La guerra en el Cancionero Boricua

 

 

Corea del Sur, Feb. 2, 1951
Puerto Rico's 65th U.S. Infantry Regiment. 

La batalla que se muestra en la pintura fue la última que llevó a cabo

el Regimiento 65 de Infantería. 

La pintura la realizó J. Andrea en 1992,

y se la comisionó la National Guard Heritage Foundation.
 

 

 

 

Por.  ©Josean Ramos.

Destacado escritor y periodista

Puertorriqueño.

Tomado del Periódico Universitario DIALOGO

De la Universidad de Puerto Rico.

 

Como todo acontecimiento de impacto social, el tema de la guerra ha sido recurrente en el cancionero popular puertorriqueño, quizás por aquello de que los motivos de la música popular nacen del pueblo espontáneamente, y allí regresan a ritmo de boleros y guarachas o de los géneros de moda.  Las canciones de guerra de autores puertorriqueños que conservan los archivos de la memoria, se remontan a los acontecimientos que dieron paso a la Primera Guerra Mundial.  Al sumarse los jóvenes boricuas a las filas de las Fuerzas Armadas norteamericanas en 1917, tras recibir la ciudadanía por virtud de la Ley Jones la cual impuso a su vez el Servicio Militar Obligatorio, se organizó en la Isla un certamen para escoger el himno musical que habría de estimular el valor guerrero entre la población civil, e impulsarlos al combate en el campo de batalla.

 

Al presente, nadie recuerda la canción ganadora, compuesta por influyente ciudadano capitalino, cuyo nombre también pasó al olvido.  Pero aún hoy se escucha la composición que obtuvo el segundo lugar —la casi ganadora— una marcha que lleva por título La Canción del Soldado, del autor ponceño Eustaquio Pujals.

 

Por alguna razón psicológica y sociológica que el célebre Franz Fanón atribuiría a nuestro estado colonial, el pueblo se identificó y reclamó en su cantar y silbar cotidiano  La Canción del Soldado, que inicia al repique de los tambores de guerra, e invitaba a los borinqueños a que marchemos adelante, que hasta Francia tenemos que llegar, dando vivas al pueblo americano por su emblema de paz y libertad.  Ya al final al ritmo de la cadencia One, two, three, tour . . .se despide para siempre el valeroso soldado, diciendo así: Adiós, Borinquen, patria querida.  Voy a Francia a defender tu libertad, tu porvenir.  Por tu honor combatiré hasta vencer o allí morir. Cabe señalar que en ese mismo conflicto bélico, el insigne compositor Rafael Hernández, uno de los combatientes nuestros en los campos de Francia, se inspiró en la historia de un compañero soldado que se enamoró perdidamente de una francesa en un cabaret, para componer años más tarde una de sus conocidas melodías, Oui, Madame cuyo tema cursi y romántico nada tiene que ver con las atrocidades de la guerra.

 

 

 

El Cuarteto Victoria

Bobby Capó, Mirtha Silva, Pepito Arvelo y Rafael Rodríguez

Sentado el maestro Rafael Hernández

Foto de la colección de Jaime Jaramillo

 

 

Por su pertenencia en la vida de todos los puertorriqueños, el conflicto militar que más composiciones habían de inspirar entre nuestros autores, fue la Segunda Guerra Mundial, donde participaron 65,000 soldados nacidos en Puerto Rico, de los cuales regresaron unos 340 en cajas de plomo selladas.   Y no es casual que así sea, porque la entrada de las tropas norteamericanas al frente de guerra tras el ataque japonés a Pearl Harbor, coincidía con el inicio de la gloriosa época musical de los años cuarenta, protagonizada por los géneros del bolero y la guaracha, en la voz de nuestros máximos intérpretes, e inspirados por los mejores compositores de todos los tiempos.  A través de las ondas radiales y en las velloneras de bares y cafetines, se escuchaban día y noche las inolvidables melodías del Cuarteto de Don Pedro Flores, en la inconfundible voz del inquieto Anacobero Daniel Santos; a Pedro Flores, a Pedro Ortíz Dávila «Davilita» y Myrta Silva con el Cuarteto Victoria de Rafael Hernández; el Cuarteto Mayarí con su intérprete Corozo; el Cuarteto Marcano con Claudio Ferrer; el Trío de Johnny Rodríguez y el Conjunto de Felipe Rosario Goyco «Don Felo» entre tantos otros.

 

De todas las canciones de guerra que surgieron para esa época, como reflejo de las repercusiones fatales y el sentir popular a causa del conflicto, vale decir que pocas calaron tan hondo en la consciencia de los puertorriqueños como dos de las muchas escritas por Don Pedro Flores, Despedida y Juan ambas interpretadas por la inconfundible voz y fraseo musical de Daniel Santos.  Tal fue el éxito inmediato de la  primera, escrita en pleno apogeo de la guerra, que el pueblo la adoptó como himno oficial en las fiestas de despedidas a los soldados que partían obligados al campo de batalla.  En todos los hogares de los jóvenes llamados a la guerra, se reunían sus familiares vecinos y amigos, para cantarles a lo Daniel Santos el dolor de dejar tan solita a su mamá: ¿Quién me le hará un favor si necesita?  ¿Quién la socorrerá si se enferma? ¿Quién le hablará de mí si preguntara, por este hijo que nunca quizás volverá?. . .

 

 

 

El "Inquieto Anacobero" Daniel Santos

prestando su servicio militar obligatorio.

 Foto de la colección de Jaime Jaramillo

 

 

Como secretario de prensa de Daniel Santos en la etapa final de su gloriosa carrera musical, doy fe de que una vez arrodillaba su pierna derecha, cantaba acongojado los últimos versos de la Despedida, y se retiraba entre sollozos a la soledad del camerino, ya nunca más regresaba al escenario, por más que el público le pidiera con sus enardecidos aplausos una última canción.  «Esa es la despedida y no puedo cantar otra, porque ya me despedí como el soldado que marcha y no regresa», me decía gruñón cuando le pedía que los complaciera. 

 

La otra canción de Don Pedro Flores alusiva a la Segunda Guerra Mundial, que alcanzó gran éxito internacional en la voz de Daniel Santos, fue la guaracha titulada Juan, cuyo estribillo la identifica mejor: Van pa la guerra, muchachos,  van pa la guerra, se van todos los muchachos y las muchachas se quedan, y nosotros los viejitos haremos lo que se pueda. . .El rotundo éxito de esta sátira al reclutamiento militar llevó a otro célebre compositor puertorriqueño,  «El Jibarito» Rafael Hernández, a grabarla con su Cuarteto Victoria en la voz de Doroteo Santiago, como un reconocimiento a su colega y paisano.  Pero quién sino el Inquieto Anacobero podría imprimirle tal picardía a esta famosa guaracha que advierte a los reclutas boricuas una de las consecuencias más lamentables del llamado militar, al menos para el macho latino: Juan yo conozco a un chamaquito jovencito y aguzado que anda muy emocionado porque tú vas a la guerra, tan bonita que es tu negra, y la pobre va quedarse sin quien le tenga cuidado. . .

 

   

El Sr. Welty Pineda y Daniel Santos

Con la Orquesta del Ejercito de los Estados Unidos, para la Segunda Guerra Mundial

Foto de Welty Pineda y pertenece a la colección de Emilio Rivera "Millín"

 

 

Estas dos canciones, una trágica y la otra humorística, recogen en sus respectivos géneros los temas recurrentes en las canciones de la Segunda Guerra Mundial: el sentir patriótico al servicio del imperio, la picardía machista, el amor que deja atrás y el dolor de la madre ausente que figuran ya en muchas otras composiciones alusivas a la guerra.  Tal es el caso de la composición de Plácido Acevedo, Mi despedida, donde el soldado se despide de su noviecita del alma porque la lo llama y va a defender su bandera: Si acaso muero en la guerra, consuela a mi madre, mira que la pobrecita mucho va a sufrir.  Como un soldado boricua sin miedo a la muerte, voy a luchar por mi patria, a vencer o a morir. . .

 

Por otro lado, en la onda humorística de Juan, el compositor puertorriqueño por adopción, Leopoldo González, compuso varias canciones de temas militares, entre ellas la guaracha Pancho va a la guerra, donde recalca la paranoia del macho por la alegada infidelidad femenina: Mientras yo esté en la guerra, ay mujer, no cojas fiao, que el maldito bodeguero te cobra muy bien cobrao. . .Me dice el compadre: Pacho, tranquilo, vete a pelear, tu mujer tendrá de todo, yo te la voy a cuidar. . .

 

   

A la extrema izquierda Bobby Capó, al centro el maestro Rafael Hernández y Rafael Rodríguez

Sentados, desconocido y a la derecha José "Pepito" Arvelo

Foto de la colección de Jaime Jaramillo

 

 

También escribió en la onda trágica la canción El Soldado, que en la voz de Bobby Capó narra el penar de un recluta, que le promete a su amada regresar cuando acabe la guerra, pero el soldado cae por la rudeza del combate y clama en su agonía: Dame el retrato que aquí en el pecho llevo guardado, porque al dejarla le prometí. . . (y muere el soldado) . . .En esa misma voz, el autor de origen español recurre también al sentimiento materno en la canción Dolor de madre: Cuando no suene el cañón, cuando la paz llegue un día, cuando el grito de victoria atraviese la alegría, no habrá una madre enlutada que muy sola y triste está, llorando por aquel hijo que más volverá. . . Así también, compuso el bolero Regreso, que grabó Daniel Santos como antítesis a la Despedida de Don Pedro Flores: Vengo aquí a saludar a los muchachos, que al fin he regresado de la guerra.  Vengo a cantar de nuevo aquí en mi tierra, que no creí jamás ver. . .

 

Otra de las canciones de guerra escritas por Don Pedro Flores lleva por título El Jíbaro Recluta, cuya letra satiriza a un inocente campesino de apenas 21 años, deseoso de que lo llamen al servicio para vestir el uniforme militar y mostrar su alegado valor: Acuérdate que ellos cogen, mas no los cogen toditos, así que a ti, mi amiguito, te cogen o no te cogen.  Si eres de los que te cogen, pásate atrás todo galante, que si no eres de los de adelante, no es tan fácil que te hieran, y después que no te hieran, no tienes porque apurarte. . .Y el jibarito le replica en tono arrogante: Qué me importa a mí una herida en mitad del corazón, mientras tenga el pantalón de la cintura pa arriba. . .

 

   

 

 

 

Tomando en cuenta que en sus inspiraciones Don Pedro recogía el sentir del pueblo, y en sus canciones se perpetúan los engaños, temores, prejuicios y estereotipos de la época, ese mismo sentimiento patriotero relativo a la guerra se repiten en su composición Frete al mar, interpretada por Claudio Ferrer y Davilita, donde al final repite el estribillo de la Canción del Soldado.  Sólo así se entiende su afiliación a la causa del ejército norteamericano, al extremo de brindar su apoyo al temido General Douglas MacArthur en una composición titulada Unión, cuyos versos finales no parecen escritos por el autor del bolero Sin Bandera: Ahora es con MacArthur, vamos con MacArtur para que exista la unión un poco más. . .

 

   

El Cuarteto Marcano

De izq a der. Pedro "Piquito" Marcano, con maracas; desconocido

Sentados, desconocido; a la derecha Claudio Ferrer.

Foto de la colección de Jaime Jaramillo

 

 

Su homólogo Rafael Hernández también aportó al cancionero  popular otras composiciones de tema bélico, entre ellas Francia, que interpretó Bobby Capó con el Cuarteto Caney; Venganza en las voces de Tito Rodríguez y Manuel Canario con el Cuarteto Marcano; Pa’ Abisina interpretada por Davilita y el Cuarteto Victoria; y la guaracha ¡Cuando digan, Fuego!, que ridiculiza a esos guapos de billar cuando los llaman el Tío Sam: Y así la patria verá que aquellos guapos de ayer, cuando les toca pelear son buenos para comer, y a la hora de defender son buchipluma no más. . .

 

   

Pedro Ortiz Dávila "Davilita"

Colección del periódico El Mundo

 

 

Opacado como compositor por su magistral estilo interpretativo, pocos conocen que muchas canciones popularizadas por Daniel Santos eran de su propia inspiración, incluyendo algunos con temas de la guerra.  Entre las más conocidas en este género figuran el bolero Triste Carta, donde un soldado herido de muerte se despide de su madre desde un hospital; y la guaracha El Corneta, donde satiriza una disciplina muy rígida para su alma de bohemio: Si te cojo esa corneta me la rompo de verdad, es tanta la cantaleta que no pue’o ni descanzar. Corneta pa trabajar, corneta para comer, corneta pa levantar, corneta pa no se qué.  Corneta pa saludar, corneta pa qué se yo qué, corneta para marchar a que no toca un bembé. . . Luego el coro le advierte: Te metistes a soldado y ahora tienes que aprender. . . Y metido a soldado, navegando por las turbulentas aguas del Pacifico hacia el imperio del sol naciente, se inspiró Daniel para grabar años más tarde con la Orquesta de Moncho Usera el bolero Mensaje. Así cumplía su promesa de comunicarle a la novia de su compinche Juanito, que ella era la reina de su idolatría, y aunque lejos él moría ni un momento la olvidó. . .

 

   

Amigos, admiradores, admiradoras,  mujeres, bohemios, bebidas y

un puro en su manos, fue la vida del "Eterno Anacobero" Daniel Santos.

Icono de la cultura latinoamericana.

Foto de la colección de Jaime Jaramillo

 

 

Una de las orquestas que más canciones relativas a la Segunda Guerra Mundial interpretó, fue la legendaria Orquesta de Rafael Muñoz, con su estelar cantante José Luis Moneró.  Entre las más difundida, figura la composición de Roberto Cole A la guerra yo no voy, que recoge en su estribillo un refrán muy popular de la época: No quiero mi cuerpo pa tambor, título de un libro bien documentado sobre el Servicio Militar Obligatorio, escrito por el profesor José «Che» Paralitici.  En esta composición, el concepto de lealtad incondicional al ejercito norteamericano se aparta del ideal patriótico presente en otras melodías, y al final asume una postura firme en contra de la guerra que no le compete: A la guerra yo no voy, no quiero mi cuerpo pa tambor.  Si Alemania lo formó, mira a ver que culpa tengo yo. . .

 

La Orquesta de Rafael Muñoz también interpretó la canción de Arturo Somohano: Bembeteo na más, que describe la tensión mundial a inicios del conflicto, y Cantalicio de Rafael González Peña, donde le aconseja al personaje: en vez de tocar la conga, toca el fusil, en vez de formar bullicio, toma el fusil.  Esta idea de bullanguero que debe abandonar la parranda y marchar al combate, figuraba ya en una de las principales composiciones alusivas a la incipiente guerra, Adiós a la Conga de Ernesto Vigoreaux, que interpretó Tony Sánchez con la Orquesta Pepito Torres.  Ya la guerra ha empezado y nos llama la nación.  Adiós, le digo a la conga, a la danza y al dazón.  A la plena y a la rumba, y a mi patria le digo adiós.  Y me despido marchando, cantando esta linda canción. . .Luego del ataque a Pearl Harbor, la Orquesta de Rafael Muñoz interpretó la guaracha de Plácido Acevedo: Sapo, sapo japonés, que recoge la xenofobia hacia el pueblo nipón: Traicionero japonés, con tu cara de guabina, cuando yo te caiga encima, que mucho vas a correr. . .

 

   

La Orquesta del maestro Rafael Muñoz.

De pie y frente al piano, el maestro Noro Morales.

Foto de los archivos de Herencia Latina

 

 

Esos truenos de guerra calan hondo en la sensibilidad del cantante y compositor Johnny Rodríguez, lamentablemente mejor conocido como el hermano de Tito [Rodríguez], para advertirle al mundo el peligro que se avecina, en su guaracha ¡Guerra, guerra! Ya se declaró la guerra, vámonos a preparar, que si no lo hacemos pronto, verán lo que va a pasar. . .Compuso también e interpretó con su Trío la canción El Veterano, cuyo tema alude al alegado interés de las mujeres por el cheque que reciben los veteranos del ejército: Voy a casarme, sépalo ustedes, que es un veterano y recibe un cheque. . .

 

   

Johnny Rodríguez, Pellín Boria e Inocencio Moraza "Chencho"

Foto de la colección de Jaime Jaramillo

 

 

Entre las mujeres compositoras o intérpretes de canciones de guerras, vale mencionar a Nelly Méndez con su inspiración Sentimiento, interpretada por el Cuarteto Mayarí, que estimula al soldado a combatir valeroso; y la interpretación que hizo Ruth Fernández del bolero Pobre Soldado de Gloria Madera, donde canta las penurias de un soldado encarcelado en una prisión militar: y si tengo que marcharme a los campos de batalla, que Dios cuide a mi viejita, también a mi dulce amada. . .Finalmente, al rendirse Japón tras el holocausto que provocó en los pobladores de Hiroshima y Nagasaki la bomba atómica, Marcano y sus Jíbaros interpretan con Claudio Ferrer El Seis de la Victoria, que narra el horror de estallido: Fue en un instante del Pacifico que estalló una bomba atómica, que fue una cosa fantástica, según dicen los científicos. Y comentando los críticos, dicen que eso es infernal, la bomba pude arrasar con una ciudad entera, y cuando estalla no queda, ni una hormiga pa cantar. . .

 

   

El Cuarteto Mayary

Paquito Sánchez, Tito Rodríguez (encima de una caja de madera, dado su pequeña estatura), Placido Acevedo y Manuel Jimenez "La Pulguita"

Foto de la colección de Jaime Jaramillo

 

 

Temas de la guerra en el cancionero popular

 

Durante la década de los años cincuenta, la Guerra de Corea habría de aportar al cancionero popular algunas composiciones alusivas al conflicto, como la marcha Nuestro Regimiento de Alexis Brau, interpretada por Bobby Capó y el Trío Vegabajeño, uno de los grupos musicales que más se identificó con los temas de guerra.  En esta canción, como en tantas otras, se recurre al orgullo patrio al honor como estimulo a nuestros jóvenes para defender la patria ajena: Arriba, muchachos, vamos a zarpar, a lejanas tierras vamos a pelear, por los caminos de la ley y el bien, va el Regimiento de mi Borinquen. .. El Trío Vegabajeño interpretó, además, las canciones Marcharé de J. L. López, y Douglas MacArthur de M. Maymón, en la misma línea de sumisión a las autoridades militares: Douglas MacArthur, MacArthur, Douglas MacArthur, tu figura de conquistador ya tiene en nuestra historia, por tus hazañas, un puesto de honor. . .No es de extrañar, pues, que nuestra avenida principal lleve el nombre del conquistador español Juan Ponce de León.

 

Por la vertiente jocosa al ritmo de mambo y guaracha, Leopoldo González compuso dos canciones a esta guerra, que se escucharon en la voz de Doroteo con el Conjunto de Noro Morales: Me voy pa Corea y Pedro Tienes que Volver, cuya letra reitera el viejo del macho latino: Suena ya el cañón y mi negra estará metida en el vacilón.  La he dejao con el compay a su cuidado, y me huele que alguna cosa habrá pasao. . . Y para honrar a los valerosos combatientes boricuas del Regimiento 65 de Infantería que ofrendaron su vida en las misiones suicidas, Guillermo Vanegas Lloveras compuso el himno Gloria del 65, que interpretó Johnny Albino y su Trío San Juan: A decir una página en al historia con la gesta inmortal de su valor, que reciban el beso de la gloria, los que pagan con sangre nuestro honor. . .

 

 

La Orquesta del maestro Noro Morales para 1942.

Los vocalistas son Nita del Campo y el maestro Joe Valle.

Foto de los archivos de Herencia Latina

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y a los que regresaron traumatizados por los horrores de la guerra, humillados en su trato discriminatorio por ser boricuas, despojados de los colores que le daban su honor, y tildados de cobardes por el alto mando militar, Bobby Capó les compuso y cantó con la Orquesta de Moncho Usera la marcha No son Cobardes, que le hace justicia musical a los muchachos del célebre Regimiento del 65 de Infantería, exaltados por el General MacArthur en al Segunda Guerra Mundial y luego condenados por los tribunales militares en la Guerra de Corea: La Patria se quebranta ante la pena y la injusticia, que comete un prejuiciado tribunal.  Hoy dicen (las madres) que prefieren verlos muertos, a manchados en su honor en una cárcel militar. . .

  

Ya con la guerra de Vietnam, durante la turbulenta década de los años sesenta, el tono de las canciones relativas al honor y la lealtad militar se apartan del concepto de sumisión total, a tono con el sentir de la época, y se suman a las protestas en sus respectivos géneros musicales, alucinantes de sex, drugs and rock & roll. Aparte de la llamada canción protesta, eminentemente opuesta a la guerra, el incipiente género de la salsa aportó en su sonido urbano algunos clásicos dignos de mencionar, interpretados por las orquestas de mayor arraigo popular. El Sonero del Pueblo, Marvin Santiago, cantó su propia versión de Mambrú se fue a la guerra, una sátira al soldado que se marcha para la guerra y deja a su novia Lulú, pensando que lo va a esperar, y cuando regresa treinta años después, la encuentra casada: Y Mambrú le preguntó ¿por qué?, y ella le decía: quisiste ser soldado, sigue con tu carabina. . . Y mambrú le preguntó ¿por qué?, y ella coquetona: si por ti sigo esperando todavía fuera jamona [solterona]. . .

 

 

 

Marvin Santiago

 

 

La Orquesta La Selecta de Raphy Leavitt con su cantante Sammy Marrero, contribuyó a la toma de conciencia en contra de la Guerra de Vietnam, al denunciar sin tapujos en su éxito Soldado la hipocresía de algunas instituciones sociales: Soldado, ay mi hermano, la suerte te ha abandonado, ahora tienes que marchar.  Si bien te enseñaron a amar a tus hermanos, ¿Por qué será que te llevan a otros sitios a morir?. . .

Aunque a ritmo de salsa, está composición tiene muchos elementos de la canción protesta tan propia de la época, que protagonizaron en la Isla el Grupo Taoné, Roy Brown con su clásico Monón, Noel Hernández, Andrés Jiménez, El Topo, Pepe y Flora, entre tantos.  Otra canción de esos tiempos con algunos elementos anti bélicos fue Presidente Dante, interpretada por [el cantante dominicano] Frankie Dante y la Orquesta Flamboyán, donde el candidato promete en su campaña proselitista acabar con los conflictos armados y destinar el dinero para ayudas sociales: Si yo fuera presidente, si yo fuera un presidente, no hubiera fuerzas armadas, las guerras se acabarían, los muchachos regresaban a casa donde pertenecen. . . Anteriormente, ya Frankie Dante había expresado su tenaz rechazo a la guerra en el número Venceremos: No quiero guerra más, no quiero más pelear.  El tiempo llegará para vivir en paz, el tiempo se está acercando, el mundo se está acabando, por eso el tiempo se está acercando, el mundo se está acabando, por eso es que yo les ruego, que nos juntemos y vamos a ganar, ya tú verás. . .

 

 

Orquesta La Flamboyan. Cortesía de Israel Sánchez-Coll

Art & Dessign del álbum: Ely Besalel

 

Y en ese mismo género de la salsa, Los Mulatos del Sabor aportaron dos canciones humorísticas que figuran entre las más escuchadas de su abundante repertorio musical: Vas bien y Acángana, ambas interpretadas por Pellín Rodríguez.  La primera ridiculiza el viejo sentimiento de adhesión a ala causa de la guerra, tan arraigado al inconsciente colectivo durante los conflictos anteriores, aún entre muchos independentistas, según documenta el Dr.  Paralitici en su obra citada.  El valor que exhibían los soldados boricuas al partir hacia el campo de batalla, quedó desacreditado al inicio de la canción: Al que se llevaron pa Vietnam fue al hijo de Armando, y como una cosa natural. Él iba temblando. . .Y así descarga al teniente las razones de su deserción, sin importarle que lo llamen cobarde: ¡Búsquese a otro hombre!, gritaba en plena carrera, ¡pues lo que es a mí no me cogen, ni amarrao con cadena. . .! ¡Qué va! . . .Que yo no me vuelvo pa’ lla, que se lleven a Cholo, que se lleven a Manolo, que la guerra se hizo pal guapo, y yo de guapo no tengo na. . .a correr se ha dicho, pa volver tienen que arrastrarme, que se lleven al negro Juarbe, llévenme a Shangai o a Trastalleres, que se lleven las mujeres. . .

 

La otra canción sobre la guerra que popularizó el Gran Combo con su estilo peculiar fue Acángana, que nos brinda un sabrosos y sabio consejo para enfrentar los designios fatales de la profecía apocalíptica: Vamos a seguir bailando, vamos a seguir contentos, y sigamos vacilando, vamos a seguir en esto, porque un día de estos, ya lo verás que va a llegar un demonio atómico y. . . apracatán, acángana! . . .y nos va a limpiar. . .

 

 

El Gran Combo de Puerto Rico

 

 

 

 

 

 

El autor agradece la valiosa aportación de Don Francisco Rivera Lizardi y de Don Juan Mora Boch, en ayudar a identificar y conseguir muchas de estas canciones.

 

 

 Israel Sánchez-Coll transcribió el texto original para Herencia Latina.

 

 

 

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