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Pascasio “Pacho” Alonso Fajardo
Por. Raúl
Martínez Rodríguez
Tomado de
Revolución y Cultura
Oct. De 1988
La ciudad de
Santiago de Cuba, con sus canciones trovadorescas, sones, congas, toques
de tumba francesa y estudiantinas, es considerada acertadamente como uno
de nuestros núcleos folclóricos más genuinos y de valor permanente
dentro de nuestra música bailable. De forma espontánea, sus habitantes
cutarean con gracia criolla y cotidiana, con la que identificamos
y diferenciamos al santiaguero del resto de nuestro país. Pero donde
esa muestra de creación artística colectiva adquiere su máxima
representación es durante la celebración de sus famosos carnavales, la
salida de los barrios El Trivolí y Los Hoyos, de las tradicionales
comparsas La Izuama y La Olugo (de origen caribalí) y La Luz María y
María la O, que en franca rivalidad representan los dos conocidos
barrios santiagueros. Cuando eso se produce, la ciudad se convierte en
una fiesta singular, no sólo de música y danza, sino también de color,
alegría y hospitalidad. Para todo el nacido y formado en esta atmósfera
de hondas raíces populares, y por su puesto, cuente con suficiente
sensibilidad artística para asimilar este rico ambiente de arte popular,
el resultado final siempre será el mismo, el de restituirlo al pueblo
que de él tomó, pero esta vez enriquecido con una mayor elaboración
técnica sin perder sus fidedignas raíces nacionales. Entre los muchos
ejemplos que existen en nuestro país con estos atributos se encontraba
el notable cantante Pacho Alonso, genuino exponente de la música
popular de su ciudad natal Santiago de Cuba.
AMBIENTE PROPICIO Y FORMACIÓN
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Pascasio
Alonso Fajardo, que era su verdadero nombre, nació en la
prolongación de San Félix No. 64 entre Corona y Estrada Palma, en La
Trocha, barrio Mariana de la Torre, el 22 de agosto de 1928. Sus
padres fueron la puertorriqueña Luisa Fajardo y el cubano Longino
Alonso. Pacho fue el antepenúltimo de los dieciséis hijos de
este matrimonio. Sus estudios primarios los cursó en la Escuela
Pública No. 6 que se encontraba en la calle Santa Lucía de su ciudad
natal. Por esa época integró una pequeña compañía de variedades
infantiles, con la que hizo representaciones en fiestas escolares y
teatros. A mediados de la década del cuarenta y finalizado el
octavo grado, Pacho Alonso matriculó la carrera de magisterio
en la Escuela Normal de Maestros. Durante sus años de estudiante se
caracterizó por su forma juvenil, divertido y vivaracho, amante de
los estudios, de los deportes y la música. En dicha institución fue
integrante de un coro vocal y a su vez practicó varios deportes,
entre ellos, el lanzamiento de jabalina, el baloncesto y la pelota
[béisbol], los que contribuyeron sin duda a que Pacho contara
con un excelente desarrollo corporal y una formación de cultura
integral. |
El hogar y
la numerosa familia de los Alonso y Fajardo era notorio en la ciudad
de Santiago de Cuba por sus reuniones de cantantes y músicos y por
su puesto por sus «descargas» musicales encabezadas por Luisa que
tocaba la guitarra y hacia la segunda voz y sus hijos Sixto,
Nereida, y el propio Pacho. En 1946, el pianista, recitador
y profesor de inglés, y también santiaguero, Luis Carbonell,
laboraba como director artístico de varios programas de aficionados
en la emisora CMKC. Estimulado por éste, Pacho Alonso, que
por esa época contaba dieciocho años, se presentó en un programa
cantando el bolero Lástima de ti, con el cual obtuvo uno de
sus primeros triunfos como cantante. Poco después visitó la ciudad
de La Habana con motivo de una competencia deportiva, ocasión que
aprovechó el joven artista para presentarse en la Emisora Mil Diez
donde fue estimulado por el compositor José Antonio Méndez y el
director de orquesta Bebo Valdés. Conoció entonces la música
de compositores jóvenes como Orlando de la Rosa, Felo Bergaza, Mario
Fernández Portas, Juan Bruno Tarraza, Bobby Collazo, Julio
Gutiérrez, que en ese momento representaban las nuevas tendencias
dentro de la cancionista popular cubana. A su regreso a su ciudad
natal, prosiguió los estudios de magisterio los cuales alternaba con
actuaciones como cantante. |
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Pacho Alonso a
sus cinco años con su hermana Marcela |
En 1948, fue
presentado por animador Gualterio Núñez en el programa «Revista Popular
del Aire» que se radiaba para todo el país en la emisora Cadena Oriental
de Radio y donde fue acompañado por las excelentes orquestas de Pacho
Portuondo y la de Chepín Choven. Ya por esta época los cancioneros
Reinaldo Henríquez, Pepe Reyes y Miguel de Gonzalo, por su
calidad indiscutible, legaron a ser dignos representantes de la
cancionística santiaguera, por su modo distinto y personal de
interpretar la canción. Ellos, de alguna manera, contribuyeron a
perfilar el estilo inconfundible y polifacético que logró Pacho
Alonso a lo largo de su carrera.
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Pacho Alonso y
sus Modernistas, su primer conjunto
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UN VERDADERO ADIESTRAMIENTO MUSICAL
Pacho Alonso y
sus Bocucos (1960) |
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Cuando el
notable saxofonista oriental Mariano Macerón regresó de México en
1950 y al año siguiente organizó su propia orquesta de baile, tipo
jazz band, integró a la misma a tres de los vocalista más
prometedores de ese momento en la ciudad de Santiago: Pacho
Alonso, Fernando Álvarez, Alfonso Eliseo (Juan Carón) y más
tarde al inolvidable Beny Moré, que por esos años era ya un
consagrado por sus grabaciones en México con la famosa Orquesta de
Dámaso Pérez Prado. De 1951 a 1954, Pacho Alonso, junto al
maestro Mercerón, realizó una extensa labor como cantante de
orquesta, actuando en infinidades de bailes populares, cabarets y en
distintos programas en la Cadena Oriental de Radio y en otras
emisoras de su ciudad natal. |
Estos tres años
de labor ininterrumpida como vocalista de una orquesta de este tipo
fueron para Pacho fructíferos en su formación y carrera musical
futura. Junto a la necesaria disciplina colectiva, el repertorio de
este prototipo de agrupación era muy disímil y obligaba a sus cantantes
a ser versátiles con el adiestramiento de todos los géneros y estilos
musicales cubanos destinados al baile. Con la firma RCA Víctor, y con
esta agrupación musical, Pacho efectuó sus primeras grabaciones.
En las piezas tituladas El cha cha chá de la Reina y Agua
mulata, su voz se dio a conocer en Cuba y también en algunos países
de América Latina.
DEL TRIUNFO DE UNA GENUINA VOCACIÓN
Desde 1952
en que Pacho Alonso se graduó de maestro y abandonó el tercer
año de bachillerato, realizó durante un tiempo la ardua y divergente
labor de maestro y cantante. Su excelente formación pedagógica y
sus grandes condiciones de vocalista, lo hicieron muy querido entre
los santiagueros. Su buen carácter, excesivamente jocoso, algunas
veces iba en contra de la lógica disciplina que debía imponer como
maestro a sus alumnos en el aula. Aunque no le fue fácil dejar de
ejercer la profesión maestro de escuela, las diversas actividades
nocturnas, en bailes; cabarets, carnavales, ensayos, y sobre todo su
fuerte vocación artística, la cual era constantemente estimulada por
amigos, admiradores y músicos, se convirtieron al final en razones
suficientes para que Pacho se dedicara por entero al canto. |
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Pacho Alonso y
sus Bocucos, en Barcelona para 1978 |
GRANDES ANHELOS
En 1954, se
produjeron en su vida emocional y profesional dos hechos
trascendentales, primero su matrimonio con la hermosa santiaguera Gladis
Castillo, la cual le daría dos hijos: Meliza y Longino (Pachito);
segundo, la cristalización de un viejo anhelo, la organización de su
propio conjunto: Pacho Alonso y sus Modernistas. Desde los
primeros momentos, le impregnó a su grupo como característica
fundamental, su marcada acentuación, eminentemente santiaguera. Con tal
reconocimiento por parte del público bailador, obtuvo sus primeros
triunfos en los escenarios de los centros nocturnos como El Copa Club y
San Pedro del Mar. Más tarde, fueron contratados con carácter de
exclusividad para actuar en la carroza de la cervecería La Polar,
presentándose en distintos carnavales y en otros espectáculos. En 1957,
Pacho se presentó por primera vez en la televisión durante una semana
con su conjunto en el programa «El Show del Mediodía», del canal 6 de
CMQ TV. Ese mismo año, y sin ningún éxito significativo, grabó para los
discos GEMA los números titulados Meñoñón (son montuno) y
Serenata de Haití. De regreso a su querido Santiago, continuó sus
actividades en cabaret y bailes populares, pero ya con la idea fija de
darse a conocer nacionalmente desde la capital.
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En la antigua
Unión Soviética para 1962 |
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CON TALENTO Y ARROJO NECESARIO
Pacho Alonso y su
esposa Gladys Castillo en Francia para 1962 |
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La ciudad
de La Habana con sus emisoras de radio y televisión, empresas
discográficas, cabarets, nights clubs y teatros, era la plaza más
importante y ambicionada por los artistas del resto de la isla. Sus
famosos centros recreativos, en manos de comerciantes habilidosos,
no querían correr el riesgo de afectar económicamente sus negocios
con la contratación de un elenco artístico poco conocido, aunque
éstos estuviesen respaldados por un alto valor artístico.
Desde muy
joven Pacho Alonso —y fue un aspecto destacado de su
personalidad inquieta—, tuvo audacia y perseverancia para lograr sus
objetivos, y uno de ellos, llegar a ser una de las primeras figuras
del canto en su país. Con esa firma decisión a finales de la década
del cincuenta Pacho se radicó en La Habana, y como primer
paso en 1958 reestructuró su conjunto con el nombre de Pacho
Alonso y sus Bocucos. A su llegada a la capital, estaba consciente
que, como joven humilde, para poder triunfar en su medio, no sólo
bastaba el talento, sino imponerse a los escollos derivados de un
sistema político injusto, como el que imperaba en aquellos momentos
en nuestro país.
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EL GRAN SALTO A LA POPULARIDAD
Después de
algunas gestiones infructuosas con gerencia de importantes compañías de
grabaciones, Pacho logró un pequeño contrato en el Hotel
Deauville donde con un grupo de amigos que confiaban en él pudieron
reunir mil pesos y con ellos organizaron una pequeña compañía de
grabaciones denominada Producciones NOMO. En un estudio de grabaciones
alquilado grabó el son montuno titulado Dame un chance, del
oriental Electo Rosell (Chepín) y por la otra cara el bolero de Otilio
Portal nombrado Enferma del Alma. Su distribución en las
emisoras de radio y vitrolas de los bares se efectuó personalmente y con
ayuda de amigos. Enrique Bonne la distribuyó en Oriente. A los pocos
meses, la voz de Pacho era escuchada en toda la isla logrando con
ello su primer gran éxito en el mercado discográfico y el inicio de una
carrera como cantante que se calificaría de vertiginosa y constante
ascenso. Ya con su voz de bolerista rítmatico sonando en todas las
emisoras del país, los comerciantes de la firma disquera RCA Víctor, en
1959, le ofrecieron un contrato de exclusividad para grabar sus primeros
discos de cuarenta y cinco revoluciones, los cuales popularizaron
títulos como Yo no quiero piedra en mi camino, del
santiaguero Enrique Bonne (autor que será significativo en la carrera
futura del cantante), los boleros, Imágenes de Frank Domínguez;
Tú no sospechas, de Martha Valdés; Tú sabes mucho, de
Pedro Vera, y otras obras que harían interminable esta relación. Para
nadie fue extraño que en 1960 se pusiera a la venta su primer larga
duración con el nombre de Una noche en Scheharazada , que
justificaba el gran éxito de popularidad que contaba desde hacía tiempo
desde la pista de este conocido club habanero, que aún lleva ese
nombre. En dicho disco, con un alto nivel en las orquestaciones de Bebo
Valdés y Yoyo Casteleiro, la voz calida e impecable de Pacho ,
quedaba demostrado lo que llegaría a reafirmarse con el tiempo, que era
uno de nuestros bolerístas más significativos.
SIEMPRE CANTO A LO PACHO
En el Modo
de proyectarse este vocalista, merece precisarse algunos aspectos
particulares al abordar sus interpretaciones, tanto en las de textos
amorosos como en los picarescos. Su excelente afinación, fraseo y
métrica perfecta le permitía que sus ejecuciones, aunque fueran de
una misma obra nunca resultaran iguales. En su canto lograba Pacho
una comunicación íntima y concentrada con sus oyentes, especialmente
en las canciones y boleros. En los géneros movidos (especies de
estampas costumbristas) con letras jocosas que relataban momentos y
personajes de la vida diaria de su querido Santiago de Cuba, esa
interrelación era mucho más rápida y directa. Aunque muchas de
estas características podían ser comunes a otros cantantes, lo
cierto es que en él había aspectos tan sutiles y personales, que se
podían asegurar que Pacho Alonso, siempre cantó a lo Pacho. |
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A finales
de las décadas del cincuenta y primera mitad del sesenta, el
movimiento denominado feeling quedó plenamente definido. DE
1958 a 1961, el estilo peculiar de Pacho se consolida, dentro
de está nueva manera de componer y abordar la canción popular, con
sus permanentes presentaciones en pequeños centros nocturnos
habaneros como los clubes Le Mans y Scheherazada, donde este
vocalista se convirtió en el atractivo central, como fecundo
cultivador del bolero «felinoso» . Como todo movimiento cultural e
histórico, Pacho no se encontraba aislado. Laboró
estrechamente con otros cultivadores del género como los cantantes
Elena Bourke, Elsa Balmaceda, Orlando Fierro, Gina León, Dandy
Crawford y el dúo de René y Nelia, que dieron también sus aportes
valiosos, y con el acompañamiento de los pianistas Frank Domínguez,
Pepe Delgado y Frank Emilio, entre otros no menos notable, Pacho
logró una unificación entre el compositor y el intérprete que aportó
nuevos elementos emotivos en al canción popular cubana. |
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En compañía de su
hijo y notable pianista, Pachito. |
NUEVOS BRIOS
Después del
triunfo de la Revolución, se abre para Pacho una etapa llena de
nuevos bríos y planes ambiciosos. Los proyectos de su carrera futura
estuvieron más estrechamente ligados a su conjunto. Pacho Alonso y sus
Bocucos ya tenía bien definido su estilo musical, basado según el propio
Pacho, en una mezcla de guapacha y distintos toques de la tumba
francesa de origen haitiano. En 1961, había logrado reunir un grupo de
buenos instrumentistas y cantantes como, Manuel Couto Pavón (piano),
Modesto Balvuena (contrabajo), Manuel Cobas Quenque (tumbadora), Miguel
A. Albear Manzano (paila), Rúl Bosque Grillo, Epifanio Rabell Selva,
Pedro J. Crespo Pérez y Oreste Suárez (trompetas) y los excelentes
vocalistas Ibrahin Ferrer y Carlos Querol (guitarrista y excelente
segunda voz). Sin dudas, todos ellos contribuyeron con su talento a la
singular sonoridad posterior del grupo, unido al aporte del músico
Enrique Bonne y del propio Pacho, a lo cual nos referiremos más
adelante.
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Pacho Alonso
junto a la Orquesta de Mariano Macerón en Santiago de Cuba en 1954. |
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A partir de
1961, Pacho Alonso y sus Bocucos iniciaron una descollante labor musical
actuando en los carnavales en varias provincias, los grandes escenarios
de los cabarets Night and Day, Hotel Haban Libre, Tropicana, Nacional,
Havana Rivera. Su atractiva figura es solicitada frecuentemente en
distintos programas de televisión de aquellos años como «El Show de Arau»,
«Álbum Phillips», «Jueves de Partagás», «Noche Cubana», «Lunes Musical»
y «Casino de la Alegría». En ellos alternó con personalidades
artísticas de la envergadura de Beny Moré, Rosita Fornés, Ramón Veloz,
Sonia Calero, Alberto Alonso, Luis Carbonell, Trío Matamoros, Cuarteto
D’Aida y Bola de Nieve. Grabó su segundo larga duración para la Víctor,
donde incluyó a sus Bocucos alternando con las orquestas de Bebo Valdés
y la de Juanito Márquez, y donde cantó grandes éxitos de su carrera como
la guaracha Que me digan feo, el ritmo guasón A cualquiera se
le muere tío, de Enrique Bonne, y el inesperado son montuno de
Martha Valdés titulado, Sorpresa de harina con boniato.
En 1961, a
Pacho Alonso, a la Orquesta Aragón y a otros cantantes, les fue
entregado en el Club La red, de La Habana, el Disco de Oro de Simpatía,
por la RCA Víctor por ser uno de los discos de mayor venta del año 1960
en Cuba y en el extranjero.
EMISARIO DE NUESTROS RITMOS
A partir de
1962, Pacho Alonso tuvo la oportunidad de representar el país más
allá de nuestras fronteras. Con su conjunto dio a conocer la obra y
ritmos de nuestros compositores más representativos en países de
Europa socialista y capitalista. En la exclusiva sala de conciertos
del famoso Conservatorio Chaikowski, de Moscú, ante un público
compuesto de personalidades musicales y políticas, con la actuación
de Pacho y sus Bocucos se produjo por primera vez en la historia de
dicha selecta sala la presentación de un grupo de música popular.
Ese mismo año representaron a Cuba en el Festival del periódico
L’HUmanité , en Francia, y un año más tarde en el Festival de
Radio Praga, Checoslovaquia, con el mismo éxito. |
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En los
carnavales habaneros de 1970 |
PACHO Y BONNE: DOS INNOVADORES
Contrariamente
a la opinión de algunos estudiosos que hablan de una crisis dentro de
nuestra música popular bailable durante la década del sesenta, la misma
se vio enriquecida entre otros aspectos por el aporte de un grupo de
compositores y músicos innovadores. Se crearon nuevos ritmos con el
nombre de mozambique, wawa, pa-ca, pilón, entre otros. Muchos de estos
ritmos llegaron a ser novedosos por el talento de sus creadores e
intérpretes, por la incorporación y utilización en ellos de ciertos
giros y elementos rítmicos de manifestaciones musicales de valores
permanentes como la conga, el son, la guaracha, el mambo, la rumba, y el
masón (de origen haitiano) y en algunos casos del merengue dominicano,
el joropo venezolano y la samba brasileña, que situados en formas y
combinaciones tímbricas y temporales, producían un efecto, rítmico
nuevo. En realidad, todas estas modalidades musicales bailables
tuvieron un carácter pasajero pero en su memento cumplieron sus
objetivos fundamentales en el gusto de nuestro pueblo. En esta etapa de
renovación Pacho Alonso y el excelente compositor y percusionista
oriental Enrique Bonne tuvieron una destacada participación. Los dos,
profundos conocedores de las costumbres y por supuesto de la música de
su provincia y amigos desde la adolescencia, simbolizarían la plena
identidad entre compositor e intérprete. Entre los primeros hits
de Pacho. Yo no quiero piedras en mi camin, Se tambalea, Que
me digan feo, y A cualquiera se le muere un tío, los nombres
de Pacho Alonso y Enrique Bonne se clasificarán como un hecho artístico
producto de una simbiosis de originalidad y homogeneidad musical.
En 1964, el
maestro Bonne le propuso a Pacho la idea de un nuevo ritmo, el cual él
denominó Ritmo Pilón. El mismo se nutría básicamente de los
elementos rítmicos, melódicos y tímbricos extraídos del órgano oriental
y del golpe y movimiento incesante del cuerpo (como si bailara), que
hacen los campesinos en las montañas orientales cuando descascaran y
muelen o aplastan el café ya tostado en el pilón, especie de gran
mortero hecho de un tronco de árbol ahuecado. Desde los primeros
momentos el ritmo prendió entre los integrantes de Los Bocucos, en
especial entre los músicos, Manuel Cobas Quenque (tumbadora), Miguel Ángel
Albear (paila), Ibrahín Ferrer (güiro y cantante) y Roberto Correa
(trompeta y clave), los cuales con sus toques y sugerencias acabaron de
perfilar el Ritmo Pilón, junto a los valiosísimos aportes en el
campo y el baile creados por el propio Pacho Alonso.
El primer
título grabado dentro de esta modalidad fue el Ritmo Pilón,
Baila José Ramón, lo cual por su aceptación en el público le
siguieron otros como, Rico Pilón, Se te cayó el dinero,
todos por supuesto de Enrique Bonne.
Basados en esta
experiencia obtenida, Pacho y Bonne posteriormente originan otros ritmos
como los llamados Simalé y el Upa-upa, que como el
Pilón, tuvieron momentos de esplendor hasta ir pasando poco a poco
de moda.
LA RENOVACION, Y DE NUEVO COMO EMISARIO DE NUESTROS RITMOS
En 1968, Pacho
Alonso formó un nuevo grupo. Los Pachucos, el cual se
caracterizaba por una sonoridad tímbrica más contemporánea al que Pacho
incorporó un repertorio nuevo. Con esta agrupación, el 19 de agosto de
ese mismo año ofreció un recital en el Palacio de Bellas Artes de La
Habana; allí el cantante hizo gala de su versatilidad cantando desde un
son montuno como El guayabero de Faustino Orama, hasta el nuevo
estilo de bolero muy de moda por aquellos años como los titulados.
Esta tarde vi llover y iNo!,
del mexicano Armando Manzanero; otras como Persistiré, y Como
pienso en Ti, de los cubanos Rubén Rodríguez y Roberto Puente, que
una vez grabados llegaron a ser nuevos éxitos de Pacho en todas
las emisoras del país.
En 1969,
Pacho y sus músicos fueron invitados por el mes de junio a la Feria
de Barcelona, en España, en la cual por su sobresaliente labor
artística y aceptación popular durante todos sus festejos le fue
otorgada la Medalla de Oro con el compromiso de volver a Barcelona
el siguiente año. En las dos oportunidades en que Pacho y su
grupo visitaron la Feria Internacional de Muestras de Barcelona,
aparte de sus presentaciones en el Pabellón Cubano fue contratado
para cantar en otros escenarios como el Club Larraine, restaurante
Tres Molinos, Night Club Tropicana y otros. Actuaron junto a
agrupaciones españolas muy conocidas por aquella época en nuestro
país como los nombrados, La Formula V, Los Javaloyas, Los Diablos,
Los Payos y cantantes famosos como Rafael, el argentino Luis Aguilé
y el mexicano Armando Manzanero. Ofreció recitales por la
televisión y la radio, y con el Simalé, nuevo ritmo incorporado por
Pacho a su conjunto, con el cual hubo tanta exaltación por parte de
los bailarines españoles que motivó que dejaran grabado en España,
para la firma Movieplay, un larga duración dedicado totalmente a
esta modalidad musical cubana.
En 1970,
Pacho Alonso junto a los más destacados de nuestros deportistas fue
invitado a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en
Panamá. Por su participación notable le fue otorgada la Medalla del
Pabellón panameño y a su vez, todos nuestros atletas se sintieron
estimulados por su música y apoyados por su dinámica que recordaba
su juventud y sus buenos tiempos de deportista. |
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Dos años más
tarde (1972) integró el espectáculo Directo de Cuba, en unión de la
cancionero Ela Calvo, Los Papines, y un grupo de bailarinas, los cuales
llevaron un ejemplo genuino de música cubana por países por países como
la Unión Soviética [hoy Rusia], Bulgaria, Rumania, Polonia, República
Democrática Alemana [hoy está unificada a la República Federal de
Alemania] y Checoslovaquia [hoy dividida en República Checa y República
Eslovaca o Eslovaquia]. A su regreso, fueron notorias sus actuaciones
en varias carrozas durante los paseos en los carnavales de esos años y
donde dio a conocer el Upa upa, otro nuevo ritmo, el cual como siempre,
fue recibido con satisfacción por nuestros bailadores.
EL FINAL EN PLENAS FACULTADES
En 1978, Pacho
Alonso y sus Pachuchos viajaron de nuevo a España, donde se presentaron
con el éxito acostumbrado en Zaragoza, Barcelona, La Coruña, Madrid,
Aragón, Huelva y Llogregat. De regreso a Cuba, centralizó el show a lo
Pacho Alonso, en el Cabaret Copa Room, del Hotel Havana Rivera, y
participó ese año en el Festival del Son. Ya por esa época, su hijo
Longino (Pachito) destacado pianista y orquestador [Director de
Orquesta], se había hecho cargo de la dirección musical de su conjunto.
Las innovaciones, arreglos e ideas renovadoras introducidas en su
conjunto por su joven hijo, de alguna manera favorecieron la línea de
trabajo del propio Pacho. Con su hijo grabó varios larga duración.
Entre ellos dos exclusivos, donde Pacho regresó al bolero y a la canción
y donde se mostró en plena facultades vocales e interpretativas. Un año
antes de fallecer de forma repentina, en la Ciudad de La Habana, un 28
de agosto de 1982, el Estado cubano le había otorgado a Pacho Alonso la
Medalla por la Cultura Nacional. De ese modo se le reconoció a nombre
de su pueblo sus grandes aportes a la música popular cubana y a su
alegría de vivir.
Nota: Este artículo fue
enviado por David Cantrell nuestro colaborador en Arizona e Israel
Sánchez-Coll lo transcribió del original para los lectores de Herencia Latina.
Derechos Reservados de Autor
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