“El saxofón es mi prioridad”

 

El músico puertorriqueño Miguel Zenón ganó la prestigiosa beca de la Fundación MacArthur

 

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

 

“El saxofón es mi prioridad”

 

“Sr. Miguel Zenón, le hablan de la Fundación MacArthur. Llámenos en cuanto pueda. No le diga a nadie de esta llamada”.

 

Cinco veces escuchó el músico y compositor santurcino este mensaje en su contestadora para comprobar que no alucinaba. Confiesa que fue obediente. A nadie le contó lo que acababa de escuchar antes de llamar a la Fundación.

 

Así, el músico de 31 años supo que había sido nominado al galardón del cual sólo conocía su prestigio y que, más importante aún, recibiría un premio en metálico de $500 mil, a lo largo de cinco años, para crear con libertad junto a su agrupación Miguel Zenón Quartet.

 

La Fundación MacArthur otorga anualmente esta beca -conocida además como el “Genius Grant”- a exponentes de diversas disciplinas que pueden enriquecer el futuro de éstas. Su interés es impulsar la aportación de individuos e instituciones que contribuyan a crear un mundo más justo y pacífico. El premio no se solicita ni se promueve.

 

Es poco probable que Zenón descubra la identidad del admirador de su trabajo que lo nominó, puesto que quienes recomiendan a los candidatos y quienes los seleccionan permanecen en el anonimato. En esta edición, el artista se sumó a un grupo de 25 premiados que incluyen desde la novelista nigeriana Chimamanda Adichie, el astrónomo Adam Riess hasta la historiadora de la medicina Nancy Siraisi.

 

Discografía

• “Looking  Forward” (2002)
• “Ceremonial” (2004)
• “Jíbaro” (2005)
• “Awake” (2008)

 

 

Algunos juntes

• David Sánchez
• Charlie Haden
• Bobby Hutcherson
• Bob Moses
• The SFJAZZ Collective
• Steve Coleman

 

Con palabras, Zenón habla lo justo. Calidez y amabilidad marcan el tono de su conversación. La ausencia de prisa marca el ritmo. Justo en ese sosegado estilo, este egresado de la Escuela Libre de Música de Hato Rey, del Berklee College of Music, en Boston; y del Manhattan School of Music, comparte desde Nueva York las buenas nuevas.

 

De un día para otro te cambió el futuro.

 

“Es difícil decirte hasta qué punto cambia con este premio, porque es una cosa bien reciente. Imagino que cambiará para bien, pero no te puedo decir que veo las cosas de una manera diferente, porque para mí el futuro era hacer cosas nuevas y seguir haciendo música. Claro, esto ayuda mucho a facilitar todos los planes que tenía y a relajarse en términos financieros”.

 

¿Cuándo empiezas a recibir el dinero?

 

“En enero me dan $25 mil. En verdad es un alivio; es como debería ser, uno se dedica a hacer música sin preocuparse por nada y sin que sea un trabajo o un negocio”.

 

¿Tienes que explicar cómo utilizarás el premio?

 

“Te llaman una vez, te dan la noticia y no te llaman más. Uno no tiene que presentar nada; ellos te dan el dinero invirtiendo en el futuro que tienes en el campo y lo que puedes aportar”.

 

¿Decidiste qué vas a hacer?

 

“Me estoy adaptando al ‘shock’ de la noticia. Pienso que un premio así en los círculos artísticos es bastante reconocido, así que la reacción inicial es que va a abrir muchas puertas -a mí como músico y al grupo- que hubieran tomado más tiempo en abrirse. Obviamente, es una cantidad sustancial que ofrece oportunidades de trabajar en otros proyectos en un futuro cercano, desde educativos hasta producir mis discos y conciertos o de otras personas”.

 

¿Qué posibilidades exploras?

 

“Quiero coger las cosas con calma, porque quiero hacer cosas buenas con el premio para sacarle provecho y hacer cosas lo suficientemente grandes que vayan a la par. Sé que quiero llevar a otro nivel lo que estaba haciendo. Me gustaría tener la oportunidad de producir discos más rápido -uno por año- con muchas personas. Así no hay que preocuparse por un disco y un ‘tour’, sino que lo haces porque quieres y no porque hay que parearlo por cosas del negocio. Además, quiero tocar con el grupo en Puerto Rico porque todavía eso no ha pasado”.

 

¿A dónde quieres llevar el jazz en la Isla?

 

“A sitios donde la música no sea tan accesible. Podríamos hacer una serie de conciertos gratis, para que haya más gente expuesta al jazz y que no lo vean como una cosa rara”.

 

En sus manos, el saxofón de Zenón habla con fluidez los antiguos idiomas del jazz y con igual empeño conversa con los nuevos. Y es que desde su primer disco compacto, “Looking Forward” (2002), éste ha iniciado un rumbo que le ha llevado a experimentar con formas convencionales del jazz, a fusionarlo tanto con ritmos afrocaribeños como latinoamericanos y a lograr versiones más libres.

Zenón promete que ese estilo, encaminado por maestros como Ángel Marrero, Rafael Martínez, Leslie López, Danilo Pérez, Dick Oatts, Dave Liebman, George Garzone y Bill Pierce, no se mantendrá estático.

Su propuesta de fusionar el jazz con la tradición afrocaribeña -y más recientemente con la música jíbara- no pasó desapercibida para los entusiastas del jazz.

El compacto “Jíbaro” (2005), en el que une el jazz con la música típica de la Isla, es descrito por la Fundación MacArthur como una aventura musical que se distancia de otros intentos de lograr ese junte, puesto que “elementos esenciales de la música jíbara sirven como fundamento de la composición y el ritmo de sus arreglos contemporáneos de jazz”.

 

Al concederte el premio, se destaca en el laudo que estás “restableciendo la tradición artística, cultural y social del jazz, al tiempo que creas un lenguaje completamente nuevo para el siglo XXI”.

 

“A uno se le hace difícil ver la impresión que causa en la gente la música que uno está haciendo. Yo sí pienso que hoy en la música jazz hay mucha gente haciendo cosas distintas. No es un género estancado y me siento parte de ese movimiento tratando nuevos sonidos e ideas”.

 

El compacto “Jíbaro”, en el que unes el aguinaldo y el seis campesino con el jazz, llamó la atención. ¿Conocías proyectos previos con intenciones similares?

 

“Estaba al tanto de otros proyectos que se habían hecho así, pero cuando hicimos ese trabajo estaba centrado en combinar de forma balanceada dos estilos. No quería jazz con melodía jíbara, sino fusionar elementos esenciales de ambos estilos, unir el centro de ambas cosas”.

 

NUEVOS MUNDOS

 

Zenón tiene claro que la música le ofrece un boleto de ida para conocer otros universos de sonido. Eso ha hecho con la beca que la Fundación John Simon Guggenheim le otorgó en abril de este año y que ha destinado a una fusión de la plena y el jazz.

 

¿Cuándo descubriste el saxofón?

 

“Yo tenía once años y me gustaba la música, pero también muchas otras cosas. Después fue que se convirtió en una prioridad, en algo esencial y ahora lo es más que nunca”.

 

¿Quién fue ese primer maestro?

 

“Don Ernesto (Vigoreaux), un señor que vivía en Villa Palmeras, iba a darnos clases de música gratis a (Residencial Luis) Lloréns Torres. Tenía como setenta años y llegaba en guagua. Iba gente de todas las edades y él nos daba solfeo y teoría de la música. Él me enseñó lo básico del saxofón. Cuando él sentía que uno estaba listo, te dejaba coger un instrumento para formar parte de una banda que él tenía. Me atraía el piano, pero no podía usarlo en la banda así que me fui con el saxofón. No llegué a la banda porque entré a la Libre (de Música) y ahí empezó todo”.

 

¿Vendrán más investigaciones como las que estás haciendo del jazz y la plena, como resultado de la Beca Guggenheim que ganaste este año?

 

“Sí, sin duda este premio me facilita la investigación. Lo de la plena está casi listo; en los próximos meses podríamos grabar acá en Nueva York. Nuestro grupo usaría también algunos instrumentos tradicionales de la plena. En Puerto Rico nos ayudó mucha gente en la investigación, como Tito Matos, quien también estará en la grabación”.

 

Llevas diez años en Nueva York y has viajado a otros países, ¿cuán difícil es hacer jazz?

 

“Si mides el éxito en cantidad de discos, vender es difícil en cualquier lugar, pero presentar tu música en un concierto depende de cuán abierto sea el público del lugar”.

 

¿Puerto Rico es difícil?

 

“Puerto Rico es difícil. No hay un club de jazz o un sitio para quelos músicos jóvenes hagan ‘jam sessions’; hay poco espacio para que los músicos presenten sus propuestas diferentes. La cultura musical gira alrededor de la música popular y ellos tienen que tocarla para sobrevivir”.

 

¿Cómo describes el panorama musical en la Isla?

 

“Hay muchísimos músicos bien buenos buscando una alternativa”.