Dick  “Ricardo”  Sugar: Salsero de Salseros

 

 

Dick  “Ricardo”  Sugar

Foto tomada del libro: Salsiology

 

 

 

El siguiente material corresponde al capítulo décimo del libro Salsiology, escrito por el desaparecido profesor universitario e investigador musical Vernon Boggs. Se trata de una entrevista realizada al famoso hombre de radio Dick «Ricardo» Sugar, quien desde 1944 estuvo desarrollando un intenso trabajo de promoción para la música latina en la ciudad de Nueva York.   Como tal, logró acumular no sólo una gran experiencia, sino también conformar durante toda su vida en la radio una inmensa y riquísima discoteca cuyo final adquirió un giro inesperado.

Grandes interrogantes, como cuáles fueron las razones para que durante los años 40s y 50s se cultivara una gran audiencia de judíos e italianos para la música latina, pueden encontrar una respuesta satisfactoria en esta entrevista. Por eso la incluimos en esta edición, con el fin de que no se diluya con el tiempo toda esta valiosa información aquí consignada.

 

Sólo nos resta recomendar que su lectura se haga con mucho detenimiento, para que no se pierda ningún detalle de la misma. (H. L.)

 

 

Por Vernon W.  Boggs

Tomado del libro: Salsiology

Afrocuban Music and the Evolution

of Salsa in Newy York City

 

Entrevistador: Me gustaría comenzar desde el momento en que usted se envolvió en la música y entonces, si puede, cronológicamente contarme su historia.

 

Dick “Ricardo” Sugar (DRS). En 1944 ó 1945, no estoy claro exactamente de qué año específico era, comencé a trabajar para WEVD que, en ese entonces, era una estación de AM/FM, una estación de lenguas extranjeras. En esa época La Guardia era el mayor aeropuerto de la ciudad de Nueva York y abrió las puertas de la ciudad al pueblo de Puerto Rico para que sus ciudadanos vinieran aquí a vivir y trabajar o labrarse un mejor futuro. Obviamente, cuando llegaron aquí, muchos de ellos querían tocar y escuchar su propia música y tener sus propios programas en el aire, muchos de los mismos que habían disfrutado en su Puerto Rico natal. En consecuencia, habían traído programación de música hispana a WEVD. En ese tiempo yo era el jefe de operaciones y por eso me tocó tratar con ellos su programación, ayudarlos a conseguir su música, clarificar sus manuscritos y, así en adelante, además de colocar sus programas en el aire, llegué a estar enamorado de su música. Continué escuchándolos y llegué a envolverme más con la música de Puerto Rico, en la misma medida en que hacían sus programas semanales o diarios, tanto que entendía que esta música estaba siendo tocada por un “disk jockey” americano, ya que no había programas de música latina hechos por disk jockeys americanos, eso sería muy, muy exitoso. Sobre esta base, fui a donde el director de la estación y le pregunté si era posible que yo hiciera un show de “disk jockey” latino al aire en inglés. Pero él enseguida lo rechazó. Para hacer esta larga historia corta, lo estuve molestando por casi un año hasta que finalmente accedió a darme una hora una vez a la semana para tocar música latina en inglés, con el compromiso de que saldría a venderlo y a conseguir patrocinadores para el mismo. Ese es el comienzo del programa que llamé, en ese tiempo, «Tico Tico Time» (el tiempo de Tico Tico). De hecho, le hacía un reconocimiento a los Discos Tico, ya que ellos eran la única compañía de discos latinoamericanos en Nueva York  que estaban grabando bandas como Tito Rodríguez, Tito Puente, Machito y Joe Loco —quienes fueron realmente los primeros en este negocio. Yo tocaba los discos y destacándolos comencé a construir una audiencia, incluso, pensaba lo infructuoso que era estar solamente una vez a la semana. Entonces salí y conseguí realmente dos patrocinadores para el programa. Yo estaba bien sorprendido.

Pensaba más en la estación que en lo que realmente nos dedicábamos a buscar un par de patrocinadores. Pero de una hora, pasamos en los  4 ó 5 años siguientes, a media hora diaria y, más tarde, a una hora todos los días. Ya cerca de 1952, yo quería que la estación me cediera el horario al comienzo de las noches, porque sentía que estaba perdiendo un gran segmento de la población que iba a trabajar y no podía escuchar el show de América Latina. Los dueños no aceptaron y entonces salí en la búsqueda de otra estación. Encontré WAAT, que era entonces una estación de la banda AM, y el canal 13, ellos accedieron a darme el espacio por las noches entre las 8:00 y las 9:00 pm, pero con una condición, si yo traía mis propios patrocinadores, el paquete del show y me convertía en su propietario y/o productor. De manera que acepté el desafió.  Abrí una agencia de anuncios, produje el show, traje mis patrocinadores y, desde luego, salí en el horario de las noches por WAAT. Naturalmente, WEVD me despidió inmediatamente. Y yo no objeté nada, salí por mi propia voluntad. Y desde que comencé en la estación WAAT, estuve en el aire todas las noches desde las 8:00 hasta las 9:00 pm, alcanzando luego el horario de 8:00 a 10:00 pm y posteriormente de 8:00 a 11:00 pm.  De esta manera y a través de todos esos años, fui el primero que construyó las bandas, la música, la audiencia y los patrocinadores. Estoy tratando de clarificar las fechas —como tú sabes— la música misma y la audiencia llegaron a ser tan interesantes que cambiaron, principalmente desde los hispanos parlantes que querían aprender inglés, hasta llegar a construir una extensa y muy popular música bailable dentro de un grueso grupo de judíos e italianos que llegaron a ser mi más grande audiencia. Así yo consolidé una franja de audiencia hispana, una franja de audiencia judía y una audiencia de italianos, que los mismos querían tocar y escuchar música, bailarla e ir a varios clubes donde presentaban actuaciones con este tipo de entretenimiento. Durante todos estos años nosotros construimos y construimos hasta llegar a ser un grandísimo programa. Claro está, después de estar en el aire por cerca de —yo diría— 20 años. Symphony Sid, quien estuvo justamente todo ese tiempo como “disk jockey” de jazz, analizó que yo lo estaba haciendo muy bien y que él debería también hacer lo mismo. Así comenzó a tocar música latina en su programa nocturno, desde la media noche hasta las 5 de la mañana. Nosotros éramos “enemigos” amigablemente hasta que finalmente decidimos que debíamos trabajar juntos y así comenzamos a hacer las cosas juntos. Es una muy bella tradición histórica. Desde luego, la mayoría de las bandas que vinieron junto con esos años, y que fueron una legión, yo fui el responsable de su promoción, de construir sus discos, de hacerlas populares y demás cosas.

 

   

El primero desde la izq. es Federico Pagani, al centro Tito Rodríguez y a su lado el Sr. Maxwell Hyman  propietario del Palladium, entre otros.

Foto Tomado del libro: Salsiology

 

 

Entrevistador: ¿Me puede mencionar algunas de aquellas bandas?

 

DRS: Bueno, veamos. Estaba Joe Cuba y estaban Los Hermanos Lebrón. Estaba — ¡Oh Dios! ¡había muchas!—, desafortunadamente, en estos momentos muchas de ellas, no las recuerdo. Pero, desde luego,  siempre encabezando estaban Tito Rodríguez, Tito Puente y Machito.  Desafortunadamente, Tito Rodríguez tuvo una muerte inesperada en los finales de los 60s, si recuerdo perfectamente que dejó un vacío  tan profundo como el interés por su música. Pero había otros que llegaron con ello, Eddie Palmieri, Charlie Palmieri, ¡Oh! ¡Estimado! Como te dije, deseo y podría recordarlos todos, pero realmente no puedo. No puedo recordarlos.

 

Entrevistador: ¿Tuvo alguna relación con El Palladium?

 

DRS: ¡Oh sí! Por supuesto.

 

Entrevistador: ¿Podría contarme algo sobre su relación con él?

 

DRS: Bueno, naturalmente. Yo anunciaba al Palladium en mis transmisiones porque era considerado la Casa de la Música Latina en los años 50s y 60s, de manera que ellos me correspondían siendo también un patrocinador de mi show de radio. Además, yo acostumbraba ser el maestro de ceremonias en sus show, hacía apariciones personales y cultivé una gran relación de amistad con su propietario que era el Sr. Maxwell Hyman, hasta el tiempo en que El Palladium dejó de operar. No obstante, nosotros continuamos con nuestra relación en mis transmisiones.

 

Entrevistador: Ahora, ¿me puede decir sobre la fecha? Estoy tratando de precisar la fecha en que El Palladium dejó de existir.

 

DRS: Probablemente en los comienzos de los 70s. Yo pensaría —yo pensaría en el 71 por ahí cerca.  Otra vez mi memoria me falla. Tendría que regresar a mis discos para realmente chequear. Pero pienso que fue por el 71 o cerca.

 

Entrevistador: Muy bien.  La razón por la que le estoy haciendo esta pregunta es que me parecía, yo pensaba que había sido, aproximadamente, 1965 ó 66.

 

DRS: ¿Qué se terminó?

 

Entrevistador: Que se terminó. Recuerdo que perdió la licencia de licores.

 

DRS: Tú puedes estar en lo cierto. Podría haber sido tan temprano como eso. Yo sé, permanecí en el aire —con mi programa que llegó a ser El Show De Dick “Ricardo” Sugar y probablemente fue en 1957— hasta 1972. Para ese tiempo sentía que la música latina había cambiado drásticamente, fue a finales de los años 60s y comienzos de los 70s que la música rock llegó a ser la gran sensación y acaparó todo; contribuyendo además de que muchas de las compañías de disco estaban introduciéndole un sonido de rock a la música latina, lo cual, intensamente, no me gustaba. Yo disfrutaba el sonido puro latino que salía de Puerto Rico, República Dominicana o Cuba y esos eran los sonidos que yo disfrutaba y, desde luego, aquellas eran las bandas y la música que yo quería tocar. Yo no quería tocar una banda que estuviera interpretando mitad latino y mitad rock. Así es que, comencé a sentir que la música ya no se acomodaba más a mis gustos. Traté de permanecer con la otra música —la que me gustaba—, pero las compañías de discos sacaban cosas que estaban vendiendo y, naturalmente, había más “Latin Rock”, como lo llamaban. Estaba el Boogaloo y sonidos como ese que, precisamente, no me importaba y, al mismo tiempo, sentía que me estaba poniendo más viejo.  Entonces, era el tiempo justo para retirarme mientras todavía conservaba un nombre y una legítima reputación.

 

Entrevistador: ¿Tuvo que comprar los discos con sus propios recursos?

 

DRS: No, oh, no. No todos.  Las compañías de discos eran las que más felices contribuían, porque muchas de ellas me daban los discos y yo los tocaba junto con algunas de las otras estaciones hispanas. Nosotros hacíamos éxitos de ellos porque si nos gustaba lo suficiente, entonces hacíamos que a la audiencia también les gustara y los tocábamos suficiente para que los mismos fueran éxitos. Pero no, yo nunca compré algunos de mis discos.

 

Entrevistador: Hmm, porque parece ser una de las mayores polémicas. Un número de “disk jokeys” que tocan música popular o salsa, si usted…

 

DRS: Usted quiere decir, ¿hoy?

 

Entrevistador: Si, hoy ellos argumentan que hay problemas con los distribuidores que envían material a algunos “disk jokeys” y no lo envían a otros.

 

DRS: No. Yo nunca tuve ese problema. El único problema que teníamos y existía, desde luego, en un vasto número de “disk jokeys” entre las estaciones hispanas, yo mismo y Sid, era: ¿quién conseguía el disco primero? ¿Quién era el primero en estrenarlo? Ese fue el único problema. Pero todos los teníamos. Si ellos me lo llevaban a mí y yo salía al aire a las 8:00 en punto, también se lo llevaban a Sid y el salía con su programa a las 12:00. Entonces se ponía triste (Sid) porque yo lo estrenaba. Ese era el único problema. Ellos nos suministraban con todos los discos. De hecho, nosotros conseguíamos discos para regalárselos a la audiencia y/o teníamos competencias y eso les gustaba.

 

Entrevistador: Ya veo. ¿Tuvo usted alguna relación con Killer Joe Piro?

 

DRS: Sí, desde luego. Joe fue el maestro de ceremonia del Palladium y mantuvimos una relación amistosa. Yo lo tuve en mis programas muchas veces y entrevistábamos a las personas. Yo promovía El Palladium y en consecuencia su nombre.

 

Entrevistador: ¿Habían otros lugares que usted promovía?

 

DRS: ¡Oh, Dios mío! Fueron una legión. Había muchísimos clubes pequeños y también de grandes bailes. Había —¡Oh! numerosos, numerosos clubes en los cinco condados y, desde luego, no recuerdo la mayoría de sus nombres. Pero había una cantidad de pequeños clubes latinos que abrían y tocaban música latina durante el fin de semana, los viernes, sábados y domingos. Y nosotros los promovíamos en nuestro programa.   

 

Entrevistador: ¿Usted piensa que era absolutamente necesario tener un “disk jockey” de habla inglesa para tocar la música en la radio con el fin de que las personas la disfrutaran? ¿Usted ha pensado que su popularidad hubiera podido crecer de otra manera?

 

DRS: De ningún modo. Porque, asumamos que las personas disfrutaban del sonido de la música. Ellos perderían el sabor de lo que había que decir sobre los artistas, lo que había que decir acerca de la música, los antecedentes, dónde podían ir a disfrutarla o verla, si no conversaban en español. Ellos —la audiencia— eran nacidos americanos. Ellos querían escuchar a alguien que pudiera decirles todas esas cosas en inglés. En otras palabras. Tú, realmente, los amarrarías juntos. Sería como mirar TV con el sonido apagado. Estarían escuchando los programas hispanos y disfrutarían la música, pero eso sería todo lo que ellos disfrutarían. En cambio, un “disk jockey” americano les daría la oportunidad de ser parte de la música. Esto fue lo que trajo a esa audiencia americana al Palladium, esto fue lo que los trajo a los clubes y entonces, desde luego, todos (los disk jockey) haríamos apariciones y ellos querían venir a encontrarnos. Yo pienso que contribuimos bastante. De otra forma, permanecería en su mayoría una audiencia hispana o una lengua extranjera un tanto programando.

 

Entrevistador: Ya veo. ¿Usted piensa que su trabajo en promover la música ha sido apreciado? ¿Usted piensa que ha sido olvidado?

 

DRS: No, yo prefiero pensar que he sido apreciado. Y te diré porqué. En estos días, donde quiera que yo voy me encuentro con personas, y esto ocurre desde Nueva York por toda la costa Este hasta tan lejos como la Florida, quienes todavía están en sus 40s, incluso sus primeros 50s, y cuando ellos oyen mi nombre dicen: «Yo escuchaba a un “disk jockey” llamado Dick “Ricardo” Sugar. ¿Tú tienes alguna conexión con él?». Y, desde luego, cuando yo les digo: «Sí, ese soy yo» se quedan completamente impresionados y tan felices de haber sido parte de mi audiencia. En aquellos días ellos iban a la escuela y escuchaban la música. Ellos crecieron con la música.

 

Entrevistador: Muy bien. ¿Usted piensa que la música, el “disk jockey” o la industria a cambiado hoy como opuesta a lo que fue?

 

DRS: Ciertamente

 

Entrevistador: ¿En qué sentido?

 

DRS: Bueno. Yo no pienso que las compañías de discos son tan numerosas. Yo pienso que la mayoría de ellas han caído por el borde del camino porque la música ha sido eclipsada por otras músicas. Yo pienso que la primera generación, la segunda generación de latinos en este país, quienes me escuchaban, incluso la tercera generación han crecido y se han ido a otras cosas. A las personas jóvenes de hoy no se le expone a esta clase de música, realmente del todo, excepto en una muy pequeña escala y pienso que ellos están más en un nuevo tipo de música  de la cual, como usted sabe, hay muchas variedades, no sólo rock sino sonido disco. La música ha evolucionado. Yo pienso que la rueda ha girado y lo que era, lo que es hoy, no tiene esa gran influencia de las personas de los países latinos  dentro de los Estados Unidos, la que necesita tener para esa clase de programación. Aquellos que están aquí y todavía hablan español, escuchan las estaciones hispanas. Pero las generaciones más jóvenes, la mayor parte, están escuchando las estaciones americanas. Ellos nacieron, se levantaron y fueron al colegio aquí, de manera que piensan en términos de importarles más la cultura de los Estados Unidos que la de Puerto Rico, República Dominicana  o Cuba o de cualquier lugar donde tienen sus raíces.

 

Entrevistador: ¿Usted todavía escucha la música?

 

DRS: Yo la toco de tiempo en tiempo para mi propio placer en casa, pero no la escucho porque, francamente, no tengo el tiempo. Está demasiado dispersa en la banda radial, si tuviera una base continua yo podría poner las estaciones, pero he alcanzado una edad donde estoy más interesado en un show hablado que en un programa musical.

 

Entrevistador: ¿Qué hizo usted con su vasta colección de discos? Porque en ella y de ella misma hay una fuente de historia

 

DRS: Sí, lo es. Yo la vendí a un joven latino que me pedía —como de hecho estuvo sobre mí por más de un año— rogándome que se la vendiera. Él quería hacer un programa y quería mantener esa música en el aire. Yo le vendí toda mi discoteca ¿y qué pasó? Realmente no sé.

 

Entrevistador: Sería el muchacho de WBAI ¿Nando Alvaricci?

 

DRS: Ese sería el hombre. Nando. Él todavía me debe dinero, de hecho todavía debe mi dinero —continua sin pagarme.

 

Entrevistador: (Risas), Bueno, esto es fantástico. Supongo que usted está ocupado para continuar, pero ha sido grato hablar con usted sobre estos recuerdos.

 

DRS: Gracias a usted y espero haber aportado alguna luz sobre algunas de las cosas que, quizás, usted no tenía claro.

 

Entrevistador: Eso esperamos. Veamos lo que el  lector dice.

 

DRS: Ciertamente espero que sea exitoso y se mantenga en contacto porque me gustaría ver lo que progresa su gestión y me gustaría ver el libro.

 

Entrevistador: Muchísimas gracias

 

DRS: Gracias y hasta pronto.

 

 

 

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