|
Ismael Rivera
Foto de
Izzy Sanabria
"Los
incomprendidos ahora somos nosotros"
13 de
mayo 1987 – 13 de mayo 2007
Vigésimo
aniversario de su desaparición
|
Lili
Rodríguez
Escritora y
periodista venezolana.
Tomado del libro
“Bailando en la casa del trompo”
Y él, que creía que solito iba a
estar cuando muriera; que había sido incomprendido y que nadie lo había querido
como era.
Y él, que creía que si miraba una estrella dejaba de brillar y que si tocaba una
flor se iba a marchitar, y que tenía una suerte tan negra como él, que nada
era...
Maelo se equivocó de cuajo con su premonición. Los que nos quedamos solos fuimos
nosotros, sus melómanos confesos, que aprendimos de él la irreverencia, la
altanería asociada a la raza, la altivez como sinónimo de dolor, y de sabor.
Somos nosotros los que hemos visto dejar de brillar a mas de una estrella de
opaca luz y hemos visto marchitarse flores, nunca tan rojas como a las que él
cantó.
Suerte negra la de nosotros, los que no tenemos ahora a Maelo alzando su voz
ronca y enarbolando su santero “Ecuajei” en favor de la esperanza.
La creatividad parece que se fue con él o se declaró en huelga a su muerte.
Porque lo cierto es que Maelo brilla cada vez mas en este universo desolado
donde ha ganado terreno la mediocridad.
¿Se dará cuenta Ismael Rivera?
Los incomprendidos ahora somos nosotros.
ISMAEL RIVERA
En el Caribe cualquier hora y esquina son válidas para armar la tertulia, sonar
los cueros y cantar. En esas esquinas, que ahora toman nombre de bar o tasca
para que el asunto se desarrolle libremente bajo techo, también se arman las
polémicas. Que si fulano toca mejor que mengano, que si tal tema es mas completo
que otro, que si perencejo es tremendo cantante, y por ahí la cosa se hace tan
interminable como las aguas que nos bañan.
Donde no hay polémica ninguna entre salsómanos, y válgame Dios que digo la
verdad, es en los predios de Ismael Rivera. “Señor Sonero, si señor”. “Lo
mejor”, “ El hombre de la calle Calma”, “Tremendo tipo”, “ese sí le echaba de
verdad”. Elogios que se funden en las emociones. Elogios que se fundamentan en
el prodigio de este hijo de Borinquen, Tercer Sonero Mayor entre los mayores,
Único entre ellos que pasó de la Bomba y la Plena al Son casado con la Salsa,
bautizado, al igual que Miguelito Cuní por el mismo Benny como Sonero Mayor.
Ismael Rivera es la propia convocatoria. Casi que es el propio Caribe, que sus
historias se confunden y enlazan y sus voces son idénticas. Y es que sin Maelo
el Caribe no está completo.
LA CALLE CALMA
Era Septiembre de 1988. En el aeropuerto de San Juan de Puerto Rico me esperaban
Víctor Prada Vallés y uno de los hijos del viejo Rafael Viera, el hombre que
fuera administrador de Fania por muchos años y que ahora, en estos tiempos, es
consulta obligada en su tienda de discos de la Parada 15 de San Juan. Víctor
Prada, respetado locutor y salsómano venezolano, impenitente devoto de la música
boricua, se encontraba casi autoexiliado en Puerto Rico, luego de una muy mala
racha en Caracas. Viera le ayudaba, y él, como siempre ha sido, ayudaba a otros,
como me ayudó a mí y al equipo de Radio Caracas Televisión que se trasladó a
Borinquen para grabar entrevistas con grandes salseros, gracias al ojo clínico
de Henrique Lazo, en los tiempos que estuvo al frente del programa “Festival”.
Ese Septiembre “Gilbert”, el huracán, amenazaba al Caribe. Y aun así, antes de
que se concretara la amenaza, Víctor Prada Vallés me llevó a la calle Calma y,
obviamente, a la Plaza del Salsero. Evocábamos en el trayecto nuestras lágrimas
compartidas cuando murió Maelo, porque fue Víctor Prada quien me llamó a mi casa
para darme el doloroso parte. Y evocamos los programas de César Miguel Rondón y
las tertulias con Ángel Méndez, ismaelómanos todos, ensortijados una vez mas por
la impotencia.
Allí, en la calle Calma todo se respira en compás de maquinolandera. La vieja
Margarita no estaba en su casa de la calle Loaiza entrando por la Calma, en el
número 2003. Pero estaba San Juan, 16 meses después de esa muerte, emitiendo
lamentos en clave de ecuajei y reclamando el cambio de nombre para tener mas
cerca la felicidad que se le había ido en la irreverente sonrisa del
incomprendido.
Luego el Tite Curet Alonso y Norma Salazar, su compañera además de
extraordinaria boricua, acrecentaron los deseos y las informaciones,
complementadas con las palabras al viento que nos dijeron Willie Rosario, Mario
Ortíz, el viejo Rafael Viera, Raphy Leavit, Boby Valentín y Andy Montañéz.
Desde los ojos de nuestra juventud Maelo se nos aparecía siempre como un
cantante de salsa con un carisma particular, con un brillo en la voz y en la
mirada que hacían de él alguien especial. Pero no sabíamos por qué. Solo el
tiempo, y la indagación que se vuelve estudio llevaron no a la verdad absoluta
pero sí a la aproximación del hecho vital que transfigurado en la vida de Ismael
Rivera permite comprender el por qué no hay polémicas cuando se trata de su
nombre.
Ismael Rivera y sus
Cachimbos junto a la Dimensión Latina de Venezuela
Se destacan entre
otros, Javier Vázquez, Andy Montañez, Sammy Ayala,
César Monge y
Rodrígo Mendoza
Foto
de Fernando Sánchez. Archivo personal.
Tomada de El Libro de
La Salsa.
César Miguel Rondón
|
ISMAEL
Fueron 5 los hijos de Margarita, y Maelo quedó de mayor cuando Carlos murió.
Pobreza limpia y sin arrugas, que Margarita tapaba con la plancha, Ismael nació
el 5 de octubre de 1931 al son de Santurce, en el hospital de la localidad. No
faltó la comida porque la madre se fajaba duro mientras el padre le metía a la
caña y empinaba el codo sin mayores preocupaciones. Gracias a Dios, a Margarita
la pobreza no le tapó el oído, ni la amargura le quitó los sueños, porque solo
ese detalle permite comprender que aupara, desde la mas temprana edad las
ínfulas cantoras de su hijo Ismael, quien, a los 10 años ya andaba pegando
gritos en tiempo de plena, imitando a la madre, quien tenía lo suyo, con vena de
compositora incluida.
Ismael fue a la escuela a alternar los estudios con la organización de su
primera gran orquesta, de perolitos, por supuesto, de latas y tapas y tenedores
robados a la madre. Pero al parecer le sonaba bien el asunto porque hasta le
pagaban unos chavos cada vez que se montaba con ella a amenizar “bailes”. Claro.
La cosa no solo era estudiar y cantar; había que ayudar en casa y Maelo, en la
mejor tradición albañilera de la familia comenzó a trabajar en las
construcciones, y en las construcciones se apegó a la amistad de Rafael Cortijo,
casi niños los dos. Soñadores los dos. Negros los dos. Músicos los dos.
Fueron 12 años de sueños y de andanzas... y de broncas familiares por aquello de
dejar el trabajo para irse a emparrandar por ahí que “muchacho, de eso no vas a
sacar nada” mientras la madre observaba atenta pero apoyando al hijo.
Cortijo, por supuesto, tenía mas andanzas musicales y posiblemente mas
conciencia. Eso de empatarse con Daniel Santos tenía que significar algo. Y eso
de definirse por la Bomba y la Plena, también. Y era bueno en los cueros
Cortijo. Y ese Cortijo sabía que su amigo Ismael era excelente cantando. Así que
cuando Boby Capó y Miguelito Valdéz le dijeron un día que se dejara de bobadas y
pensara en ir formando su grupo, el Cortijo no dudó. Hizo su Combo teniendo a
Ismael como cantante y el auspicio de Boby Capó para grabar. Y lo que grabaron
ese año de 1954 fue nada menos que “El Bombón de Elena”. Pero no era el debut
profesional de Ismael, ni de Cortijo. Lito Peña los había encendido en las ganas
de ser famosos, desde las filas de la orquesta “Panamericana”. Cortijo se armó
con la alianza amistosa de otros músicos vehementes como él y salió el Combo a
llenar el espacio que la música tradicional boricua había dejado en manos de
orquestas edulcoradas y bien preparadas para gustar a los “visitantes”. Cortijo
tomó su Bomba y su Plena, las preservó, les dio un toque personal sin llegar a
disfrazarlas y las sirvió ante el pueblo en la voz monumental de su amigo del
alma. Y triunfó. Rafael Ithier, Martín Quiñones, Kito Vélez, Mario Cora y
Roberto Roena bien pueden decirlo. Como bien pueden decirlo los millones de
boricuas que redescubrieron sus ritmos y a través de ellos la posibilidad de
crecer y expresarse como pueblo alegre, juguetón,... caribeño.
Por su parte Maelo era la manifestación exacta de esas ganas de volver a cantar
del pueblo boricua. Con apenas 23 años se volvía palabra representativa de
sabor, pero con toda la soltura del mundo, con todo Borinquen hirviéndole en las
Bombas y las Plenas que fueron desplazando a los conjuntos de salón que nada
decían a la tierra de Albizu Campos.
Foto
de Fernando Sánchez. Archivo personal.
"Ismael, con sobrada facilidad rompía
con todos los esquemas precedentes
al imponerle nuevas formas y giros al
canto caribe".
César Miguel Rendón |
Y mire que uno dice que la
salsa es irreverente.
Irreverentes los hombres de Cortijo, el ejército de diez de Cortijo, la
artillería cantada de Maelo, que rompió moldes, esquemas, métricas, patrones,
cánones y todo lo rígido que en música uno pueda imaginar.
Lo de Cortijo y su Combo no fue moda. Lo de Ismael Rivera no fue estudio de
grabación. Nada en ellos fue pacotilla. Y otro detalle. Jamás descuidaron el
baile, la razón de la vida, la soltura del alma, el respiro de la
dominación...las ganas de ser. El Caribe.
El resto lo hicieron el repertorio y la altivez, y la crónica hecha pregón en la
voz rotunda del hijo de Margarita, quien con la euforia a cuestas participó en
películas, mostró su rostro a toda Latinoamérica, para que toda Latinoamerica
cayera, de una vez por todas seducida por su encanto, que no vayan a creer, el
negrito tenía lo suyo.
Suya era también la globalidad y la representatividad del momento en que surgió
a la vida musical. La década de los cincuenta no fue precisamente fácil en el
Caribe y Puerto Rico no iba a ser la excepción. La situación de Estado Libre
Asociado pesaba y pesa no solo en el plano económico y social sino cultural. La
población puertorriqueña se ha debatido entre dos idiomas, y entre dos ópticas
para ver el mundo. No es un hecho casual que sea Puerto Rico la nación caribeña
que mas canta a la tierra. El hecho de no saberse dueños de ella pesa mucho.
Imposible pensar que a Maelo el detalle se le pasara por alto y por eso se
infiere que mucha de su sabrosa arrogancia estuviera empalmada con este hecho.
Como él muchos boricuas relevantes asumieron esa posición, y vale la pena evocar
las posturas solemnes de Roberto Clemente por ejemplo, quien no permitía que lo
entrevistaran en inglés ni que lo llamaran Robert, ni nada de eso, que el hecho
de jugar en el Norte no significaba sino aporte borincano a las Grandes Ligas. Y
mucha altivez, sabedor del mal trato y la humillación constante a que eran
sometidos sus paisanos en territorio norteño. Pero sigamos.
Aliado tácito del abierto nacionalismo que cantaban Pedro Ortíz Dávila, la
primera voz que cantó el “Lamento Borincano” de Rafael Hernández y Daniel
Santos, insigne intérprete de Don Pedro Flóres, Ismael Rivera no tuvo militancia
política abierta, pero sí una extraordinaria sensibilidad hacia el hecho
puertorriqueño, sin perder la alegría plenera que lo llevó a la palestra. Con
esa alegría arrolladora llegó Ismael a Estados Unidos junto a Cortijo. Su voz,
el sonido de aquella Banda de negros, la voz particular en los coros de Eddie
Pérez y la muy novedosa coreografía del grupo se encargaron de sembrarlos en el
gusto de los bailadores latinos residentes en Nueva York. También sembró al
futuro Sonero Mayor y a Cortijo en el terreno del disipe y la fanfarronería. No
se sabe si envalentonamiento o soledad, la inmensa soledad de los famosos, pero
el atajo de la vida se les sembró de alcohol, de licencias, de drogas. Y era
1962, ocho años luego de la entrada triunfal en el mundo grande del espectáculo
musical, cuando Venezuela despidió a Cortijo y su Combo después de haberse
ganado el codiciado “Momo de Oro” en los carnavales, sin saber que era la
prisión lo que estaba esperando a Ismael Rivera. Y a su compadre. La “Ley” los
esperaba en el aeropuerto boricua con todo listo para decomisarles la droga que
habían adquirido en su escala en Panamá. La cosa, sin embargo, no estuvo en el
decomiso y detención sino en la espectacularidad de la misma. Un Maelo
maltratado, tratado con saña, humillado en su condición de ser humano y boricua
fue lo que mostraron los Medios de comunicación. Ismael Rivera pasó entonces a
ser “mal ejemplo” para la juventud, un negro malo, un drogómano, un vicioso y un
alborotado. No contaban ni su arte ni su popularidad. Ni la de su compadre. No
les perdonaron nada, porque la idea era precisamente cobrarles la irreverencia.
La penitencia fue de cinco años, aunque solo se cumplieron 3 años y medio. La
humillación llegó a los términos del paseo: cinco cárceles sirvieron de
residencia a Maelo y aunque en alguna de ellas formó un combito, fue en “Las
Tumbas” donde la depresión le llegó al máximo. Acostumbrado a la luz, el
cantante fue llevado a esta tenebrosa cárcel sótano de permanente iluminación
artificial. Como otra inmensa paradoja, “Las Tumbas” es uno de los mas
emblemáticos temas en la voz de Maelo, compuesto solidariamente para él por Boby
Capó.
Cuando las palmeras le volvieron a iluminar el alma Ismael Rivera se encontró al
Combo de Cortijo virtualmente disuelto. Ithier, Martín Quiñones y Roena habían
montado tienda aparte, entre otros. Quiñones y Roena regresaron con Cortijo
cuando éste tomó las riendas nuevamente, pero solo fue para asistir al
eclipsamiento de ese sabor, que había quedado maltrecho con la prisión. El
panameño Camilo Azuquita había sustituido a Maelo, pero ni con uno ni con otro
la cosa funcionó como antes. Ismael Rivera, entonces, se marchó a Nueva York.
Junto a él, como siempre en las buenas y en las malas estuvo Sammy Ayala, su
Güiro, su compadre, su amigo plenero y soberano que viajó con él porque “qué
vá,uno no sabe y a lo mejor me le pasa algo y yo estoy lejos”. Era 1966. Maelo
tenía 35 años.
Esto fue lo que trajo el barco
Una obra del maestro Ely Besalel |
EL CAMBIO
Si se tiene en cuenta que el sonido de la Bomba y la Plena es alegre, querendón,
prestado para el jolgorio y el baile, se puede llegar a la conclusión elemental
de que no era precisamente el sonido con el que se identificaba el estado de
ánimo de Maelo una vez salido de “Las Tumbas”. Se debe añadir a esto el detalle
de su viaje a Nueva York donde se encuentra con un movimiento salsoso en plena
efervescencia. Si se unen los dos elementos se puede comprender cómo entró
Ismael Rivera, sin mayores problemas al campo del Salsoso desde el ingrediente
del Son Montuno, género que para él no era desconocido, pero que se prestaba mas
para descargar el ánimo. Mas cadencia, temas mas argumentales y profundos, mayor
ayuda desde el ángulo de los arreglos...
Todo lo acometió Rivera desde la óptica de su mayor nivel de conciencia, desde
su independencia de intérprete y desde la ayuda de valiosos amigos entre quienes
se encontraba Tite Curet Alonso, personaje clave en la vida profesional de Maelo
y de otros grandes.
Y contaba Tite que fue en Nueva York donde Maelo comenzó a formar sus
“Cachimbos” , la agrupación con la que retornaría al gusto de los melómanos y
con la que se alzó orgulloso para cantar uno de los mejores repertorios que
cantante alguno en el ámbito salsoso haya tenido.
Maelo se fajó con el son montuno con soltura y creatividad. El hecho de contar
con Alfredo “Chocolate” Armenteros, trompeta generosa que ya había acompañado al
Benny Moré, con los arreglos y piano de Javier Vásquez, con el trombón
experimentado y palmierista de Barry Rogers y el inmenso Tres de Mario
Hernández, entre otros, le dieron confianza. Sus coros, no tan tremendos como
él, pero solventes igualmente, le apoyaron con el suficiente ardor como para
hacerse notar; total, no todo el mundo tiene en sus coros a Adalberto Santiago,
a Héctor Lavoe y a Rubén Blades. Yayo el indio siempre está. Es el propio
corista.
De la etapa de “Los Cachimbos”, mas larga de lo que muchos piensan, quedaron
temas memorables, algunos convertidos en himnos inconfundibles y como himnos,
peremnes en el recuerdo y el gusto de todos en el Caribe. ”El Nazareno”, “De
todas maneras rosas” y “Las caras lindas”, dan fe.
De la sutil trampita montada por Fania para tenerlo en sus filas también quedan
recuerdos sonoros, y muy buenos por cierto. ”Cúcala”, con Celia, es buen
ejemplo.
A pelo se fue retirando del mundo de las grabaciones, aunque siguió
presentándose esporádicamente. El comienzo de la década de los ochenta mostró su
voz grabada por última vez. La muerte de Rafael Cortijo le cortó, al parecer,
las cuerdas vocales del alma. Maelo se fue apagando y replegando, para terminar
sus días entre los brazos de su madre Margarita a las 5 de la tarde del
miércoles 13 de mayo de 1987, cuando, quién lo iba a pensar, estaba viendo
televisión, esa televisión que le dibujó la fama con Cortijo y le llenó de
epítetos la gloria. Murió, pudiéramos decir que en calma, en la calle Calma, su
calle, su vida.
Su grito de guerra en la segunda parte de su vida profesional fue el eterno “Ecuajei”.
No sabíamos que significaba, pero igual todos lo entonábamos. Sería en Cuba,
durante un programa especial que le estabamos dedicando, cuando un oyente nos
llamaría para decirnos que “Ecuajei” es el vocablo Yoruba con que se saluda a
OYA, la reina entre los Orishas, de las puertas del cementerio y de los vientos.
Y señalaba nuestro oyente que eso hacía pensar en que Maelo fuera hijo de Oyá,
“santa” que, por cierto, no se corona.
A pesar de haber ganado mucho dinero durante su carrera musical, Maelo murió en
la raya de la modestia con la pobreza. Y muchas especulaciones se tejen en torno
a quienes ayudaron para efectuar su sepelio. Paradojicamente, nunca un sepelio
fue tan rico. El pueblo y sus amigos trataron de cumplirle las peticiones
formuladas en “Entierro a la moda”. Y aunque algunos músicos faltaron, hubo
representatividad. Hasta la oficialidad “asociada” de Borinquen se hizo presente
al no poder pasar por alto las magnitudes del luctuoso acontecimiento.
Ismael Rivera, bautizado por Benny Moré como Sonero Mayor en una de sus giras a
Puerto Rico, nació el 5 de octubre de 1931 en San Juan. Y en San Juan murió el
13 de Mayo de 1987. Duerme en paz al lado de su compadre Rafael Cortijo, en el
cementerio de Villa Palmera, en los predios del Ecuajei. Dios los cría, y ellos
siguen juntos cantando el Bombón de Elena sobre otro entarimado. Muy alto.
ISMAEL RIVERA -
EL NAZARENO
Yo estaba en un
vacilón
yo estaba en un vacilón
fui a ver lo que sucedía
Cuando ya me
divertía
y empezaba a vacilar
no sé de dónde una voz vine a escuchar
Qué expresión
tiene tu rostro
se refleja la alegría
y está rodeado de tanta hipocresía
es el Nazareno
que te da consejos buenos
a quién, no mires a quién
dale la mano al caído
y si acaso bien malo ha sido
dale la mano también
Hazle bien a tus
amigos
y ofréceles tu amistad
y verás que a ti lo malo
nunca se te acercará
y en cambio todo lo bueno
contigo siempre estará
¡Óyelo!
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
me
dijo, me dijo que había mucho bueno conmigo
y mucho malo también me dijo
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
Que
siguiera cantando cositas lindas y bonitas para ustedes
que son mis queridos amigos
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
dale pa'lante, pa'lante, pa'lante, pa'lante, pa'lante como un elefante,
Maelo no dejes que te tumben tu plante
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
el Nazareno me dijo,
el Nazareno me dijo
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
¡Óyelo bien!
Oye bien mi
amigo, ¡Oye!
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
Con Sorolo, con la ........... y Cuñón,
voy pa' Portobelo a cargar el negrón
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
El Nazareno me dijo,
el negrito lindo de Portobelo me dijo
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
¡Mira Rigo!
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
¡Que viva el
triste negro de Puertobelo!
¡Oye bien mi
amigo, oye bien!
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
En la Iglesia de San Felipe de Portobelo
está el negrito que cargamos con celo
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
El Nazareno me dijo, el negrito lindo me dijo
El Nazareno me
dijo,
que cuidará a mis amigos
pa'lante, pa'lante, pa'lante, pa'lante, pa'lante como un elefante y no dejes
que te tumben tu plante
¡Oye!
Derechos Reservados de Autor
Herencia Latina
|
|