Ha Muerto Pancho El "Bravo" "Eterno Director de Honor"
Pancho el "Bravo" al centro con la flauta de llaves francesa
Humilde y silencioso partió Pancho El Bravo 7 de agosto de 1928 en Pinar del Río - 19 de diciembre 2009 La Habana
El sábado 19 de diciembre partió, a los 81 años de edad, Pancho El Bravo. No tuvo velatorio, ni flores, tal lo quiso así Humilde y silencioso —como fueron los últimos años de su vida— el sábado 19 de diciembre a las 5.00 am, partió, a los 81 años de edad, Pancho El Bravo. No tuvo velatorio, ni flores, tal lo quiso así. La primicia de la fatal noticia fue ofrecida a este reportero, después del entierro, por la orquesta que perpetúa su nombre. Alberto Cruz Torres —su verdadero nombre—, nació el 7 de agosto de 1928 en Pinar del Río, en el seno de una familia pobre, la cual posteriormente se trasladó a vivir en La Habana. “En mi hogar se amaba y se cultivaba la música. Mi padre, llamado Tomás Cruz Martínez, era el clarinete principal de la Banda Municipal de Marianao”, tal rememoró en junio pasado, cuando nos posibilitó la que quizás fue su única y última entrevista que le hizo la prensa escrita, la cual fue publicada en la edición de Trabajadores correspondiente al 15 de junio de 2009. Por tal motivo, muy poca es la información biográfica que existe sobre este músico, que en 1942, con sólo 14 años de edad, fundó su primera orquesta, La Ritmo Juvenil, integrada por cuatro de sus doce hermanos, “de los cuales me quedan diez vivos”. Después, entre 1954 y 1959, integró la conocida orquesta de Neno González, donde se desempeñó como instrumentista flautista.
Pero la agrupación que lo lanzó definitivamente a la fama fue la que creó, ya con su seudónimo de Pancho El Bravo, el 21 de noviembre de 1959 en el Cabaret Tropicana, la cual irrumpió en los escenarios de La Habana a principios de los años 60 del pasado Siglo. “Estaba conformada por trece músicos —bajo, paila, flauta, piano, congas y tres violines— quienes se entregaban con mucho amor en cada pieza que tocaban”. Entre sus conciertos más memorables, Alberto recuerda los que realizaron para los combatientes internacionalistas en Angola. “Actuamos varias veces para ellos. Nunca olvidaré las extraordinarias muestras de admiración que nos profesaron”, aseguró entonces el enfermo anciano.
Integrantes de la actual Orquesta de Pancho El Bravo: Pablo Águila Peñalver (violín y director), Pedro González Gastesis (güiro y administrador), Jorge Piedra Delgado (flautista), Mohamed Alli Alberto Pérez Salas (cantante), Yesica Rizo Fernández (flautista), Leonor Govin Marín (bajista), Juan Antonio Cárdenas Madera (paila, fundador), Arsenio Martínez Mesa (tumbadora), Juan Miguel Arcaya González (cantante), Edilberto Cardoso Delgado (pianista), Juan Bolaño Pedroso (violín), Modesto L. Cerrutti Tabío (cantante), Luis Ramón Peñalver Gálvez (violín) y Carlos Luis Velázquez Pérez (técnico de audio). “Como preámbulo de esa década de vital importancia para el mundo que fue la de los sesenta, llega a Cuba la Revolución, dando un vuelco tremendo a la vida en la Isla. Con esta vida nueva salieron varias orquestas, como el conjunto Estrellas de Chocolate, que tenía como cantantes al “Chino” Lahera y a Arístides Valmaseda, el conjunto Musicuba, la famosa charanga sonera que creó Alberto Cruz, conocida como Pancho El Bravo y sus Candelas del Tira Tira, y Estrellas Cubanas…”, afirmó Tony Pinelli , en su bien documentado artículo titulado Las grandes voces del Son.
Pancho El Bravo descargando con su actual banda La orquesta de Pancho El Bravo, preferida por muchos bailadores que hoy peinan canas, alcanzó tres Discos de Oro, respectivamente obtenidos en 1959, 1990 y 1992. Ya a finales de la década de los 90, esta banda, perteneciente a la Empresa Benny Moré, fue en total declive. Su último reconocimiento institucional se produjo hace casi diez años, en ocasión del aniversario 40 de su fundación. En la preparación de la mencionada entrevista, pude corroborar que las nuevas generaciones desconocían totalmente a Pancho El Bravo, y mucho menos a su orquesta, en tanto, buena parte de los adultos, que ya lo eran durante los años en que sonaban sus éxitos, tampoco lo recordaban. Son pocos los que rememoraban imprecisos fragmentos de los números más difundidos por la orquesta, entre ellos Bótate Na' Ma' y Tira Tira Callejero, y algunos aseguraban que “desapareció milagrosamente” . Otros pensaban que Pancho El Bravo “se murió o se fue del país”.
“Nada de eso, aquí estoy, feliz de vivir en mi Patria, orgulloso de esta gran Revolución, con la cual también nació mi orquesta”, dijo en aquel encuentro, donde a pesar de su avanzada y fatal enfermedad en la próstata, denotaba buen ánimo y total lucidez mental. Pancho El Bravo llevó el estilo de su música a Europa, África y las Américas, y compartió escenarios internacionales con figuras como Oscar de León, Willy Rosario, Jerry Rivera… y otros muchos. Además, acompañó a reconocidos vocalistas coterráneos, entre ellos Lino Borges, Fernando Álvarez, Elena Burke, Pedrito Calvo, Omara Portuondo, María Antonieta, Mundito González….
Sin embargo, el otrora afamado músico bautizado por un locutor de los años 50 con el mote de Pancho el Bravo —en alusión al vigor con que ejecutaba sus instrumentos musicales— pasó los últimos años de su vida en una deteriorada casa de Centro Habana. Nos recibió, como si estuviera esperándonos para desahogar sus penas, entre ellas el olvido de las principales instituciones que “nunca más se interesaron por mí”, me dijo, mientras enrumbábamos en un auto hacia el local donde ensayaba su orquesta. “Estas cosas pasan. Sé que este no es el estilo de nuestra Revolución Socialista, pero mis últimos años de vida los estoy pasando en la mayor soledad”, tal me expresó en aquella entrevista el también flautista, compositor musical y autor de la letra de reconocidos éxitos de la música popular cubana. Pancho El Bravo no tuvo una ancianidad feliz. Aquella calurosa tarde del último verano, esta gloria de la cultura y la música cubana enfatizó: "Mi mayor anhelo no es vivir mejor, sino poder ver reanimada a mi orquesta, como en sus mejores años, para eso está en manos de Pablo Águila Peñalver, un buen músico con mucho conocimiento y experiencia en la dirección orquestal". “Hoy los escuché por vez primera gracias al periódico Trabajadores, que tan amablemente me fue a buscar en su carro y me trajo hasta aquí donde ellos ensayan. De otro modo, no hubiese podido”, aseguró. En la vivienda de Carlos Ruiz Vázquez Pérez (Charles), uno de los músicos que vive en la barriada de El Canal, en El Cerro, Pancho El Bravo cantó, bailó y hasta quiso tocar la flauta. Por suerte, y gracias al denodado interés de Pablo Águila y el grupo de músicos que le siguen, antes de morir, Pancho El Bravo pudo ver materializado su sueño. Su orquesta había resurgido. Sobre la agrupación, y evidentemente emocionado, me dijo: “Mire periodista, puedo asegurarle que tienen la misma sonoridad de aquella charanga-charanga que fundé hace 50 años. Entre ellos, para mayor orgullo, hay un músico que ha sido fiel a la Orquesta de Pancho El Bravo desde que se creó. El se llama Juan Antonio Cárdenas Madera. Pablo ha logrado revivir el estilo de nuestra agrupación, y así devolver a la cultura cubana el legado que dejamos en la música popular”. A través de un breve recorrido por cualquier buscador de internet se puede corroborar que en diferentes lugares del mundo, en la actualidad se comercializan los discos más conocidos de la orquesta en los años 60 y 70, entre ellos Bótate na' ma' y Pancho El Bravo y sus Tira Tira. Los álbumes, ofertados por tiendas y piratas de la venta de CD, en su casi totalidad han sido copiados de las producciones cubanas de acetato (LD y 45 rpm) del sello Caney, y se mercadean entre 10 y 20 dólares estadounidenses cada uno. Paradójicamente, esta gloria de la cultura cubana, posee decenas de sitios que promocionan en el ciberespacio sus discos. Ninguna de esas páginas de la web es cubana. De esas ganancias jamás este músico —que nunca supo qué cosa es “internet”— tuvo noticias. “Hace años tratamos de cobrar unos pesitos por derecho de autor, pero el injusto bloqueo de Estados Unidos y sus absurdas leyes no me permitieron acceder a ese dinerito que tan bien vendría”, me aseguró, casi en susurro, en aquella ocasión. Durante aquel reencuentro con su orquesta, casi diez años después, Pancho El Bravo, esperanzado, me dijo: “Será un regalo para la música cubana, para las nuevas generaciones que no pudieron disfrutar de nuestros conciertos bailables. Eso tenemos que celebrarlo en grande…” Pero Pancho Bravo no alcanzó el amanecer del sábado. La muerte fue en su busca, en la Cama 10, de la Sala A, del Hospital Clínico Quirúrgico Manuel Fajardo, en la capital. Allí, durante varios días, un equipo de reconocidos médicos, enfermeras y especialistas lucharon denodadamente, sin descanso ni reparos, por salvarle la vida…
El glorioso flautista de antaño: Pancho "El Bravo" Los actuales integrantes de su orquesta, quienes lo califican de Eterno Director de Honor, prometieron cumplir los anhelos de este hombre que, antes de concluir aquella memorable entrevista, me dijo: “No deje de decir que Pancho El Bravo nunca olvidará a su pueblo, y muy especialmente al de las provincias orientales, que fueron los que más reclamaron nuestra presencia”. El pueblo cubano, al que ofreció lo mejor de su arte y de su creación musical, tampoco te olvidará, Pancho El Bravo, siempre estarás en su recuerdo. Tu música volverá a enriquecer nuestra espiritualidad. Tú también renacerás en ella. Modifique el tamaño de los textos. Edición diciembre 2009-enero 2010
Herencia Latina deplora la muerte del maestro y se une al dolor de sus familiares en toda Cuba y sus fanático en el mundo
|