

          Siempre le gustó la música.  Así que cuando estudiaba artes visuales en Hunter College se iba a los clubes a bailar y escuchar salsa.  En 1968, empezó a tocar conga en las rumbas que se formaban en el Barrio Latino, en Central Park o en Orchard Beach.  Ahí, aguzando la técnica de la conga, desarrolló un mayor interés por la música.  Por aquel entonces, se graduó de la universidad y empezó a trabajar como maestro de arte para los niños en las escuelas católicas.  Pero se desilusionó del mercado del arte, es decir, de las galerías y el personal elitista que, según él, las domina.  Se considera mas una persona del barrio; no se sentía cómodo en aquel ambiente, así que se decidió por la música y por ahí se encaminó hasta el presente.

 

          A un nivel mas profesional, después de tocar la conga por muchos años en la calle y tocando en casa con música de fondo, comenzó a trabajar con algunas orquestas de Nueva York como conguero o en el coro.  Primero, se vinculó a un conjunto de músicos que se presentaba en los hoteles judíos de las montañas Catskills.  Como el repertorio era en inglés, Fiol tocaba la conga, y un día le dijeron: “Cántate algo en español”, y así por accidente empezó a cantar.  Era un grupo que se llamaba La Placa, una imitación del Sexteto La Playa, con una guitarra eléctrica, una trompeta, el bajo, la conga y los timbales.  Después se unió a la orquesta Capri y con ella perfeccionó su aprendizaje a un nivel más profesional.  Era un conjunto al estilo son cubano que se identificaba con su manera de expresarse en la música.

 

          A pesar de que algunas de sus canciones poseen un tinte ideológico de protesta, no se considera un político.  Sus temas tratan más sobre la condición humana e intenta abordar un concepto más universal con un mismo significado en cualquier tiempo o lugar, en efecto, expresa: 

 

-“Se puede interpretar algunas de mis canciones como de inspiración política: Que pena me da/ ver mi gente abusada/ víctimas de la injusticia/ esto no puede seguir/ pronto todo cambiará/ no pierdas fe/ no pierdas fe - como expresa uno de mis temas - pero he tratado de mantenerme al margen de la política y concentrarme mas en la música.  A mí no me gusta sonar como un predicador.  Cuando uno suena como predicador, la gente cierra los oídos.  De manera indirecta y sutil, intento introducir un mensaje por la puerta de atrás.

Llevo mucho tiempo observando a los oyentes de mi música y sé como debo de bregar con ellos.  Los temas que son de naturaleza política directa, no me gustan.”

 

LA VIDA ES UNA MONTAÑA RUSA

 

          La canción “Picoteando Por Ahí”, que se podría interpretar como de tema político, trata simplemente de la condición humana, sobre la pobreza, de vivir de la mano a la boca, del rebusque: me defiendo picoteando por ahí.  Desde una perspectiva callejera, la canción pregunta como cierta gente “comen el jamón, y a mí  me toca el hueso / como si yo fuera un ratón, me tiran un cantito de queso”.  El autor de esas líneas clásicas: Yo nací  en Nueva York / en el condado de Manhattan / donde perro come perro / y por un peso te matan, es de descendencia italo-puertorriqueña.  Fiol nació un 16 de enero es capricornio su padre era de Ponce, Puerto Rico y su mamá hija de inmigrantes italianos.  “La filosofía y las ideas políticas vienen y se van.  Las cosas que hoy tienen importancia, dentro de veinte años son obsoletas.  Pero hay cuestiones que son universales y permanentes, son como el común denominador de las acciones humanas.  Una vez, por compromiso con un disquero, a fin de grabar un elepé, tuve que componer un número sobre la guerra del Golfo Pérsico, pero fue porque me sentí obligado,” concluyó sobre este tema.

 

          Uno de sus logros ha sido capturar la poesía urbana de Nueva York.  La ciudad está siempre presente en sus canciones.  Según comenta:

          “Mi experiencia es que soy más visual que auditivo, pues mi entrenamiento académico es de artista plástico, y también porque soy de un temperamento solitario.  No sirvo para andar por ahí callejeando o en los clubes sociales, y el hombre solitario tiene mucho tiempo para observar.  Entonces mis temas salen de mis observaciones y experiencias de mi vida misma.  Por ejemplo, tengo un tema que se llama ‘Montaña Rusa’ ‘la vida es una montaña rusa’ y la vida del artista es así: en los tiempos buenos, todo el mundo te solicita, hay contratos e invitaciones, pero cuando el disco se enfría, nadie llama y uno se queda comiendo un cable, uno no sabe de donde viene el próximo trabajo, no se tienen las entradas de un trabajo fijo.

          “La ciudad de Nueva York,” prosigue, “influye en mi trabajo en la medida que yo vivo aquí en el Lower East Side, también conocido como “Loisaida”.  Llevo mucho tiempo viviendo aquí, y años atrás éste era un lugar caliente donde pasaban muchas cosas.  Tengo un tema que dice: ‘al buscar el mañana / entre quemada basura / te oigo la amargura / que sale de tu ventana.’  Es algo que yo recuerdo caminando por las calles de Loisaida que había muchos edificios abandonados, basura, drogadictos, y eso se refleja en mis canciones.

 

 UN ADMIRADOR DEL SON CUBANO

 

          Cuando empezó con el conjunto Saoco, la idea era buscar un estilo.  Era un admirador del son, la música típica campesina de Cuba.  “Cuando uno se inicia,” dice en tono modesto, “es más libre de imitar o dejarse influir, es parte del proceso.  Después de eso, cuando comencé a grabar bajo mi nombre, he tratado de desarrollar un estilo propio, de crear un son contemporáneo.  Es decir, un son que mantiene el sabor, la raíz de la música, y al mismo tiempo trata de asuntos vigentes.” 

          Su tumbao es diferente al de otros conjuntos que tocan son cubano, como Pacheco o el Conjunto Clásico, por ejemplo.  Tienen ellos un tumbao parecido en la instrumentación, en el sentido que no usan timbales, usan guitarra, y existe una semejanza en ese aspecto.  Pero si alguien compara el tumbao de Fiol con el de otros conjuntos, se nota que el suyo es más rústico, suena más a música campesina del Caribe.

 

 EL SAXOFÓN TIENE EL SABOR DE NUEVA YORK

 

          “Así que cuando escuché a Portabales,” comenta emocionado, “Fue como una revelación espiritual para mí y empecé a investigar las diferencias entre Portabales y los demás músicos.  Encontré que en la música campesina el sentimiento es mas sincero.  A partir de ese momento, me dediqué a estudiar la música folclórica de Cuba, el punto cubano, décimas guajiras, y traté de digerir todo esto para ligarlos con el tumbao mas fuerte, mas negroide, con percusión - acuérdate que primero fui conguero - con la sazón de Nueva York para sacar el síntesis que es mi trabajo actual.” 

          Fiol es uno de los salseros mas queridos en América Latina y de manera especial en Colombia donde llena los estadios y salsotecas cuando se presenta.  Es también el único músico que ha adoptado, en el formato del conjunto, el saxofón.  Antes utilizaba dos trompetas, luego cambió a trompeta con saxofón.  “Porque,” me explica, “el saxofón inyecta un sabor a Nueva York, una textura muy americana que coincide con el jazz o la música brasilera que siempre me ha gustado.  Una mezcla de muchos orígenes.”

 

Un guajiro lleva su cosecha a casa. Pintura de H. Fiol.

 

 EL CAMINO DE LA PINTURA

          Si bien tomó el camino de la música, no dejó por completo la pintura.  No se sentía a gusto en el ambiente de las galerías.  Sin embargo, la carátula de un elepé es como un pequeño lienzo, de modo que quiso llevar el arte a la gente con quien él se identifica.  Así que decidió hacer las ilustraciones, en especial cuando grababa para el sello SAR y cuando tenía de propio sello disquero, Corazón Records, una empresa casera en donde grabó tres elepés.

          El concepto de “Fe, Esperanza y Caridad”, una de sus pinturas, enfoca en las tres gracias divinas y posee un mensaje de solidaridad humana.  Antes pintaba temas rurales.  En su primer elepé con Saoco, representa a un campesino bajando la loma a caballo.  En su segundo, enfoca una rumba en un solar de negros tocando tambores.  La pintura “El Secreto” se hizo para ilustrar otra idea (por eso la mancha de una mano humana en sangre sobre el caballo): “El ser humano piensa que todo está aquí para su comodidad, que la naturaleza es solo un telón al fondo, y los animales para comérselos y torturarlos para nuestra diversión.  Nosotros somos solo un eslabón en la cadena de la vida de este planeta,” afirma con plena convicción, “Soy un estudiante del Tarot, no tanto para pronosticar el futuro, sino por el simbolismo que nos llega del Egipto, de la sabiduría antigua que hemos perdido a través de los años.”

 

          De sus comienzos en la pintura nos dice: “Yo empecé dibujando caballos cuando era un muchacho, en parte porque me encantaban, y también porque mi papá era hípico y entrenador de caballos de pura sangre y me crié en el ambiente del hipódromo.  Siempre he admirado la belleza de los caballos y mi frustración era la imposibilidad de mostrar esa criatura en todo su esplendor.  La pintura es estática, congela un momento.  Esta es una razón que me impulsó a la música, porque la música fluye con el tiempo y tiene movimiento.  Ahora no pinto mucho; vivo en un apartamento pequeño y no tengo el espacio.  (Antes me gustaban los formatos grandes y hacia unas pinturas abstractas cuyos colores eran seleccionados al azar.)  Pueda que sean excusas pero ya no pinto como antes”. 

 

          “Cuando estudié artes visuales en la década del 60 en Hunter College, mis profesores intelectualizaban el proceso artístico, eran conceptualistas que cuestionaban el arte de manera radical.  Si no tuviera ese entrenamiento académico quizás todavía estaría pintando con más gusto y espontaneidad.  Pero ellos me robaron la inocencia.  La culpa es mía porque dejé que me la quitaran,” termina de decirme con los ojos húmedos de nostalgia.

 

 FIOL: EL NOVELISTA

 

          Ahora Henry Fiol se encuentra retocando una novela en inglés, titulada The Short End of the Stick, que empezó tres años atrás sobre la experiencia italo-americana en Nueva York, un tema explorado por algunos escritores en esta ciudad multicultural donde se mezclan todas las étnias del mundo.  La trabajó primero con una trascripción fonética del lenguaje coloquial, pero fue difícil ubicarla en una casa editorial, y ahora está en el proceso de modificar el lenguaje a una forma más convencional para que la obra sea más fácil de leer, y a la misma vez, más comercial.  Para quienes conocemos y disfrutamos de su música sabrosa, será en verdad una sorpresa leer las peripecias de estos personajes en el contexto de una ciudad que siempre ha sido su inspiración: New York City.

 

Eduardo Marceles Daconte, es un escritor colombiano nacido en Aracataca, pero creció en la ciudad costera de Barranquilla. Después de terminar la escuela secundaria, se trasladó a Nueva York en donde completó la licenciatura de Humanidades (B.A.) en la Universidad de Nueva York en 1970.   El mismo año ingresó a la Universidad de California (Berkeley) donde obtuvo un Master en Artes (M.A.) del Centro de Estudios Latinoamericanos con especialidad en historia cultural de América Latina y énfasis en artes visuales y literatura. En 1986, la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai (China) lo invitó como profesor visitante de estudios latinoamericanos y editor del diccionario chino-español. Aún en China, recibió la invitación para ingresar como profesor visitante; fue profesor distinguido en la Universidad de Miami-Dade (FL) en donde permaneció hasta 1989, cuando se radicó con su familia en Nueva York.  En NYC se ha desempeñado como conferencista universitario en la New School for Social Research, y curador multicultural del Queens Museum of Art, de donde renunció en 1995 para dedicarse por completo a la literatura y a la investigación artística de las comunidades latinas.

 

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