Astor Piazzolla ha sido para el tango un artista polémico y discutido. Fue, con sus golpes de genialidad, representativo de lo distinto, lo nuevo, la encarnación del cambio. Él mismo afirmaba, en una entrevista que le realizamos en el Teatro Pablo Tobón Uribe de Medellín, que se hablaba bastante de él porque un día se le ocurrió cambiar y que estuvo cambiando desde mediados de la década del cincuenta. Piazzolla se propuso transformar las pautas de la música de Buenos Aires y en esa tarea de constante renovación, de experimento cotidiano, elaboró una obra que para muchos ya no es tango. Para sus seguidores, todo lo que hizo tenía esencia tanguera. Sin embargo, aseguraba que lo suyo era el tango actualizado, “con música que es lo que le faltó toda la vida al tango”. “Mi música nace del tango. Yo di un concierto en el filarmónico de Nueva York y el crítico del New York Times dijo la cosa más linda que se pudo haber dicho sobre mi música: “lo importante de Piazzolla es que la base de su música es tango y arriba tiene música. Y no se parece a nadie porque es absolutamente Piazzolla”. Eso es lo que yo pretendo ser en la música. No alejarme, porque yo soy la ciudad de Buenos Aires cuando yo escribo música. Y cuando me presento en Berlín, París o New York la gente sabe que lo mío es una música que viene de un país que es Argentina”. Y hablando sobre su música conceptuó: “No pretendo que mi música sea fácil de entender. Sé que es difícil y cuando se llega a entender a Piazzolla pienso que ha hecho uno un gran esfuerzo y a mí me hace un gran bien, realmente... Mi música no es para hacer la digestión. Mi música es para sentarse en una platea y escuchar y meterse muchos problemas en la cabeza, porque se trata de una música que lo hace pensar a uno. Y mi experiencia me permite decir que la gente que sigue a Piazzolla es la gente que piensa. La música se siente o no se siente. La música de Piazzolla es para pensar, para ser feliz. Sólo la gente con sensibilidad recibe la emoción que hay en mi música. Mi música va dirigida a la gente que le gusta la música, nada más. Mi música es muy pensante, muy elaborada”. “Yo creo que nunca voy a ser mayoría. Yo creo que en ningún país del mundo es mayoría lo que es complicado, lo que es elaborado. Yo siempre voy cambiando ... Yo voy adelante y realmente le cuesta mucho trabajo al público seguirme. Los jóvenes están con Piazzolla ... Y están con Piazzolla, porque Piazzolla es excitante. Piazzolla es una música que no es solemne, es una música que tiene mucha fuerza, es dramática pero al mismo tiempo va para adelante, no se queda”. Piazzolla tocó en la orquesta que acompañó a Gardel en la película “El día que me quieras” y, además, apareció como actor, haciendo de canillita en un brevísimo papel. Así nos habló de su cantor preferido y por qué gustaba de él: “Yo conocí a Gardel en 1934, cuando yo tenía 13 años, y tuve el placer de acompañarlo casi durante un año. Estuve trabajando con él en la película “El día que me quieras”, en los discos y en las presentaciones del Teatro Campoamor de Nueva York. Una cosa muy poco conocida es que en 1935, cuando Gardel va a realizar su última gira por varios países de América, me invitó a participar en ella, pero mi padre no me dejó porque soy único hijo y, además, tampoco me permitía, la Unión de Músicos de Nueva York, trabajar a los 14 años. Gardel es un ídolo. Después de él ha salido mucha gente que ha cantado y canta, pero no tan bien como Gardel. Como digo yo: “Gardel debe ensayar de noche”, porque a medida que uno va escuchando los discos cada vez suenan más lindo... “Gardel canta cada día mejor” y no se le ha opuesto ninguno en el camino. La voz de él es impresionantemente linda. Los altos y bajos de él no los tiene nadie. Gardel cambia constantemente. El color de su voz, la manera de frasear, son realmente geniales, sin proponérselo. Un amigo mío me dijo una cosa muy graciosa: “¿Querés saber cómo uno es ídolo? Andá al cementerio: Gardel está lleno de flores y los demás no”. Piazzolla aportó a la música del tango los sonidos del jazz y de la música llamada clásica, con lo cual llevó el tango hasta sus límites, por lo que no fue entendido por la mayoría de los músicos del género. Astor Pantaleón Piazzolla nació en Mar del Plata el 11 de marzo de 1921. A los 4 años viajó con sus padres y se radicó en Nueva York. Era la época de la ley seca, en la que se obtenían grandes ganancias con la elaboración y venta clandestina de bebidas alcohólicas. La familia Piazzolla estuvo involucrada en ese tráfico por algún tiempo. Al cumplir 9 años su padre le regaló un bandoneón de segunda mano y, después de varios intentos fallidos en la música comienza a estudiar. Así ocurrió según sus palabras: “Yo aprendí a tocar bandoneón en Nueva York con Wilda, un maestro de piano. La música que aprendí a tocar inicialmente fue Bach, Brams, Schumann. Yo toqué en el bandoneón primero toda la música clásica y después toqué tango, cuando llegó Gardel a Nueva York. Así que toco bien el bandoneón porque tuve una buena formación clásica. Estudié como estudia un pianista... Para lo que sirve estudiar los clásicos es para depurar, para tener una mayor técnica y después llevar eso a la música popular”. En 1938, en Mar del Plata, descubrió una nueva manera de tocar el tango al escuchar en la radio a Elvino Vardaro. En 1939, estando en Buenos Aires, conoció a Aníbal Troilo y a varios músicos de su orquesta, entre los que se destacaba Hugo Baralis. Estando incorporado a la agrupación inició estudios con Alberto Ginastera, quien le enseñó composición, orquestación, armonía y teoría. Troilo le permitió escribir sus primeros arreglos orquestales y estuvo con él hasta 1944. A partir de ahí dirigió por dos años la orquesta de Francisco Fiorentino. Entre 1946 y 1949 se dedicó a dirigir su propia orquesta. De aquella época es su extraordinario trabajo como arreglador instrumental, para tangos clásicos como Orgullo criollo, La Rayuela, Todo corazón, Tierra querida, Chiclana, El Rápido, Taconeando, Inspiración, Quejas de bandoneón, El Pillete, Ahí va el dulce, De mi corazón, El Desbande, Se armó y Villeguita, tango dedicado al pianista argentino de jazz Enrique “El mono” Villegas, en el que la originalidad del arreglo aún hoy causa asombro. Los cantores fueron Aldo Campoamor, quien grabó inolvidables versiones de Tapera, Como abrazado a un rencor, Se fue sin decirme adiós, Tiernamente, El Milagro, Sólo se quiere una vez y Tu pálido final; Héctor Insúa quien grabó Pigmalión y Ojos tristes y una versión notable en acetato (no comercializada) de Carnaval; Fontán Luna con Cafetín de Buenos Aires y Félix Almagro, quien no alcanzó a grabar. Piazzolla no ciñó al tango instrumental sus propuestas. De 1945 data una importante versión de Noches largas, tango que escribió con Carlos Bahr. Y en 1947 realizó con Homero Expósito, Pigmalión, cantado por Héctor Insúa, el cual por sus grandes méritos musicales dió lugar a versiones sólo instrumentales. También creó con Expósito La misma pena, el cual grabó en 1953 con María de la Fuente. En 1948 hizo Se fue sin decirme adiós, con versos de Alfredo Roldán, y El cielo en las manos, con letra de Homero Cárpena. Con Juan Carlos Lamadrid hizo Rosa Río y Todo fue, los cuales marcaron la frontera hasta la cual se aventuró Piazzolla en materia de tangos con letra. Sus creaciones posteriores, con Horacio Ferrer, tomaron un curso más convencional y por momentos efectista, aunque más certero respecto a la aceptación del público. A partir de 1949 comenzó a ganarse la vida haciendo arreglos para Troilo, Basso, Alfredo Gobbi, Francini-Pontier. La veta definitiva la encuentra en 1950, cuando escribe Para lucirse. En la misma línea, Piazzolla dará a conocer en años sucesivos Prepárense, Contratiempo, Triunfal y Lo que vendrá. Por consejo de Ginastera presentó su “Sinfonía de Buenos Aires” al concurso Febian Sevitzky. En 1953 ganó el premio y la obra fue dirigida por el propio Sevitzky. El estreno provocó un escándalo por la inclusión de bandoneones en una presentación de música culta, lo cual para ciertas sensibilidades parecía inexplicable. Hastiado por la falta de oportunidades en Argentina, viajó a Francia y comenzó a estudiar con la musicóloga Nadia Boulanger. Ella fue quien lo convenció, después de escuchar su tango Triunfal, de que allí estaba su camino. En 1955 consiguió grabar con miembros de la Orquesta de la Opera de París y el pianista de jazz Martial Solal una serie de tangos, en los que se aprecia la belleza de la construcción musical: Nonino, Chau París, Tzigane Tango, Bandó, Prepárense, SVP, Imperial, Guardia nueva, Contrastes, Marrón y Azul, Río Sena, Luz y Sombra, Sens unique, Picasso, Estamos listos y Mi tentación. A su regreso de París forma el Octeto Buenos Aires, el cual alcanzó un gran nivel de creatividad. Este tipo de agrupación le fue inspirada por el Octeto de Gerry Mulligan, el cual vio en París en 1954. Carlos Kuri al hablar del Octeto Buenos Aires asegura: “Este es el punto exacto donde se inscribe el nacimiento del tango contemporáneo, punto de no retorno, inicio de la última mutación en el interior del tango...No ha de ser únicamente por la cantidad de elementos técnicos que se pone en la trama de sus arreglos: la politonalidad, la diversidad rítmica, variaciones bandoneonísticas en quintillo y seisillo de fusas; ninguno guarda el secreto que engendra una época, pero aquí comienza de una manera inexorable el antes y el después de Piazzolla...” En 1957 Piazzola con su conjunto de cuerdas grabó el LP “Tango en hi-fi”. Aquí la agrupación suena más avanzada que la anterior, en especial en sus nuevos tangos Tres minutos con la realidad, Tango del ángel y Melancólico Buenos Aires, con los cuales inició una nueva etapa creativa, que implicó una más profunda ruptura con la tradición del género. En 1959, actuando en el Club Flamboyán, falleció su padre. A esta época pertenece su obra Adiós Nonino. Sobre ella nos dijo: “Creo que lo más lindo, a mi juicio, que yo escribí, sentimentalmente hablando, fue un tema a raíz de mi estadía en Puerto Rico en 1959. Justamente al debutar en el Club Flamboyán se muere mi padre, en Mar del Plata, y yo compongo el tema “Adiós Nonino”. Ha sido de mis obras la que más gusta, la que más quiere la gente y la más popular. A fines de 1960 fundó su primer quinteto, con el cual logró sonoridades hasta ese entonces desconocidas. La primera grabación del conjunto se realizó en Montevideo y contiene la versión inicial de Adiós Nonino, una nueva versión de Triunfal y el debut de Héctor de Rosas con Por la vuelta y Nostalgias, siendo el cantor que mejor comprendió a Piazzolla. Este disco es una invalorable muestra del mejor tango, tomada en su momento límite, en el que había madurado una larga evolución. En 1963 Piazzolla organizó un Nuevo Octeto en el que la parte cantable siguió con Héctor de Rosas. En 1965 musicalizó varios poemas de Jorge Luis Borges. Como cantante participó Edmundo Rivero y como recitador Luis Medina Castro. Este trabajo es un hito inalcanzable de la creación ciudadana, en el que se destacan las obras El tango y Alguien le dice al tango. En 1967 grabó dos LP titulados La historia del tango, uno con temas de La Guardia vieja y el segundo con temas de La época romántica. En 1970, con su quinteto, llegaron al disco las cuatro estaciones: Verano porteño y Otoño porteño (ya registradas previamente) y se completa la serie con Invierno porteño y Primavera porteña. Después de disolver su quinteto, organizó el “Conjunto 9” que sería un quinteto reforzado por tres cuerdas (otro violín, viola y violoncello) y percusión. A esta agrupación la presentó como un ensamble que interpreta música contemporánea de la ciudad de Buenos Aires. Con éste grabó, a fines de 1971, obras de gran nivel y en 1972 realiza el segundo volumen, uno de los mayores logros de su discografía, el cual incluye Vardarito, tema con uno de los más importantes solos de violín del género, realizado por Antonio Agri con el Stradivarius del concertista Salvatore Accardo. A partir de 1973 realiza la música de varias películas. En septiembre de 1975 graba la Suite Troileana, la cual está compuesta de cuatro movimientos: Bandoneón, Zita, Whisky y Escolazo. En cada uno de ellos se perciben los afectos y predilecciones que tuvo Troilo. Sobre esta obra dice Piazzolla: “Esta Suite Troileana es como decir Gracias Pichuco por todo lo que me has dado, gracias por ser tu amigo, gracias por tu bandoneón. Tu amigo, el Gato Piazzolla. Mayo 1976”. En 1989 agregó un bandoneón a su agrupación, conformando así un sexteto. Con él grabó los CD “Tres minutos con la realidad”, “57 minutos con al realidad” y el encuentro en Amsterdam con Pugliese, en 1989, llamado Astor Piazzolla & Osvaldo Pugliese “Finally Together”, en el cual se destaca el puente que hace el pianista Gerardo Gandini entre “La Yumba” y “Adiós Nonino”, de corte sumamente moderno y original. El 4 de agosto de 1990, estando en París, una trombosis cerebral acabó con la carrera de Astor Piazzolla y el 4 de julio de 1992 falleció en Buenos Aires. FUENTES CONSULTADAS ASTARITA, Gaspar J. “Piazzolla del 46”. Grafer Editores, Chivilcoy (Provincia de Buenos Aires), diciembre 1987. AZZI, María Susana y Simon Collier. “Astor Piazzolla, su vida y su música”. Editorial El Ateneo. Buenos Aires, 2002. KURI, Carlos. “Piazzolla la música límite”. Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1992. LONDOÑO LOPEZ, Luciano. Entrevista a Piazzolla y archivos personales. LOPEZ RUIZ, Oscar. “Piazzolla, loco, loco, loco”. Ediciones de la Urraca, segunda edición, Buenos Aires, 1994. PIAZZOLLA, Astor. “A manera de memorias (Natalio Gorin, ordenador)”. Editorial Atlántida, primera edición, Buenos Aires, 1990. PIAZZOLLA, Diana. “Astor”. Emecé Editores, Buenos Aires, 1987. SPERATTI, Alberto. “Con Piazzolla”. Editorial Galerna, Buenos Aires, 1969.
(*) Luciano Londoño López es Académico Correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo y de la Academia Nacional del Tango (ambas de Buenos Aires, Argentina) y Asociado correspondiente de la Academia de Tango de la República Oriental de Uruguay. Ha dictado numerosas charlas en universidades y centros culturales. Sus investigaciones y entrevistas han sido publicadas en periódicos y revistas de Colombia, Venezuela, Puerto Rico, España, Estados Unidos, México, Argentina y Uruguay. Y sus trabajos han sido incluidos o citados en 26 libros de autores de diversos países americanos. OPINIONES SOBRE LUCIANO LONDOÑO: José Gobello, Presidente de la Academia Porteña del Lunfardo (de Buenos Aires-Argentina) dice en “El Colombiano” del domingo junio 20/1999, página 1-D, en su artículo titulado “ADN para Gardel”: “…, Luciano Londoño López, principal referente del tango en Colombia,…” Nelson Bayardo, en la dedicatoria de su obra “Carlos Gardel a la luz de la Historia” (página 7) dice: “A Luciano Londoño López (Colombia), en expreso reconocimiento a una trayectoria que lo ubica en el máximo nivel de expertos en música popular de las Américas”. Jorge Göttling, periodista estrella de CLARIN (de Buenos Aires-Argentina) opina lo siguiente sobre Luciano Londoño: TANGO, MELANCOLICO TESTIGO, de Jorge Göttling (Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1998). "Para fortuna del tango y de la historia, en los últimos años vieron la luz criteriosos trabajos, algunos en forma de libro, otros manifestados en folletos, obra de prolijos investigadores, con pulcritud de lenguaje y de intenciones y también motorizados simultáneamente por una clara actitud docente y por una fervorosa adhesión a la tanguitud. "Esta suerte de prólogo farragoso intentará acopiar algunas de las presiciones enumeradas por esos autores (José Gobello, Idea Vilariño, Horacio Ferrer, Horacio Salas, Luciano Londoño, para citar sólo a algunos) con un afán paralelo de homenaje al género y de reconocimiento intelectual a estos contemporáneos, en plena etapa creativa, indemnes e intactos en la búsqueda de la verdad". Y en CLARIN, de enero 17/2004, Jorge Göttling en su nota "Tango en Colombia. El santuario del ángel caído" expresó: “En la provincia de Antioquia, cuya capital es Medellín, el tango es materia viva, tiene presencia diaria y protagonistas que merecen ser conocidos. (…).
“Entre ellos se cuentan, en primer término, Luciano Londoño López, abogado, académico correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo y la Academia Nacional del Tango (de Buenos Aires-Argentina). Ha realizado selecciones y notas para discos; durante seis años dirigió el programa Club de Tango en la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia. Ha realizado programas especiales para las cadenas radiales colombianas Caracol, RCN, Radionet y Todelar, FM Federal y Radio Lavalleja (Uruguay) y la Emisora Cultural de la Cámara de Comercio de Medellín. Realizó programas de televisión para Teleantioquia y Veracruz TV Cable. Londoño López también dictó múltiples charlas en universidades y centros culturales. Sus trabajos y entrevistas han sido publicados en periódicos y revistas de Colombia, Venezuela, Puerto Rico, España, Estados Unidos, México, Argentina y Uruguay. Y sus trabajos han sido incluidos o citados en 25 libros de autores de diversos países americanos". Luciano Londoño opina sobre programas de tango en Medellín: En el periódico EL COLOMBIANO de agosto 28/2000, página 4-D, Sección Cultura, aparece publicada una nota titulada “El género rioplatense poco se escucha en Medellín. Del tango, sólo la fama”. Por Juan Carlos Mazo. En la misma se dice: “El Consejo de Medellín declaró el tango como patrimonio artístico de la ciudad. Sin embargo, esa música, una de las más importantes del mundo, aquí se quedó atrás. Debate. “Un fenómeno extraño ocurre entre las montañas de Medellín. Es como si por ese encerramiento no pudiera entrar o salir mucha música que se quedó anclada en su tiempo. Por ejemplo, la salsa de los 70, la música andina de los 50 y el tango de los 30. “Por eso es curioso ver que el tango fuera declarado recientemente patrimonio artístico de Medellín, cuando de la escena tanguera sólo queda el recuerdo, uno que otro trabajador en pro de la música y algunos sitios que hablan del auge que tuvo en otro tiempo. (…) “ANALFABETISMO TANGUERO. Otra posición es la de Luciano Londoño, investigador del tango, miembro de la Academia Porteña del Lunfardo, de Buenos Aires, y quien opina que “salvo los programas de Rodrigo Pareja y Rodrigo Agudelo, a los demás difusores del tango en nuestro medio, con Hernán Caro a la cabeza, les ha faltado conocimiento del tema y criterio histórico. Las audiciones de radio que realizan, llenas de analfabetismo tanguero, son programas cómico-musicales. Las estancadas y poco variadas programaciones de Lps y Cds han perjudicado al tango en nuestro medio y han logrado la paradoja de que, mientras el tango está en boga en todo el mundo, en Medellín ha decaído en el gusto popular. Con tristeza debo admitir que el tango no hace parte ya de la cultura popular de Medellín”.
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