LUISITO CARRION
Una estrella con brillo propio
Por Sergio Burstein
Artículo publicado con permiso de la Revista
¿Cómo? en L. A
http://comoenla.com/portadas/Texto/08%20carrion.htm
Considerado como
uno de los mejores soneros boricuas de la actualidad, Luisito Carrión ha tenido
una fructífera trayectoria musical que, si bien no se ha expresado abiertamente
en su etapa solista, lo ha llevado a ser parte de muchas de las más importantes
agrupaciones tropicales de su país.
Nacido el 26 de
octubre de 1962 en el pueblo de Arecibo, Angel Luis Carrión Cáceres se interesó
en la música desde muy pequeño, ya que su padre era Angel Ruiz Carrión, director
musical de la Orquesta Kafé, un conjunto que interpretaba salsa, boleros y
merengues, y que integró al joven aspirante a artista a sus filas cuando éste
sólo contaba con 13 años de edad.
Contrariamente a
lo que se podría esperar si se conoce su futuro, Luisito no inició su carrera
como cantante, sino que lo hizo como trompetista de la misma agrupación,
llegando a grabar sólo un año después de su incorporación lo que sería el primer
álbum de su vida, con una participación que se plasmó en dos canciones.
Pero, cinco años
después, lo que se mostró inicialmente como un hecho desafortunado terminó
quitándole al mundo a un trompetista y dándole un nuevo sonero. “Tuve un
accidente audiomovilístico en 1980, lo que me llevó a usar una silla de ruedas
durante muchos meses”, recuerda el artista. “Como perdí tres dientes, se me hizo
muy difícil tocar la trompeta, y decidí convertirme en cantante, todavía en la
orquesta de mi papá”.
Luisito parecía
destinado a seguir los pasos musical de don Angel, ya que al igual que éste, se
desempeñó durante algún tiempo como locutor radial, aunque se vio a veces
forzado a realizar trabajos ajenos a su pasión, como echarle gasolina a los
automóviles que pasaban por una estación cercana a su localidad. “De todos modos,
tuve la inmensa suerte de poder cantar siempre la música que me gustaba, porque
después de la Orquesta Kafé pasé a La Nativa, Idé XIII y Concepto Latino”,
agrega.
Fue este cuarto
proyecto el que le dio la posibilidad de actuar al lado de figuras legendarias
del género, ya que el Concepto Latino de José “Cuco” Pérez era prácticamente la
orquesta de planta de Celia Cruz en Puerto Rico, además de funcionar como marco
musical de Adalberto Santiago y Santitos Colón cuando estos visitaban la isla.
Tras un breve paso por La Terrífica de Ponce, Luisito encontró cabida en un
conjunto que sería decisivo en su carrera: Salsa Fever.
Esta agrupación,
dirigida por Julio “Gunda” Merced, le permitió en 1982 grabar el segundo álbum
de su trayectoria, y hacerse conocido a nivel internacional gracias a las
exitosas canciones Renta de amor, Señores, ahí va Julián y Aguas negras. Además,
fue entonces que asumió el apelativo de 'Luisito' con el que se le conoce hasta
ahora.
“Salsa Fever fue
el arranque de todo, porque 'pegamos' varios temas en Colombia y Panamá”, señala
Carrión. Paradójicamente, la trascendencia de estas composiciones no hizo que el
conjunto se hiciera más popular en su propio país ni que saliera de gira fuera
de sus fronteras. “Aunque no lo creas, en el año que pasé con ellos sólo tuvimos
ocho actividades”, comenta Luisito. “Las canciones que sonaron afuera nunca se
tocaron [en las radios] de Puerto Rico; no tuvimos casi nada de difusión”.
Esta evidente
falta de trabajo es la que explica de algún modo el continuo cambio de orquestas
en su vida. “A veces la gente no entiende, pero es como cuando te ofrecen una
plaza de cualquier cosa y no hay nada que hacer”, compara. “[Con algunas de
estas agrupaciones], a veces pasaban dos meses sin tocar, y para mí, la música
es un trabajo como otro; tomo el micrófono para expresar alegría y emociones,
para hacer que el pueblo se divierta, y después de un tiempo se produce un
agotamiento físico y mental. Si las cosas no funcionan, tienes que buscar el
porvenir tuyo; hay un momento en el que también quieres probar suerte por cuenta
propia, trabajando para tí mismo”.
Pero el inicio de
su obra solista aún tendría que esperar, porque después de un breve retorno al
Conjunto Latino, Luisito se unió en 1984 a la afamada Orquesta de Bobby Valentín,
en lo que constituyó uno de los pasos más importantes de su recorrido musical.
Junto a Valentín, lanzó temas tan populares como El agua, El señor de las
señoras, Ramos de flores, El Gigolo, Tributo de Cali y Como lo hago yo. “Con
Bobby sí hicimos muchísimos viajes”, recuerda el puertorriqueño con satisfacción.
“Fue realmente con él que me sentí realizado como artista. Todos los momentos
que compartimos fueron increíbles, porque [el suyo] es un grupazo”.
Aunque Carrión
salió del grupo después de cinco años, sus buenas relaciones con Valentín
permanecieron intactas, como lo demuestra el hecho de que ha actuado a su lado
esporádicamente hasta el día de hoy, siendo el más reciente ejemplo una
presentación llevada a cabo durante el 2005 en Colombia. “Acá en Puerto Rico hay
fiesta todo el tiempo en todos los pueblos, pero en Cali se hacen las
celebraciones patronales una vez al año; y si ellos solicitan los servicios de
la Orquesta de Bobby Valentín, pero con Luisito Carrión cantando, se hace un
contrato para esa ocasión [específica]”, explica. “Bobby es amigo de mi papá
desde hace muchos años, y él quería que fuera cantante incluso antes de que yo
decidiera hacerlo. Es por eso que, si me llama, voy con mucho gusto a donde sea
necesario”.
Sus siguientes
pasos fueron dados al lado de otras dos instituciones musicales: La
Puertorriqueña de Don Perigñón (con la que grabó en 1989 La fuga) y la Sonora
Ponceña (que lo tuvo como vocalista entre el 90 y el 92, dándole la oportunidad
de cantar temas como Yaré y A comer lechón). “He podido estar en muchísimas
agrupaciones, y eso me sirvió cuando decidí lanzar mis discos propios”, dice
Luisito. “Pero, en realidad, esos mismos discos tienen la participación de mucha
gente, o sea que no son estrictamente tuyos; es por eso que cuento como
producciones mías a todas en las que he puesto mi voz. Me enorgullece lo que
hago, porque es un compromiso que tengo, pero no soy 'creído' ni orgulloso como
para querer ver siempre mi nombre en las portadas de los discos [en los que
participo]. Lo que me interesa es cumplir con mi gente y, sobre todo, con mis
hijos, porque ellos son lo que más me interesa”.
La etapa solista
de Carrión, que se inició inmediatamente después, le permitió cimentar su fama
como un sonero de agradable y profunda voz, aunque no significó precisamente un
aumento de su productividad discográfica; tendrían que pasar tres años entre el
debut, “Y ahora voy yo” (1992), y su sucesor, “Con respeto” (1995); y hasta
cinco años para que se lanzara “Sin tu amor” (2000), el tercer y hasta el
momento último álbum individual del boricua. Todos estos trabajos fueron
editados por Musical Productions, un sello al que el cantante ya no pertenece.
Cuando se le
pregunta por estas demoras, Luisito se pone a la defensiva. “Eso habría que
preguntárselo a la compañía, porque me hicieron esperar, esperar y esperar; yo
no tenía nada que ver con eso, y estaba siempre atento a que llegara mi turno
para volver a grabar”, asegura. “Fue por eso que decidí hacer un disco con
Roberto Roena [“Mi música 1997”], porque necesitaba buscarme el billete para
pagar mi casa”.
Al escuchar los
temas de Sin tu amor, se puede notar una tendencia romántica y alegre que no le
corresponde siempre a los lineamientos de la salsa dura. Pero habría que esperar
a que se sucedieran los siguientes años para que Carrión, nuevamente embarcado
en diversos proyectos, volviera a sacar la garra que respetan los verdaderos
amantes del género, como lo demuestran sus aguerridas participaciones en
diferentes discos recientes, empezando por “Bongolandia”, del bongocero Iván
Cáceres, que se registró en el 2003.
Desafortunadamente, a pesar de los excelentes resultados de la placa, en la que
Carrión compartía las voces principales con Rubén Ramón, el talentoso Cáceres
quien era además primo de Luisito falleció poco después del lanzamiento, como
consecuencia en un grave accidente automovilístico.
Luisito
mantendría su presencia en el panorama musical con una breve pero jugosa
participación en “Puerto Rican Masters”, un trabajo en vivo grabado en el
Anfiteatro Tito Puente de San Juan, en el que figuraran también Pedro Brull,
Wichy Camacho, Papo Sánchez y Henry Santiago, cantando clásicos de Bobby
Valentín, Héctor Lavoe, Celia Cruz, Rolando La Serie, Eddie Palmieri, Tito
Rodríguez, Roberto Roena, Luis “Perico” Ortiz, Tite Curet Alonso y Tito Puente.
Pero una de las
interpretaciones más notables de Carrión es la que se produjo el año pasado en
la grabación de “La Mundial de la Salsa”, un proyecto del pianista Willie Sotelo
que se ha convertido ya en una auténtica joya por su devoción a la vertiente
dura o “gorda”. Entonando tres temas por cuenta propia y uno al lado de los
otros dos cantantes invitados, Osvaldo Román y Mel Martínez, Luisito da cuenta
de un gran talento para el soneo y de su efectividad en las composiciones
pícaras, ya que las canciones Yo lo coloco y ella lo quita y Mi cosita vienen
cargadas de un jocoso doble sentido. El único lado negativo de todo esto es que
los brillantes resultados de la placa no se tradujeron en la tarima, porque no
se hizo gira alguna.
El personaje más
admirado por Luisito es Ismael Rivera, “El Sonero Mayor”, a quien dice admirar
no sólo como cantante, sino también como ser humano. “Ahí no hay que buscar más
ná; ése era el monstruo, y se acabó”, asegura el entrevistado con su peculiar
estilo de hablar.
Como sabemos que
Carrión es un cristiano muy empeñoso que no se pierde jamás la misa de los
domingos, le preguntamos su opinión sobre los desmanes que rodearon la vida de 'Maelo”,
y que parecen ser parte de la historia de muchos salseros. “Yo no estoy de
acuerdo con eso, pero cada quien depende de sus actos, y hay que respetar el
modo en que cada uno pasa su vida”, responde.
Al insinuársele
que hay salseros como Tito Nieves que se han metido ahora en el omnipresente
reggaetón, Luisito manifiesta enérgicamente su protesta. “No son los salseros
los que se han metido en el reggaetón, sino los reggaetoneros los que se han
metido en la salsa, porque todo eso viene de un mismo sitio, es decir, de lo que
hacemos nosotros”, reclama. “Es un monstruo que ha reventado, y aunque está
chévere, hay algunos temas que no me gustan, como los que emplean un lenguaje
malo. Pero si me dieran la oportunidad de participar [en ese género], lo haría”.
Por su lado,
Luisito afirma que no le gusta definirse ni como salsero, ni como sonero. “Yo
hago música para el bailador y para el pueblo”, asegura. “Me identifico con todo
lo bullanguero; lo que se relaciona con el pueblo y habla de sus vivencias”.
Y a los que extrañan ya la presencia en los estantes de un disco solista nuevo, el temperal puertorriqueño les promete que durante este año verá la luz su cuarta producción. “No quiero adelantar nada, porque los detalles todavía no están en la mesa”, termina. “Pero acabo de firmar un contrato con la compañía colombiana CoDiscos, y es seguro que el álbum saldrá en unos meses”.