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Graciela Pérez, Carlos Patato Valdés y amigos(as), disfrutan de un nostálgico momento en la celebración del cumpleaños número 82 de Candido Camero. Birdland de NYC. Foto de Martin Cohen.
Muere Graciela Pérez
Por José Acosta Diario La Prensa de Nueva York.
NUEVA YORK — El mundo de la música está de luto. Graciela Pérez, la Reina del Jazz Afro-cubano, falleció la madrugada de ayer 7 de abril del año en curso, en el hospital Cornell de Manhattan. Tenía hasta ese momento 94 años de edad.
Mappy Torres, su amiga y secretaria personal, quien estuvo con ella a la hora de su muerte, reveló que Graciela murió muy tranquila, sin dolores, con el instrumento musical que tocó toda su vida: las claves.
“Y protegió hasta el último minuto su garganta, no permitiendo que le colocaran tubos para ayudarla a respirar. Tampoco permitió que le hicieran diálisis”, informó Torres.
Graciela también pidió que no la lloraran, que su cuerpo fuera cremado y que se hiciera en su honor una gran celebración, la cual se realizará a fin de mes en la Iglesia del Jazz, localizada en la calle 53 y la avenida Lexington, en Manhattan.
“Graciela fue la más versátil y la más completa de las cantantes cubanas. Recorrió todos los géneros: el bolero, la guaracha, el jazz, el son...”, dijo Torres. “Ella nunca se casó, no tuvo hijos pero tuvo muchos ahijados y ayudó a mucha gente”, agregó.
Graciela Pérez era la hermana menor de Machito (Frank Grillo) y llegó a Nueva York en 1942 después de haber estado durante cinco años en la Orquesta Anacaona de Cuba. Graciela participó en la banda por más de veinte años como una de las vocalistas principales, convirtiéndose en la artista femenina más importante de la era del mambo, por lo cual fue ingresada al New York’s International Latin Music Hall of Fame (ILMHF).
Iván Acosta, de Latin Jazz USA, productor del documental “Cándido Manos de Fuego”, donde la artista aparece junto al percusionista Cándido Camero, dijo que la música perdió a una de las pioneras del género.
Graciela fue la primera mujer latina en ser reconocida en EE.UU. como cantante de una orquesta de jazz”, dijo Acosta. “Se distinguió por sus brillantes actuaciones con las orquestas de su cuñado, Mario Bauza, el pionero del jazz latino, y la de su hermano, Machito”.
En 2006, en el club de jazz Birdland de Manhattan, su organización le concedió el Latin Jazz USA Chico O'Farrill Lifetime Achievement Award, un reconocimiento que por 20 años hemos estado concediendo a luminarias del jazz latino, entre ellos Tito Puente.
Pese a su mal estado de salud, Graciela nunca dejó de cantar. Acosta dijo que la última vez que la vio con el micrófono fue en el Birdland, en octubre de 2009, en el aniversario de Chico O'Farrill. Graciela cantó varios boleros en su silla de ruedas.
“La recordaré como una mujer con buen sentido del humor, una actitud muy positiva ante la vida, y una sonrisa de labio a labio”, mencionó el productor de jazz latino.
Otro que estaba muy apenado ayer por la muerte de Graciela era el percusionista Cándido Camero, de 88 años, quien tocó con Graciela en la orquesta de Mario Bauza y Machito en los 40.
“Ella fue muy querida y admirada por todos en el mundo entero. Es una gran pérdida. La vamos a extrañar mucho”, expresó Camero, quien conoció a Graciela en el Cabaret La Conga, en 1946, y desde entonces fueron buenos amigos. Con Camero, precisamente, Graciela hizo su última grabación, “Cándido & Graciela, Inolvidable”, la cual fue nominada a un Premio Grammy por mejor álbum de música tropical, en 2005.
Bobby Sanabria, quien fue baterista de la orquesta de Mario Bauza y grabó tres discos con Graciela, aseguró que con la muerte de la artista se perdió a una de las mejores intérpretes de la música afro-cubana
“Ella fue la pionera, antes de Celia Cruz, que la Lupe. Ella fue la que abrió las puertas a las cantantes que llegarían después”, mencionó Sanabria.
“Yo no canto sólo para cantar”, afirmó cuando cumplió 90 años a los medios. “Hay que dar un tiempo de la canción para entender y expresar su letra también. Hoy en día eso no sucede. Además, usted no necesita una gran voz tampoco. Mira a Nat King Cole. Se convirtió en un gran cantante porque expresó sus canciones, no con gritos, sino por cantar como si estuviera teniendo una conversación”, agregó.
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