Nacho Sanabria

 

 

©Foto de la Revista Melomanos.

El maestro Nacho Sanabria

 

Salsa con más sabor

 

 

 

Por: ©Orlando Enrique Montenegro Rolón

melomontenegro@hotmail.com

Director y Editor de la publicación

Melómanos Documentos

Santiago de Cali Colombia

Publicación autorizada para Herencia Latina

 

 

 

Plausible homenaje del Instituto de la Cultura Puertorriqueña al Maestro

Rafael Viera Figueroa.

¡Aguanta la lancha que voy pa’ Cataño!

 

 

Hace un puñado de años, en una tertulia musical mi compadre Jaime Jaramillo me preguntó por el tema Mambo Batiri de Nacho Sanabria y le respondí de inmediato: Lo conozco y lo conseguí en CD hace poco porque el LP lo tengo en Barranquilla. Como referencia última le señalé que a mi madre le gusta la composición Romance Guajiro y que cada vez que sonaba ese tema en casa ella se tiraba unos pasos. ¡Con más sabor!. A ese apunte se le suman mis vivencias en las verbenas (aguelulo) en mi época de picotero de los 70s.

 

Después radicado y con raíces en Santiago de Cali vi a Nacho y su banda en los 80s en la Plaza de Toros de Cañaveralejo. Este hombre se echó el público al bolsillo.

 

El jueves 29 de noviembre de 2002, tuve la oportunidad de conocer a Nacho en el Hotel Windsor Plaza de la capital del Valle del Cauca. Traía referencias mías y de la publicación Melómanos Documentos, gracias a la amistad en común con el Maestro Rafael Viera. Esa tarde estuve en compañía de mi amigo Pablo Emilio Del Valle Arroyo.

 

Nacho es de Cataño-PR

 

La población costera de Cataño-PR, está localizada al Norte de la isla, entre la bahía de San Juan y Bayamón en el filo de la ensenada que lleva el nombre de la ciudad capital. Según la tradición, Cata ño es el pueblo que se negó a morir y que venció el estigma de pueblo olvidado. Otrora pueblo de los jueyeros y los lancheros.

 

Su origen está ligado al honorable galeno Hernando de Cataño que ejerció en favor de los más necesitados desde su llegada al asentamiento en 1569, durante la época del dominio chapetón (español) y siendo gobernada la isla por Francisco Bahamonde. Por esas calendas a Cataño se le conocía como Hato de Las Palmas.

 

En honor a esto último su escudo entre franjas plateadas (5) y azules (4), la corona mural de 3 torres, la enlucen hermosas palmas de cocotero que con su verdor honran un pasado glorioso. Desde el viernes 1 de julio de 1927 Cataño existe como municipio y dejó de ser un barrio de Bayamón - Ley 30 de abril 25 de 1927. Su patrona es la Virgen del Carmen.  

  

“Nací en la calle Amparo, aunque después me crié fuera del pueblo en un lugar que es parte de la playa. Ahora vivo en Río Piedras. Me recibió una comadrona que fue a la casa a atender el parto, no es como ahora que están de moda los hospitales”.

Cuando le pregunté por la fecha de nacimiento en tono algo picaresco y gracioso exclamó: “No se por qué cuando a uno le preguntan la edad... como que se turba... ja... ja... ja”.

 

Le comenté a Nacho que Vitín Avilés siempre decía: Yo tengo más de 70 años. Me miró y después de soltar una carcajada precisó que había nacido el lunes 16 de diciembre de 1929. 

 

Ignacio Sanabria Vásquez- Nacho es hijo de Ignacio Sanabria Cepeda y Carmen Vásquez. Sus hermanos de padre y madre oriundos de Cataño fueron: Carmen Mercedes y Juan Antonio. Su padre se separó de su mamá y procreó 4 hermanos más: Rafael, Ignacio, Casilda y Pilongo de quien no precisó el nombre al momento de la charla.

De sus abuelos sólo recordó a su abuela materna Vicenta Vásquez porque los paternos no los conoció. Eran nativos de Cataño.

 

Nacho procreó 8 hijos, con su primera esposa Carmen Jiménez- fueron 6: Ignacio Jr- Nachito, Roberto, Felipe- nació en NY, Betty, Dalila y Juan Antonio. Con su segunda esposa Tamara Pérez: Rita Tamara y Eddie Nelson.

 

Revisando el LP- Nacho Sanabria, su Estilo y sus Hijos de 1988, sello Evel son- IFV, en la nómina figuran sus hijos Nachito, Felipe y Roberto. Ellos a más de cantantes son percusionistas. Juan Antonio ― Tony otro de sus hijos varones también es percusionista. No están activos en la música por cosas del destino.

 

Nachito trabaja en el Hotel Conquistador en Fajardo-PR, Roberto como aprendió el oficio de chef en NY tiene su propio negocio- Punto Sabroso, Felipe estudió barbería-peluquería en PR y se perfeccionó en NY, está ejerciendo y Tony trabaja con una compañía de informática. Las hijas de Nacho, después de pasar por el Army organizaron su vida en pareja y están dedicadas al hogar y a la atención de sus hijos.

 

Lo proverbial de la carátula del LP en referencia es la nota que se deja leer y que emergió de la Pluma Mágica de PR- Catalino Tite Curet Alonso. Una oda de la que tomo unos fragmentos que a ustedes sé que les va gustar.

 

“Como dice la Biblia: En los negocios de mi Padre conviene estar. Por eso ahora Nacho Sanabria tiene en su popular conjunto El Sabor de Nacho a tres de sus hijos cantando con él: Nachito, Roberto y Felipe, están coreando junto al viejo, dándole acento extra al dicho ese de que El Sabor de Nacho tiene para oyentes y bailadores algo así como un estilo familiar.

 

El estilo familiar... o la familia del estilo... No sabe en donde empieza un factor o se agranda un detalle. Es cuestión de colorido y mesura, de cantar y tocar sin mucho recobeco. Ritmo y color, raza pura... Greña que no miente cuando llega y dice lo mismo un Guaguancó que una Guaracha, Son, Guajira, Montuno, Rumbón o Cha cha chá, Plena o Bomba.

Los hijos se unen al papá no para que todo quede en familia sino para que bailadores, músicos y oyentes salseros se sumen familiarmente al Sabor de Nacho, formando una congregación de gozadores hasta más no poder. Como siempre ha sido.

Todo aquí, como se ve y escucha, subraya lo cierto del Estilo Familiar de Nacho Sanabria... o mejor dicho, del Sabor de Nacho... ¡Tremendo grupo!”.

 

©Foto de Revista Melomanos.

En la entrada principal del Windsor Plaza en Santiago de Cali- Colombia

 De izq. a der. Nacho Sanabria, Pablo Del Valle Arroyo, Ray Ramos y Orlando Montenegro.

 

 

Influjo Musical, Inicios y viaje a NY

 

“Cataño es un pueblo costero, me crié escuchando toda esa música cubana que en traba por esos años y a las orquestas de PR que eran buenísimas también. No olvidemos que el Caribe es muy musical y han predominado la Guaracha, Son Montuno, Guaguancó y otros géneros que se han difundido en esta área y otros lugares más lejanos. Entonces, volviendo a mi familia, tuve un tío que cantaba. A él le decíamos tío Toco y tenía una voz bastante fuerte que le ayudaba mucho porque el micrófono sólo aparecía o existía para galas y eventos elegantes. 

 

Siendo un muchachón lo escuchaba cantar a él y en Cataño funcionaban unos clubes de baile y recuerdo que en uno de ellos conocí a Rafael Ithier sonando el bajo en un grupo. 

 

Como te dije en ese sitio a las afueras de Cataño donde me crié. A la edad de 7 años escuchaba unos tambores que me atrajeron. Fuí a buscarlos y cuando me asomé vi a los músicos golpeando los barriles y los bailarines a su alrededor. Eso me causó curiosidad y me quedé hasta que terminaron”. Como quien dice: Ven. . .  ven los cueros te llaman.

 

Contrario a lo que se podía pensar, antes de esos episodios con los membráfonos, al niño Nacho lo que le tramaba era jugar pelota (béisbol). Y aunque reconoce que le gustaba la música; desde que llegaba a casa después de la jornada escolar tiraba los libros y corría al campo con el bate y la bola.

 

“Durante cierta época comencé a escuchar e interesarme por las orquestas cubanas, dominicanas y las de PR, en especial me gustaba mucho el Cuarteto Mayarí de la mano del gran compositor y director Plácido Acevedo. Eran una sensación interpretando boleros y guarachas.

 

Entonces, empecé a copiar las canciones que escuchaba por la radio WKQ, en ese tiempo todavía no había TV. Logré armar una libreta completa con toda la melodía de ellos: Cabellera Blanca y otras que me llaman mucho la atención.

 

De esa manera, cada vez que en la escuela de mí pueblo- Rosa María Arcai hacían fiestecitas y pasaban de salón en salón buscando alguien que hiciera algo para amenizar, mis compañeros y profesores siempre decían: Bueno, aquí el único que se atreve a gritar es ese que está ahí y me señalaban...ja... ja... ja. Nachito es el único que se cree cantante y artista. 

La maestra decía: Ay qué bueno que llegó Nacho... cántamos algo ahí.

Oye a propósito recuerdo a mi profesor Arcai que fue el que me enseñó las primeras letras. Nos ponía de rodilla sobre un guayo (envase de lata con perforaciones hechas con clavos). No puedo olvidarme de eso. Aquel tiempo era difícil. No había forma de evadir el castigo porque si te ibas para casa, caías en manos de tu mamá y ella te daba más duro. ja. . . ja. . . ja.”. 

 

Durante las fiestas patronales de Cataño, llegaban las orquestas a deleitar a la concurrencia y destinaban un día para que los artistas aficionados o principiantes mostraran sus cualidades para el canto, la poesía y el baile. Justamente en ese escenario se inició Nacho, concursando en la modalidad de canto. Ganó el 1er lugar haciendo la primera voz y un amigo le hizo la segunda. Interpretó uno de los números de Plácido Acevedo que mejor dominaba.

 

Después de esa excitante primera experiencia se presentó en la WKQ a un programa de aficionados que animaba el célebre Quiñónez Vidal. El prestigio de este espacio estaba refrendado por las apariciones de Bobby Capó, Mirta Silva y la mayoría de voces criollas que alcanzaron el estrellato.   

 

Se inscribió con un amigo al que llamaron primero al escenario. No pudo cantar porque los nervios lo traicionaron y frente al micrófono sólo se reía y reía. Fue descalificado.

“Cuando lo vi que bajó del escenario es taba muerto de la risa frente a mí. Me llamaron al turno y cuando voy a empezar a cantar me da la risa a mí... ja... ja... ja.

Y me sacaron también”.  

 

Ese trago agridulce no desanimó a Nacho, se juntó con un grupito que había en el pueblo en donde cantó y sonó la campana.

Llegó el momento de emigrar, su madre se fue a NY en 1948, después de su hermana mayor y él viajó sólo en 1949. El resto de la familia se quedó en Puerto Rico y antes de 1 año, Nacho trabajando fuerte y parejo tuvo arrestos para mandar por ellos. 

 

“Llegué a vivir al barrio latino a la 116 con Madison Av. Como todo boricua, lo primero que hice fue empezar a buscar trabajo en lo que fuera. En lo que caiga.

Hice amistades con paisanos y de un momento a otro, apareció un personaje que estaba formando un grupito y allá me llevaron y empecé a cantar con ellos. Después, caí en la Sonora Boricua y ya había que usar uniforme. Eso fue entre 1951 y 1952. Antes de eso ya había participado como aficionado en emisoras e incluso en el Teatro Puerto Rico del Bronx - NY en la 138. Volviendo a la Sonora no pude continuar porque me tocó el turno al Army en donde permanecí de 1953 a 1955”.

 

Conocía de antemano algo de la estela musical de Nacho en el Army y lo obvio era que le pidiera que me contara cómo había sido esa experiencia.

 

“Si supieras que la música fue una de las cosas que más me ayudó en el Army. En la fuerza, tuve la suerte de conocer en la isla de Wang al excelente músico y pianista de Nueva York, Héctor Rivera. Mi destacamento estaba inicialmente en Corea, pero, nos pasaron a esa isla. Él tenía un grupito con un bajista filipino, un conguero que decía que era cubano y Héctor en el teclado. Uno de los músicos le dijo: Mira hay un muchacho aquí que canta y te lo voy a traer. Héctor le dijo: Ojalá, que no sea como los anteriores con voz para tríos. Él quería a alguien que cantara lo que estaba de moda en NY.        

 

Cuando llegué, estaban ensayando en un pequeño teatrino y yo me senté a verlos. El muchacho que me llevó le dijo: Mira Héctor este es el cantante del que te hablé. Él no puso nada de atención y siguió ensayando. Yo me dije: Olvídate de eso.

De un momento a otro se volteó, me miró y me dijo: ¡Ven acá!. Yo ya aburrido con ganas de mandarlo pál carajo. Ja.. ja... ja... ja. ¡Qué tipo este!.

 

Me paré y bajé a donde estaba él y los muchachos. Me volvió a mirar y me preguntó: ¿Qué es lo que tu sabes cantar?...¿A que no sabes El baile del pinguino?. Le respondí: Si... yo lo se. ¿Y cómo dice eso?

Arranqué: Vengan todos a bailar que es algo sensacional... Y me preguntó: Mira a: ¿A que no sabes la Engañadora?  Volví y le respondí: Si la sé. Ja... ja... ja.

Se la tarareé y él siguió con el piano. Me miraba y se reía. Y desde esa vez no me perdía pies ni pisada. Ese era el cantante que yo quería. Dijo al final.

 

Eso para mi fue un favor porque cuando le pidieron montar un show que viajaría 48 días alrededor del Japón. Allí me puse yo las botas muchacho. Ya sabes. Actuamos en varias bases norteamericanas en la zona y después de varios meses, regresé a Corea como artista, después de haber llegado como un pendejo. Ja... ja... ja. Volvimos a salir para Seúl, Okinawa y Filipinas. El show de cierre lo presentamos en Wang y eso fue: Imagínate de puro caché. Vivíamos en el sector de los los oficiales con coroneles, sargentos y tenientes”.

  

A su regreso del Army en 1955, retomó el trabajo que tenía al momento de ser reclutado. El dinero que le dieron al salir no fue suficiente para atender sus compromisos. Como veterano también tenía la opción de estudiar música. Esto lo aprovechó y se matriculó para aprender a pulsar el bajo acústico. Al poco tiempo se cansó de cargar para todos los bailes el bajo y su amplificador. Muchas veces le tocó subir escaleras con este menaje al hombro.

 

“Tuve la suerte que me llamó un grupo pequeño que estaba comenzando: El boricua  Enrique Kique Rijos y su Orquesta, gran bajista. Me habían recomendado con él. Me llamó y me dijo: Ve a un ensayo a ver.

Un fin de semana asistí a donde ensayaban y al verme me dijo: Mira, es que yo he tenido varios cantantes y el último con que salí, cada vez que le decía tu te sabes este, me respondía: No lo se.

Cuando me preguntó a mi: ¿Qué tu  sabes?  le respondí con otra pregunta: ¿Qué tu tienes?. Me respondió: Tengo: Yambú... etc De todo el repertorio que me sacó yo sabía entre 12 y 14 números. Sólo era cuestión de algunos ensayos y listo. La banda trabajaba en NJ, NY- Bronx y Brooklyn. Había buen trabajo, cantaba y cogía las maracas. 

 

Yo soy un cantante que antes de empezar la orquesta ya estoy bailando. No me puedo quedar quieto como una estatua. Tu sabes. Fue una época que me permitió la oportunidad de cantar con el Sexteto de Gilberto Cruz y de ahí pasé a un grupo que se llamaba Alfarona X. Sonaron mucho en PR y después se quedaron a trabajar en NY.

Pasados unos meses volví al grupo de Gilberto, antes de irme con Mongo Santamaría. Rematé en el grupo del cubano José Fajardo para una gira por México, Santo Domingo y Venezuela.

 

Quiero decirte que el paso por todas estas orquestas fue a mi salida del Army. La última fue la de Fajardo porque yo ya quería regresar a PR  por el frío y porque  mi esposa estaba en la isla esperándome hacía 1 año. Todo ese tiempo fuera de mi casa sin verla a ella y a mis hijos.  Eso era insostenible para ambos. Entonces, ella me mandó un ultimátum: Mira ver lo que tu haces. Y decidí regresar a PR.

Dió la casualidad que en la última actividad en que estoy actuando con Fajardo, llegó Johnny Pacheco al club a ofrecerme que fuera parte de su tumbao.

 

Como conocía a Pacheco desde mi llega da a NY, le comenté la situación en que estaba y que debía viajar a Puerto Rico. Él me dijo: Olvídate de eso... tu vas y regresas que yo te espero. Tu ya no te acostumbras por allá... ja... ja... ja. Eso me dió duro porque tenía claro la decisión de mi mujer. Tu sabes: Yo la quería y tenía a mis hijos. ¡Vaya que lío!”. 

 

Nacho se trepó al primer avión que encontró más presto que de ganas. La cosa pintaba trinca para él: Vienes o vienes. Le templaron la piola y lo llamaron a relación no a Corea, sino a la Isla del Encanto. Imagino lo que Nacho experimentó al no poder aceptar el ofrecimiento de Johnny, pero, de hacerlo perdería el amarradero en casa. La piel deja de ser de gallina para volverse de marrano afeitado.

 

Este periódo de transición entre su salida del Army 1955 y 1964 cuando regresó a Puerto Rico, constituyó para Nacho 8 años de experiencia. E incluso comentó que aunque no grabó con Barretto, realizó varias presentaciones con su banda. Con Fajardo y Mongo si grabó. Puntualizó el sonero de Cataño.

 

Estimé necesario que nos hablara de su paso por la banda del cubano Mongo Santamaría. En lo personal, hasta ese momento no tenía suficiente información. Pablo Emilio también estaba interesado en validar sus datos.

 

“Fue una experiencia muy bonita. Mongo es y fue una bella persona. Estaba trabajando en un hotel en Nueva York con el Sexteto de Gilberto Cruz y alternábamos con el grupo de Mongo. Al finalizar el baile cada músico tomó su ruta a casa. Al llegar recibí una llamada de Enrique Montalvo que era el muchacho utilero del grupo y me dijo: Mira Nacho, te estoy llamando porque el Señor Mongo Santamaría te oyó cantando y ahora que se va La Lupe, él va a necesitar un cantante. Así fue, cuando salió la cubana entré yo.  Al poco tiempo ya estábamos grabando.

Lo primero que hicimos fue un LP instrumental y él me dijo: Toca tú ahí la campana. Desde allí me gané un buen dinero. Después, para el segundo trabajo ya canté. Grabamos el tema El Mantequero que es composición mía. ¡Fijate!... después la grabó Joe Cuba con su Sexteto y le puso El Barquillero con la voz de Cheo Feliciano en un álbum que se llama Bailadores.

 

Imaginate tu, el haber trabajado con Mongo, un gran percusionista. Es haber estado al lado de uno de los mejores. Entre las composiciones que grabé me acuerdo de: Locke Mambo, Olé Guajira, La Justicia  y Watusi  al lado de mi compueblano Wito Contrai (de Cataño), nos hacíamos coros tu sabes. Resulta que el timbalero de la banda de Mongo era el dominicano Carmelo García que tenía una voz buena para los boleros”.          

 

©Foto de Revista Melomanos.

  Orlando Montenegro, el maestro Nacho, Ray Pérez- teclista venezolano de Los Kenyas, Teo Hernández-vocalista de la banda de Pérez, Pablo Del Valle Arroyo y Ray Ramos.

La gráfica fue captada en un estadero en momento en que se coreaba Mambo Batiri.

 

El hijo pródigo vuelve a casa. De regreso a Puerto Rico

 

A pesar de estar disfrutando de los place res de la casa, en materia de trabajo para Nacho fue como empezar de nuevo.

“Me encuentro con que casi todas las orquestas ya tienen sus cantantes de planta. Sin embargo salía  a escucharlas  y a conocer músicos. En mi pueblo había buenos percusionistas y uno de ellos me recomendó para cantar con un conjunto que  armó Kito Vélez (Kito Vélez y sus Estrellas). Él fue la primera trompeta del Combo de Cortijo y fundador del Gran Combo con Rafael Ithier. Casi la mayoría de los temas que Ismael Rivera pegó con Cortijo fueron arreglados por él.

 

Al momento de entrar al grupo de Kito, su cantante era El Guajiro González, un venezolano. Empecé haciendo coros y eso para mi ya era haber dado un paso adelante porque volvía a tener la oportunidad de darme a conocer en mi país y ganar algo.

El Guajiro se fue y quedé yo. Pero Kito se desorganizó un poco en su vida personal. Al fin de cuentas el grupo se disolvió porque Cortijo lo llamó de nuevo y él se unió al Combo. De alguna manera Dios sabe como hace sus cosas, Kito me recomendó con Cortijo y allá fui a dar. Del grupo hacía parte mi amigo Mario Cora y eso me alegró mucho. Me hicieron la prueba con un Bolero.

 

Después de la prueba, Mario que era amigo desde mucho antes le habló a Cortijo y me quedé. Ya habían ocurrido los hechos en que Ismael terminó en la cárcel y necesitaban un cantante. Al poco tiempo salimos de gira a Venezuela, Panamá, Chicago, NY y NJ”.

 

Al concluir la gira y de vuelta en Puerto Rico, por alguna razón que Nacho no pudo precisar en los anales del Combo de Cortijo, el grupo se disolvió.

“Sólo recuerdo que el conguero que era un muchacho al que llamaban Chacón abandonó el grupo al igual que Kito.  Chacón organizó a Los Batirítmicos y me llamó para que cantara con ellos. En esa plantilla estaba un muchachito de 16 años en la trompeta, se trataba de Perico Ortíz. También estaba Coqui que había sido el pianista de Cortijo.

 

Lo que pasó con el grupo fue que Chacón no sabía lo que quería y eso así es complicado. ¡Fíjate! hicimos una grabación y la llevamos a Borinquen Record. A los empresarios les gustó y nos dijeron que buscáramos los temas y mandáramos a hacer los arreglos para sacar un trabajo. Desde que salimos, él se fue para Santurce y yo para Cataño. Nunca más me llamó. Buscó otro cantante Paquito Alvarez, que era la voz de Mario Ortíz, mandó a hacer los arreglos y grabó por su cuenta. Y a mi me dejó por fuera”.

 

 

©Foto de la Revista Melómanos

Nacho repasa el tomo 18 de la publicación Melómanos Documentos.

Junto a Pablo Del Valle Arroyo en el lobby del Windsor Plaza.

 

Nacho organiza  su Sabor

 

“Cuando me enteré de lo que ocurría, no me pasó por la mente hacerle ningún tipo de reclamo. La cinta que se llevó a la audición fue con mi voz, estaba haciendo las cosas bien y colaborándole. No se qué pasó. Lo único que pasó por mi cabeza fue hacer mi grupo. Entonces, supe que el gran cantante puertorriqueño Ciso Marrero que vivió en NY muchos años estaba en Caguas. Averigué dónde vivía y fui a donde él.

 

La visita a Ciso me sirvió para pedirle me pasara algunos arreglos de los que tenía en formato de Sonora. Él me respodió: Nacho... claro que si. Me entregó varias guarachas y boleros. Entre esos estaban: Bella mujer y Arroz con manteca. Con ese repertorio y otras composiciones que me pasaron empecé mi grupo que éramos 7 músicos.

 

Ernesto Valentín Pipi- Bajo

Tuto Clemente - Piano

Eladio Pérez- Congas

Jaime Concepción- Bongóes

Eugenio Geño Cruz- Trompeta

Picar- Trompeta

 

No me acuerdo del nombre del otro trompeta. Por mi grupo pasaron grandes de ese instrumento como: Luís Perico Ortíz, Mario Cora, Elías Lopéz y Tati Maldonado el del Gran Combo.

 

El primer baile que tocamos fue en la población de Levittown, al Sur de Cataño. Se había corrido la bola de que yo tenía un grupo y que sonaba bien. Me llamaron y me pidieron precio.

 

Fueron a casa y me preguntaron: ¿Cuánto tu cobras por un baile? Les respondí: $US 175. El tipo todo asustado gritó: Tú estás loco. Le aclaré: Mira somos 7 y salimos a $US 25 por cada uno. Yo no estoy cobrando doble sino lo que es. Al final después que escuchó mi explicación dijo: Está bien así y te vamos a usar.

 

Desde ahí seguimos tocando de bailecito en bailecito. Entonces me decidí a hacer un demo (una grabación de muestra) y fui a la Parada 15 en Santurce a donde Viera que es donde se venden los discos y siempre hay un montón de gente. Eso allí todo el día es movido y caliente.

 

En esa calle, hay un sitio donde se vendían los 45 RPM y con mi grabadora le puse el demo a un cubano para que lo es cuchara. Entre los temas llevaba Changó tá veni, más 1 Guajira y 1 Guaracha. El tipo no dijo nada, se limitó a levantar el teléfono y llamó a un señor. Después con el paso del tiempo es que me entero que el que vino a escuchar el demo fue Darío González que era el dueño de la compañía Borinquen Records que había grabado a Chacón. El mismo que me hizo el desplante.

 

El señor entró y pasó junto a mí y siguió para la oficina. Después de un rato me mandó a llamar para que subiera a hablar con él. Cuando entro y lo saludo: ¿Cómo está señor Darío?. Me miró con cara de pocos amigos y me respondió: A mí no me hable... a mí tu no me hables. Le contesté: Entonces, si no quiere que le hable me voy. Se levantó y dijo: No... no quédate porque yo te voy a grabar. Pero, eso que tú hiciste no es de hombre.

 

¿Y qué fue lo que yo le hice a usted?. Y me recordó que yo había ido con Chacón para entregarle un demo y después no había querido grabar. Fue el momento justo para decirle que lo que ocurrió fue que Chacón me había dicho que a él no le gustó mi voz y por eso nunca me llamó. Después que él hizo la grabación y le volví a preguntar qué había pasado, me respondió que era que usted no quería”. 

 

Nacho entregó detalles puntuales sobre el material seleccionado para su grabación.

“Ya hablé con Curet Alonso, me entregará unas composiciones. También, hablé con Henny Álvarez y quedó en pasarme unos números. En esa época Tite estaba dando a conocer su gran talento de compositor. De sus grandes obras me d Alma primitiva, hit de mi primera grabación y en NY fue gran éxito. Me sirvió para viajar para allá con mi orquesta a principio de los 70s. Después de eso dejamos de comer frío para hacerlo calientito.     

 

Otro tema de ese LP fue Santo llega de Henny que gustó mucho y que ahora lo volví a regrabar en un CD que muy pronto saldrá al mercado. Espero eso les llegue por aquí”.

 

El último CD- Pá la calle bailador, producción de 2004 con el sello RNS Records de PR. Con la guía telefónica 787-2574038 y 787-7624014 en Puerto Rico. Interesados pídanlo a Viera Discos.

 

Incluye 8 deliciosos temas: Pá la calle bailador, A romper el coco, Tibirí tabara, Lengua larga- Jala leva, Sonerito, Vamos pá la luna, Vivito y coleando y Cuando ya no me quieras.

Con grandes maestros en los arreglos: Javier Vásquez, Pupy Legarreta, Emilio Reales, Tito Rivera, Paquito Pastor y René Hernández.

Participaron en la producción:

 

Nacho Sanabria- Director y cantante

Tito Allen y Miguel Olivares- Coros

Emilio Reales- Trompeta

Willie Sotelo- Piano

Pedrito Pérez- Bajo

Rafael Coky Rivera- Timbales

Inocensio Chencho Tittley- Bongóes

Sammy Ortíz- Congas

 

Tremendo batazo de 4 esquinas, Nacho la sacó del parque y la pelota se descosió en el aire. Sin pretender influenciar gusto alguno mis preferidos: Tibiri tabara, Sonerito y Cuando ya no me quieras. Ese sigue siendo Nacho... ¡Con más sabor! Nada que destiñe, firme en sus convicciones musicales y en lo de él.

 

“Incluí temas como Sonerito, pero al estilo de Nacho Sanabria. También va Jala Leva que lo hizo el gran Tito Rodríguez, me gustaba el tema y me propuse cambiarlo un poco: Le puse Lengua Larga: Chismoso, el día menos pensado te van a cortar la lengua, lengua larga.

 

©Foto de la Revista Melómanos

Orlando Montenegro y Nacho al momento de la despedida.

 

Cuando se está frente a un artista de la talla de Nacho, la lengua pica porque los pensamientos corren más rápido que de costumbre y a ratos se desordena la charla porque las inquietudes son como fantasmas que se asoman por todos los lados.

 

Haciendo un alto y respirando profundo pararnos en el principio: Maestro hablemos de Mambo Batiri y Romance guajiro.

 

“Ja... ja... ja. Muchacho, Mambo Batiri me llevó a NY  en 1971 a un concierto en el Hotel Gran Concord, al que también invitaron a Raphy Leavitt con La Selecta que estaba pegao con Payaso. Viajamos dos orquestas de PR y nuestro animador fue el Señor Aníbal Vásquez. Del otro lado Izzy Sanabria fue el encargado de presentar a: Eddie Palmieri, Larry Harlow, Orquesta Colón y otras más.

 

Eso estuvo así. Yo vengo bajando las escaleras, siento a un tipo con un pelo abultao y parecido a un indio que viene caminando detrás de mí. Me paró y me dijo: “Oiga, a ese Mambo Batiri la verdad es que le has sacao provecho”. Cuando volteo era el cubano Antar Daly.  Ja... ja... ja. No lo conocí, traía peluca y después se la quitó. Entonces, nos abrazamos... pá allá y pá acá. Al despedirse me dijo: Nacho Sanabria, muchacho qué chévere.

 

Orlando, ahora que me preguntas por los coros en Mambo batiri, hizo parte Leiza Seijóo ― esposa de Milton Correa que fue timbalero del Gran Combo. El solo de trompeta lo hizo Fernando Marcano que para esa grabación tenía sólo 16 años y mucha potencia. Después fue el director musical de Andy Montañez.

 

Los arreglos de Romance guajiro son de la autoría de Pupy Legarreta. También hizo el de La Ruñidera, El Mulato rumbero, Trompo de juguete y Amada amante. Ese tema agarró mucha fuerza y todavía hay que interpretarlo en cada salida”.

 

Se prendió la gozadera, la cinta se acaba y vamos de aquí pá allá. Le recuerdo a Nacho que en una de sus últimas visita a Santiago de Cali en 1993 actuó en compañía de Ernie Agosto y La Conspiración, en la Plaza de Toros de Cañaveralejo, ubicada en la calle 5 con Av. Guadalupe-56 y con la casa llena. Interpretó los hits de sus producciones: 5 Grandes éxitos originales, Nacho Sanabria - Su estilo y sus hijos y Sabor, amor y música. El catañes hizo coros y cantó en: Gilberto y su Charanga, Tommy Olivencia y Willie Sotelo por citar algunos.  

 

Al percatarme que Nacho está en su salsa, le propuse: Maestro echémosle picante a este asunto: ¿Qué pasa con el Son y dónde están los salseros de alcoba?

 

“Si... si. Prefiero quedarme en lo clásico que es lo mío: En lo que la gente me sigue reconociendo, por lo que hice y sigo guapeando. Respeto a mis colegas y cada cual tiene libertad de tomar el camino que estime es el que más le conviene.

El Son cubano es uno solo. Cada intérprete le pone su estilo y su manera particular de inspiración. Es el público el que escoje y determina con quien se queda”. 

 

Le confieso Maestro que preferiría olvidarme de esas letras que atentaron contra el arte de hacer el amor, porque tiraron toda la carne a la brasa y sólo quedó colgando del gancho el cebo para las moscas.      

Hoy después de más de 20 años, los auténticos melómanos alimentamos ilusiones y seguimos añorando reverdecer laureles escuchando letras que tengan contenido, criterio y algún mensaje.

 

No nos cansamos de oír a Nacho sonear: Mulato rumbero, Dios me libre, Consuéla te como yo, Eso se hincha, Sansón batalla, Sin cariño y sin dinero, Rumba moderna, Rumba pá los rumberos, Salsa náma, Un mundo raro, Quédate como estás, Sola y triste, Con alma, Para que sufran los pollos, Por la radio, Colombiana, Pensamiento y Jorobita Jorobá.

 

En la actual sequía nos alegramos que Nacho todavía sea uno de los pocos que le sigue echando más sabor a sus producciones. Ya es muy graneado lo bueno que nos queda. Unos cierran su paso por la vida en su ciclo natural y los otros se auto destruyen víctimas de sus propias mañas, cuando no son presa fácil en las fauces insaciables de las disqueras. 

Lo in es lo chabacano, fácil y comerciable. Lo talentoso ya no es una obra de arte, sino una tula de dólares en un banco. Las composiciones dejaron de ser fruto del estro, ahora son por encargo y dependen del gusto del ejecutivo del sello.

 

Son exóticos los episodios en que el artista llega a la compañía de grabación con su selección. Por el contrario, es la empresa la que llama al cantante que tiene atado a un contrato y le exige que grabe tal o cual tema. Por eso a los cantantes les tocó vestirse de productores. 

 

 

Edición 29 junio 2005 - Revista Melómanos

 

 

 

Edición de primer aniversario

Octubre - noviembre de 2005

 

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