¿EXISTE UNA MUSICA CARACTERISTICA DE BARRANQUILLA Y DE SUS CARNAVALES?

 

 

 

 

La Orquesta del maestro Pacho Galán

¡Qué rico merecumbé!

 

 

Adlai Stevenson Samper

Colaborador de Herencia Latina

Barranquilla, Colombia

 

Un lugar común dentro de la cultura musical de Barranquilla (Colombia) es el señalamiento de la música del río Magdalena como propulsora general de las festividades carnestolendicas. Otro indicativo que se les atribuye es el de antecedente histórico. Y ambas afirmaciones son ciertas, pero soslayan una inmensa verdad a la vista y el oído: hay una música barranquillera con compositores, ritmos y soportada con una trayectoria de larga data.

Comencemos por la llamada música del río Magdalena. Su exacta ubicación es en la llamada depresión momposina y su inmediata periferia, en la región de Loba. Allí se ubican diversas variantes de los fandangos de lengua (matriz de la música del caribe colombiano) como son la tambora, la guacherna, el berroche y sobre todo el chande, muy conocido en Barranquilla.

Si se analizan los toques de tambor, los ritmos y letras de los fandangos de lengua de la depresión momposina y se comparan con los que se hacen en Barranquilla en los carnavales por parte de sus danzas mas representativas, se llega a la conclusión que constituyen sonoridades diferentes aunque sus nombres fuercen la creencia de que nos encontramos con los ancestros de la música de esta ciudad.

UN CHANDE INVENTADO

Un músico con amplia sabiduría como Antonio Maria Peñaloza, ya había vislumbrado las diferencias entre el chande que se tocaba en la depresión momposina con las sonoridades que se producían en Barranquilla, ciudad en donde vivió desde 1935 gran parte de su vida. No en balde, no por casualidad, fue el constructor de Te Olvidé, el himno del carnaval.

   

Antonio Maria Peñaloza

 

Parece que los toques de tambor de las danzas del carnaval de Barranquilla eran motivo de estudio de Peñaloza a juzgar por varias referencias suyas, una de ellas basada en la anécdota que parado en el Paseo Bolívar podía, con el eco del tum tum de lejanos tambores, señalar por su toque a que danza pertenecían: “Por ahí viene El Torito”, indicaba con cierta sorna a los que no entendían ese código secreto percusivo.

En 1953 fue contactado por Curro Fuentes para la grabación de un tema de Carnaval. Peñaloza le presentó el esbozo de Te Olvidé, siendo grabado por ficticia Sonora Curro bajo las supremas ordenes de Antonio Maria. Contactó como base al grupo de jazz panameño Set Rose Trío, agregándosele él y Cantabonito Benítez en las trompetas, Alberto Fernández en la voz y Peñaloza en los coros y guapirreos de combate.

Peñaloza se encargo de adiestrar a los panameños en el toque de garabato. No pudo con el baterista, inventándole un toque más simple y efectivo que después pasaría a la historia como el Chande barranquillero. De esta adaptación peñaloziana se nutrirían después Juan Piña, Joe Arroyo y Checo Acosta con sus agrupaciones.

En la solapa del disco de la empresa cartagenera Curro definieron a Te Olvidé como un chande, ritmo que según Peñaloza, no existía, subrayando siempre que era un toque de garabato. Es preciso señalar, para ir descubriendo esta identidad sonora barranquillera, que el ritmo de garabato no se encuentra entre las vertientes de fandangos de lengua ubicadas en la depresión momposina ni allí toca nada con ese tipo de características.

DE DONDE ES EL GARABATO

Señalan antropólogos que el único legado de los antiguos cabildos de negros de Cartagena de Indias que sobreviven son los Lumbalu de Palenque y las danzas de Congo del carnaval de Barranquilla. Estas viejas agrupaciones son danzas guerreras que se preciaban de mostrar banderas y jerarquías, entonando un particular repique de tambores soportado bajo el rasgueo rítmico de una gran guacharaca. Se le añaden versos, por lo general repentistas, por un cantador masculino en estructura coral responsorial.

 

Aníbal Velásquez

 

Estos toques todavía son ejecutados por estas danzas que tienen tamboreros que aprenden de generación en generación de forma intuitiva la identidad de sus llamados con el cuero. Están presentes en temas famosos como Buenas noches presidente, en Tamborito de Carnaval de los Corraleros de Majagual, en Pica Pica en Carnaval de Aníbal Velásquez y en algunos temas de Toto la Momposina que despliega su voz gritando: ¡Garabato, garabato!

Los toques de garabato no son ejecutados en ninguna otra población del Caribe colombiano.

QUE RICO EL MERECUMBE

 

La Orquesta del maestro Pacho Galán

 

Pacho Galán fue otro músico que estudió a fondo las posibilidades de la música del caribe colombiano y en particular, en la creación de ritmos que generaran modas –bajo el aspecto del desarrollo comercial discográfico- y que se convirtieran en estandarte de época de la identidad barranquillera.

Ya lo había demostrado con en 1955 con el magnifico arreglo de El torito, alusión carnavalera barranquillera a la danza del mismo nombre. Todo el tema, grabado por la Sonora Curro –un invento de Galán en esta ocasión- se encuentra soportado en un toque de garabato. El tema fue regrabado hace dos años por la orquesta de Joe Arroyo.

Pero donde mas descuella el genio de Galán fue en la creación del ritmo merecumbe, que como veremos mas adelante tiene intima relación con los toques de garabato. En efecto, Peñaloza, el inefable, decide cuestionar la “originalidad” del invento de Galán. Sostiene que el Merecumbe es un toque de garabato, del aquel chande inventado por él en los estudios de la Nuevo Mundo en Bogotá con la Sonora Curro, pero con la métrica a la inversa, es decir con las medidas rítmicas contrarias al garabato. Bien visto, antes que defecto de Galán muestra un cuidadoso ingenio del director, trompeta y arreglista en la exploración de las variantes rítmicas identificatorias de la musica barranquillera.  

LOS OTROS TOQUES

Es rara la orquesta de musica tropical colombiana que no incluya en sus repertorios chandes y garabatos. Es la materia prima de los carnavales barranquilleros y es sobre todo un ritmo de exploración para los grupos de neo folclor y de latin jazz en ciudades como Medellín, Cali y Bogotá; y por supuesto en Cartagena y Barranquilla.

Se agregarían a todos estos ritmos descritos el llamado Porro Atlanticense de salón, escuela en que destellan Pacho Galán, Rafael Campo Miranda, Ester Forero y los temas bailables de Rafael Mejía Romani; entre otros. Y sus extensiones venezolanas en la Billos, Melódicos, Los Blanco, Chucho Sanoja y Nelson Henríquez. Y mas allá, con nuestros crooners internacionales: Luís Carlos Meyer, Nelson Pinedo y Carmencita Pernett.

 

Carmencita Pernett.

 

Finalmente, para englobar las posibilidades de la autentica sonoridad barranquillera, sería menester hacer un repaso al acordeón de la ciudad, influenciado por versos de la tradición oral hispánica, por la guaracha cubana, la picaresca de ambiente y la multiplicidad para el abordaje de géneros. Ese sería el caso de las versiones de Dominique, Guaracha en España, Clavelito Chino, Golpe Tocuyano, Mambos de Aníbal Velásquez, que se suman a  su fabricación de un vasto habitat urbano currambero: Las campanas de San Nicolás, El Puente de Lux Kola, Los Zapatos Blancos, El dentista que por arreglar el puente de arriba rompió el puente de abajo y el vivaracho turco perro. También el ingenio de José Maria Peñaranda en La Cosecha de mujeres, La secretaria, La Batea, La Opera del Mondongo, Celos y Se va el caimán. Redondeado por Dolcey Gutiérrez en Parranda en technicolor, Rompa to´ el mundo y su repertorio de chupas, el lápiz de chita, Chucho na´ y quitate las gafas cara de jirafa. Agregaríamos la figura de Morgan Blanco y algo de Alfredo Gutiérrez que ha vivido en Barranquilla gran parte de su vida en temas como Huelele huelela.

 

Nelson Pinedo

 

Lo más importante que fundamentan las sonoridades musicales descritas es que surgen solamente en Barranquilla y que solo suelen  alcanzar plena visibilidad en la temporada de carnavales. Son a la larga, el repaso sonoro de nuestra historia y una arista significativa de nuestra identidad.

 

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