Muere
La India de Oriente:
Luisa María Hernández Falleció el sábado 25 de marzo de un paro cardiaco |
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POR:
JOAQUÍN ORDOQUI GARCÍA,
Madrid El Cobre 29 de julio de 1920 - 25 de marzo de 2006 Miami
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La semblanza de hoy está dedicada más a un disco que a una intérprete. En 1999, la Virgin Records lanzó un CD titulado, simplemente, La India de Oriente, Luisa María Hernández.
Sonora Cubana. Virgin Records | |
Creo que para un extranjero hispanoparlante, semejante título puede resultar desconcertante y acaso más de uno esperaba encontrar sonidos de tablas y cítaras en ragas con múltiples segmentos de tonos. Tal vez se preguntaría qué relación podría haber entre un nombre tan hispano y el ramayánico subcontinente. Sólo después de leer la información que acompaña al CD, nuestro asombradísimo e hipotético comprador descubriría que en Cuba había una provincia llamada Oriente donde, al parecer, nació Luisa María Hernández en 1920. De lo que nunca se enteraría es que, en nuestro país, llamamos “indio” a cierto fenotipo mestizo, de piel canela y pelo lacio, muy común en esa región.
Pero no era necesario el falso enigma que podría suponer su seudónimo para dotar de misterio a esta personalidad, hoy casi desconocida en Cuba. Casi todos los informes acerca de ella coinciden en que nació en El Cobre, pequeño pueblo cercano a Santiago de Cuba. Todos, menos uno. Porque en el documento citado, se narra un viaje a El Cobre, cuando se estaba preparando el CD, en el cual una informante declara que nació en La Habana y se trasladó al pueblito en su niñez, razón por la cual se la conocía como La Habanita.
Una vez repuesto de las sorpresas, nuestro comprador se dispone a escuchar música cubana, pone el disco, escucha las primeras canciones y es muy probable que, del desconcierto, pase al más desaforado asombro. Porque estamos ante una de las muestras más refinadas que ha producido el kitsch cubano, y seguramente habría dado que pensar a Susan Sontag cuando escribía su célebre ensayo sobre el tema.
Los títulos de las piezas incluidas son significativos: Traición a un sacrificio, Mil veces falsa, Ella es una más, No puedo perdonarte, Fue en la cantina, El penado arrepentido, Muchacha perdida, Calumniada, Soy la pecadora, Por borracho y parrandero y Burlada. Sólo la cuarta canción, Llamándote, de Alexis Brau, escapa a ese subgénero conocido como “bolero vitrolero”.
Como el objetivo de esta nota no es el desconcierto, se impone una aclaración. Durante la década del 40, se producen en Cuba dos fenómenos de gran importancia para la música popular: el desarrollo de la radio, con la proliferación de importantes emisoras, y la introducción de unas máquinas que permitían escuchar la música seleccionada, previo pago de una moneda. Fueron conocidas como vitrolas, por ser obra de la RCA Víctor, y eran indispensables en los incontables bares, prostíbulos y cantinas que había en el país. Aquellos artilugios potenciaron, con el tiempo, unos bolerones poblados de malas mujeres, traiciones, venganzas, borracheras y llorosos destinos, salpicados todos con una ramplona filosofía vargasviliana, que hacían la delicia de los habituales.
Trío La Rosa | |
La radio, por su parte, permitió un género, la radionovela, que tuvo en Cuba su máximo desarrollo y cuya dramaturgia eran cercana a la estética de los boleros vitroleros.
Las canciones seleccionadas en el CD que nos ocupa son una interesantísima muestra de ambos géneros, pues combinan lo más lo más representativo del bolero, en cuestión, con una estructura narrativa proveniente de lo que ahora llamaríamos “culebrones” y que en aquella época se llamaban “novelas jaboneras”, por ser sus auspiciadores principales los fabricantes de detergentes y adminículos de limpieza. Por cierto, que en inglés conservan el nombre: soap opers.
Todas las canciones del disco tienen una estructura basada en tres personajes, que llamaremos “él”, “ella” y “el coro”. Los dos primeros asumen la voz de los personajes, mientras que “el coro” –conformado por el Trío La Rosa– en algunas ocasiones hace de narrador y en otras representa a uno de los protagonistas. “Ella” es siempre Luisa María Hernández, mientras “él” puede ser interpretado por la voz prima o por la segunda. Veamos un ejemplo que, además, incluye una breve introducción hablada, lo que evidencia aún más su relación con la radio-novela. Se titula, faltaba más, El penado arrepentido y es obra de Walfrido Guevara, compositor de siete de las doce canciones incluidas y, al parecer, autor favorito de la cantante.
Trío La Rosa
Destacado trío cubano de finales de los 40s a inicios de los 50. Junto a ellos cantó Luisa María Hernández La India de Oriente.
Se escucha una introducción de guitarras, bongó y maracas que termina abruptamente. Luego, en primer plano, el ruido de una porra que recorre las rejas de una prisión. La voz de un policía grita: “¡Penado 83!”. A lo lejos, otra voz replica: “¡Aquí!”. Vuelve el policía: “¡A la reja, que tiene visita!”. Luego se escucha el sonido de una reja que se abre y el siguiente diálogo:
Ella:
¡Hijo mío!
Él:
¡Madrecita!
(Inmediatamente comienza la canción propiamente dicha.)
Él:
Yo que luchaba con energía
por verla siempre feliz,
nunca pensé, madre mía,
que se burlara de mí.
Coro:
Pero una tarde,
muy fatigado de tanto trabajar,
dejé el trabajo para irme a descansar.
Ella:
Sí, ya sé, que con otro la encontraste
entregada con delirio y emoción,
sin siquiera recordar que tú existías,
que ella era tu única ilusión.
Entonces la mataste, lo confiesas,
dices que por amor y dignidad,
y no piensas que tu madre de tristeza,
por tu culpa, de angustia morirá.
Coro:
Calla, calla, madre mía,
que comprendo tus razones.
Te suplico arrepentido,
viejita, que me perdones.
Él:
La experiencia hoy me hace ver
que no se debe matar.
Si nos traiciona un querer…
Coro:
…otro debemos buscar.
Este procedimiento se repite, con variaciones, en todas las canciones. Creo necesario aclarar que, independientemente del contenido de las obras, estamos ante un trabajo muy bien realizado, donde tanto las voces, como las interpretaciones de las guitarras son impecables. Desde el punto de vista musical, es interesante percibir no sólo la influencia de la ranchera mexicana, muy popular en Cuba es esos años, sino también ciertas reminiscencias de la música criolla peruana, sobre todo en los acordes iniciales de Mil veces falsa. También es claramente identificable la influencia de Los Panchos, trío que marcó una época en la sensibilidad del cubano.
Después del triunfo de la revolución, Luisa María Hernández marchó a los Estados Unidos, donde desarrolló su vida profesional hasta finales de los 70. Hoy su figura está siendo objeto de una muy merecida revalorización.
Tomado de: http://arch.cubaencuentro.com
Nota:
Nos
informa el coleccionista y productor discográfico en la ciudad de Nueva York
Humberto Corredor, que el pasado sábado 25 de marzo murió en Miami
Según
Corredor en las notas del disco “
Su talento se hace realidad cuando su padre le regala una guitarra e interpreta canciones populares de la época.
Al
trasladarse la familia a Santiago de Cuba, tiene su primera experiencia en la
emisora CMKC, donde canta los boleros “Tres palabras” y “Reflexión”,
acompañada de la pianista Nene Valverde. Su éxito la lleva a
En
En 1950 Gaspar Pumarejo la enlista en el repertorio artístico de Unión Radio interpretando guajiras y son montunos. Pasa luego a la televisión llevada por el mismo empresario.
Prestigiosas agrupaciones, como la de Julio Gutiérrez y
En 1960 emigra a Miami, donde permanece por espacio de tres años, pasando a Nueva York por 10 años más, durante ese período graba dos álbumes para el sello Gema: “Décimas y guajiras” y “Julio Gutiérrez y sus Guajiros”.
De ahí
Sus últimos años los vivió en Miami bastante enferma y en completa soledad. Sus restos fueron cremados y serán enviados a Cuba, según su propia voluntad.
Discografía esencial:
Décimas guajiras (Gema)
Julio Gutiérrez y sus Guajiros (Gema)
¡Desde El Cobre con amor! (Guajiro, 1980)
Buenos días Africa (Guajiro, 1982)
Sergio Santana
P.O. Box 67975
Medellín, Colombia